Oldsmobile de 1949 a 1953La Generación Nascar
Con una potencia que superaba a sus rivales, esta generación de autos Oldsmobile dejó impresas sus huellas en las pistas de carreras de la época y remontó posiciones dentro del mercado automotor de entonces.
Oldsmobile, luego de trabajar por años en su desarrollo, presentó en 1949 sus nuevos modelos posteriores a la Segunda Guerra Mundial (S.G.M.). Eran autos dotados de mejoras en todos los aspectos e introduciendo conceptos innovadores en varios sistemas. Sin embargo, el protagonista y responsable de catapultar la marca a los primeros planos fue el imponente motor Rocket V8. Este motor era un desarrollo completamente nuevo dentro de GM y otras divisiones tendrían que esperar varios años (Buick hasta 1954 y Chevrolet a 1955) para ofrecer uno en sus modelos. Con una cilindrada de 303.7 pulgadas cúbicas de desplazamiento, ofrecía 135 hp a 3 600 rpm, lo cual era suficiente para llevar al Olds 88 sedán de 0 a 60 m/h. (96 Km/h) en 12,2 segundos y hacer 19,9 segundos en el cuarto de milla. Esto hacía de los Oldsmobile unos autos bien «calientes» para la época, y lo demostraron con sucesivas victorias en diferentes circuitos. El diseño compartía la tendencia de entonces dentro de General Motors de incorporar elementos de aviación, impulsada por el zar del diseño en la corporación Harley Earl y el atrevido Franklin Q. Hershey. Con las entradas de aire colocadas bajo los faros delanteros, al estilo de los cazas Loockeed P-38 de la fuerza aérea -recordar las famosas aletas traseras del Cadillac 1948 inspiradas en la misma aeronave-, los nuevos modelos tenían todo lo necesario para impactar el mercado. Y lo hicieron, estableciendo un record de ventas para Oldsmobile de 288 310 automóviles. Ese año Oldsmobile produjo por vez primera un coupé de techo duro, siendo estos verdaderamente los primeros en la industria sin columna y con ventanilla trasera envolvente. Es aquí donde nace la Serie 88, resultado de montar en los nuevos y ligeros chasis de la Serie Futuramic 76 el nuevo motor Rocket V8 de la Serie 98. Una combinación explosiva que llevaría a estos autos a los primeros planos en las competencias automotores y que sería empleada una y otra vez en el futuro en los coupé de Studebaker o en la época dorada de los muscle car. La vocación competitiva de estos nuevos Oldsmobile sería establecida el propio año de 1949, cuando fueron elegidos como los Pace Car para la famosa carrera de las 500 Millas de Indianápolis y las victorias en cinco importantes carreras de NASCAR ese año, incluido el título de Campeón Nacional ganado por Red Byron ese año a bordo de un Olds. El peso del motor Rocket V8 dentro de General Motors era claramente establecido cuando se dotó al Pace Car de la Indy 500 de un capó de plexiglás, toda una novedad para la época, para permitir una visión total del motor en pleno funcionamiento. Después se ofreció como un opcional, pero desconocemos si algún cliente lo llegó a ordenar. Para 1951 se harían algunos cambios de estilos sobre todo en el extremo trasero del auto lo cual llevaría a la marca al año tope de 1952, donde alcanzó el cuarto lugar por ventas del mercado y fue el de mayores ventas de transmisiones automáticas -ofertaba la semiautomática Hydra-matic desde 1940- por encima incluso de la estratosférica Cadillac. Ese año se harían también cambios en los motores de la marca, desapareciendo el seis en línea de base. Su lugar sería tomado ahora por el Rocket V8 mejorado hasta 145 hp y además se ofertaría el V8 Súper 88/98 de hasta 160 hp a 3 600 rpm, básicamente el mismo motor alimentado ahora por un carburador Rochester de cuatro venturi en lugar del original Carter de dos, que se mantenía en el motor V8 estándar de 145 hp. Los autos de 1953 tendrían pocos cambios aparentes, pero se ofertarían «tres» motores V8 los cuales abrían un rango de potencia desde los 150 hp hasta los 170 hp del Fiesta, un modelo exótico de convertible de dos puertas dentro de la serie 98 del que se produjeron solo 458 unidades con un precio de fábrica de 5 715.00 USD. Hoy es toda una rareza con un valor que casi triplica al de sus contemporáneos. Ese año también desapareció en un incendio la planta de producción de las transmisiones Hydra-Matic de la GM y muchos Olds debieron emplear la transmisión automática Dyna-Flow de Buick. A medida que se acercaba la mitad de la década de los cincuenta nuevas «armas» salían de los arsenales de las compañías. El otrora imbatible Rocket V8 se resentía ante el empuje de los Hemi de Chrysler (un terrorífico motor que relanzado diez años más tarde estremecería los años sesenta con sus rugidos) y el V8 de Block Pequeño de Chevrolet, pero la posición de Oldsmobile en el mercado era ya sólida y el Rocket era capaz aún de mover con solvencia estos autos. Hace apenas unos años esta veterana marca desapareció del mercado. En ese momento era la más antigua en existencia dentro de la industria norteamericana. Una lamentable historia ya vivida décadas atrás cuando la legendaria Studebaker corrió igual suerte. El mercado es inexorable