En 2008, el empadronamiento de autos de pasajeros tuvo un saludable crecimiento de 11,7% en comparación con el año anterior, mientras que el registro de vehículos comerciales aumentó 5,1% con respecto a 2007. No obstante, es indudable que la demanda de automotores en la región está experimentando un colapso. Luego de haber disfrutado de un crecimiento arrollador durante casi todo el año pasado, sobre todo por la ola de órdenes de compra de vehículos en Brasil y Argentina, la demanda en América Latina decayó a fines de 2008. Como ya es sabido, la crisis global ha provocado una reducción del crédito que dificulta a los consumidores el acceso a préstamos bancarios. Al mismo tiempo, las exportaciones latinoamericanas comenzaron a desacelerarse, afectando el crecimiento del empleo y la inversión extranjera en las principales economías de la región. Las proyecciones del Economist Intelligence Unit son que el mercado regional de vehículos de pasajeros se reduzca un 5,9% este año y que se recupere un 7% en 2010 y continúe creciendo con tasas de dos dígitos en los tres años subsiguientes. La caída en la venta de vehículos comerciales será mucho más aguda (-28,5%) en 2009, pero volverá a crecer a partir de 2010. Las fábricas de automóviles de Sudamérica -la mayoría de las cuales están ubicadas en Brasil y Argentina- fueron sorprendidas por la crisis y ahora tienen una enorme acumulación de stocks que necesitan despejar. Su producción ya había sido recortada en el último trimestre del año pasado y tendrá que continuar manteniendo niveles extremadamente bajos durante buena parte de 2009 antes que la oferta esté debidamente alineada con la demanda. Si bien los programas gubernamentales de incentivos al sector habrán de amortiguar el golpe, sólo serán efectivos hasta un cierto límite. El mercado brasileño, que actualmente representa el 60% de las ventas de autos cero kilómetro, sufrió una aguda caída de la demanda en línea con la tendencia predominante en todos los grandes mercados mundiales durante los meses de noviembre y diciembre de 2008 y enero de 2009. Sin embargo, un paquete de recortes impositivos, aprobado por el gobierno de Lula con el propósito de estimular la demanda, ha empezado a tener efecto. El Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI) para la compra de vehículos nuevos fue removido temporalmente, lo que puede significar un descuento de hasta un 7% en el precio final de una unidad cero kilómetro. Inicialmente, estaba previsto que esa disposición expirara a fines de marzo de 2009 pero, en la práctica, puede continuar aplicándose por lo menos hasta mediados de este año. El resultado obtenido en el mes de febrero pasado fue que el empadronamiento de vehículos ligeros nuevos no registrara variantes con respecto al mismo mes de 2008, lo cual se ha interpretado como un signo positivo dado el actual clima poco propicio para las ventas. Preocupa, por supuesto, que los incentivos fiscales sólo sirvan para adelantar las compras de autos, lo cual potencialmente conduciría a un colapso aún más dramático del mercado cuando se levanten las exoneraciones impositivas. La Asociación de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea) confía que eso no vaya a ocurrir e insiste en que, aun sin incentivos, las ventas en el mercado brasileño tendrán una mejor evolución que en Estados Unidos y Europa. La suerte del mercado automotor de Brasil este año va a depender en buena medida si se prorroga o no el esquema de incentivos fiscales. Después puede esperarse que las ventas retornen a niveles modestos de crecimiento o, posiblemente, se fortalezcan. Por cierto, Brasil es el actor clave en Latinoamérica. El Economist Intelligence Unit prevé que su participación de mercado en la región se eleve al 66% en 2012. Aunque el mercado mexicano ahora exhibe un porcentaje sustancialmente menor en el total de ventas de autos nuevos en América Latina que en el pasado, todavía conserva por lejos la segunda posición en la región. A principios de la década actual, México representaba más del 30% de las ventas de autos cero kilómetro en Latinoamérica. En 2008 esa participación cayó a menos del 15% y descenderá aún más -a 12% aproximadamente- en 2012. El mayor problema para la economía mexicana es su dependencia del mercado estadounidense. Desde hace varios años, México ha seguido de cerca la evolución del ciclo económico de su vecino norteño, que hoy se halla en plena recesión. Como cuatro quintos del total de sus exportaciones se destinan a Estados Unidos, esa situación augura malas noticias para los mexicanos. Las ventas en el mercado automotor de Argentina también se vieron afectadas en los últimos meses de 2008, habiendo continuado esa tendencia en lo que va de este año. En el bimestre enero-febrero de 2009, la caída fue del 15% en comparación con el mismo período del año pasado. Aunque el gobierno ha tomado algunas medidas para estimular al mercado -como, por ejemplo, un paquete que beneficia a quienes compran por primera vez un auto cero kilómetro con precios más bajos y tasas preferenciales para su financiamiento- hasta ahora han tenido efectos limitados en el nivel de ventas. Se critica que este esquema es extremadamente complicado y está demasiado enfocado en un solo segmento del mercado consumidor. Además, el estado precario de la economía argentina, junto con las restricciones que todavía rigen para el crédito y con las altas tasas de interés existentes, no contribuyen a aumentar la confianza del consumidor, especialmente cuando se trata de una compra de entidad como es la de un automóvil. Los otros mercados latinoamericanos de importancia, básicamente Chile, Colombia y Venezuela, han experimentado caídas de dos dígitos en los meses recientes. Aun así, se confía en que la reducción de las ventas será mucho menos dramática y prolongada que en el resto del mundo, lo cual debería dar a los fabricantes de automóviles una cierta cuota de consuelo en estos tiempos increíblemente difíciles.