Increíble, un palacio sobre ruedas dentro de un auto de época. Como un Taj Mahal concebido por la mente de un hombre enamorado, el señor Clarence Gasque, con mucho dinero y más amor compró, en 1926, a la compañía británica automotriz Rolls-Royce un chasis y un tren de rodaje, contrató a los mejores diseñadores y artesanos para personalizar el auto que quería obsequiarle a su esposa y ¡voila!, manos a la obra: 10 meses después estaba listo el Fantasma del amor. Más que una demostración de amor a su bien amada Gloria (Maude), este auto es la Francia del siglo XVIII que a ambos le apasionaba.

John Barnett recibió el encargo, se inspiró, mientras visitaba el Victoria and Albert Museum en una silla de María Antonieta, y echó a volar su ingenio con el beneplácito del dueño que no le preocupaba el presupuesto que alcanzó 6 500 £.

Su parte trasera es una obra de arte, los querubines nos miran desde el techo, cornisas talladas y doradas, cortinas, asientos laterales plegables tapizados con ilustraciones del período Rococó y del barroco tardío asoman por doquier. Sus maderas talladas y pulidas son exquisitas, sus alfombras de lo mejor que hay, armario para bebidas y hasta para el pecaminoso chocolate; un reloj francés de bronce dorado, vajillas de porcelana con adornos florales y hasta un falso escudo de armas, símbolo de la familia Gasque se enseñorea del auto.

El majestuoso Rolls-Royce Phantom sigue impactando, no solo por su belleza, sino por los precios exorbitantes que alcanza cada vez que cambia de dueños, si en su época se pagó una cifra escandalosa por su personalización, en el 2016 fue subastado por 800 000 €.

Desde su asiento, Maude picarona nos mira mientras conversa con María Antonieta.


Rolls-Royce Phantom, the Ghost of Love

One of the Rolls-Royce Phantom manufactured between 1926 and 1931, baptized as the Phantom of Love, has been the most beautiful and luxurious for nine decades.
This incredible car is a palace on wheels inside a vintage car. Like a Taj Mahal conceived by the mind of a man in love, Mr. Clarence Gasque, money to burn and a lot of love, bought in 1926 a Rolls-Royce chassis and a train, and eventually hired the best designers and craftsmen to customize the car he wanted to give to his wife. The majestic Rolls-Royce Phantom continues to awe, not only for its beauty but also for the exorbitant prices it reaches every time it changes hands. A scandalous figure was paid for its customization back in the day. In 2016, it sold under the gavel for 800,000 €.