Caribe: un paraíso sustentable
En la II Cumbre de la AEC, realizada los días 16 y 17 de abril de 1999 en Santo Domingo, República Dominicana, los estadistas de la región aprobaron oficialmente el establecimiento de una Zona de Turismo Sustentable en el Gran Caribe, la primera de su tipo en el mundo.
"Año 2020. La sobreexplotación y el descuido terminaron por convertir en uno de los círculos de Dante las playas caribeñas, otrora consideradas remanentes del bíblico Paraíso. Los cruceros, cada vez mayores, infectaron sus aguas de desperdicios y la zona -anteriormente sitio preferido de visitantes- vio partir al último de los turistas coincidentemente con el accidente del titanicum", buque considerado insumergible y a prueba de errores, dedicado al transporte de desechos nucleares. Con su industria del banano destruida después de ser anulado el trato preferencial dado al fruto por los europeos, el Caribe perdió la última de sus fuentes de ingreso al quedar anulado el principal atractivo de sus bellezas naturales. Sus hoteles e instalaciones turísticas fueron abandonadas a la mala suerte".
¿FICCION O REALIDAD? Afortunadamente este paisaje dantesco extraído de un diario electrónico del futuro probablemente nunca llegue a escribirse, gracias a la toma de conciencia ante los peligros que llevó a los expertos del área a proponer y declarar oficialmente, el 17 de abril de 1999, la Zona de Turismo Sustentable del Caribe. De esta forma el Turismo, considerado locomotora de la Economía en muchos países, se convirtió también en motor de un importante esfuerzo de cooperación articulado por la Asociación de Estados del Caribe (AEC). No por casualidad en la primera Cumbre de la organización que agrupa a 25 estados y tres miembros asociados, junto al Transporte y el Comercio, el Turismo integró las prioridades de los planes de colaboración del área. En la II Cumbre de la AEC, realizada los días 16 y 17 de abril de 1999 en Santo Domingo, República Dominicana, los estadistas de la región aprobaron oficialmente el establecimiento de una Zona de Turismo Sustentable en el Gran Caribe, la primera de su tipo en el mundo. Diseñada en términos generales para preservar el paraíso que constituyen sus riquezas naturales, la propuesta de los expertos apoyada por los Jefes de Estado y Gobierno se basa en una política de largo alcance para armonizar Turismo, Economía y Ecología. En esencia la Zona de Turismo Sustentable del Caribe debe sustituir definitivamente en el área la competencia por la cooperación y establecer mecanismos que ayuden a preservar el medio ambiente y beneficiar de forma más directa a las comunidades que participan en la explotación de esta fuente de ingresos. Además de garantizar la existencia de condiciones idóneas a largo plazo para mantener a la región entre las más visitadas del mundo, el programa debe facilitar la promoción del Caribe como destino turístico y contribuir a la preservación del patrimonio y los valores culturales, que se cuentan también entre sus principales riquezas. A lo largo de cuatro años los expertos regionales delinearon un sistema dirigido a lograr coordinar las políticas nacionales, con la participación del sector privado, la sociedad civil y organismos internacionales. El Plan de Acción elaborado, incluye la creación de un Centro de Información sobre el Desarrollo Turístico Sustentable como punto de partida para el ambicioso objetivo de coordinar las acciones de países de diversos orígenes e influencias con una población total superior a los 200 millones de personas. Desde estados como México, con más de 90 millones de habitantes hasta territorios como San Cristóbal y Nevis con menos de 50 000 habitantes, la estrategia de la Zona de Turismo Sustentable tiene el inmenso reto de aunar los intereses de países muy disímiles en dimensiones, pero con un interés común por desarrollar esa industria. Entre los grandes obstáculos que la AEC comenzó ya a derribar, está la inexistencia de un sistema de transportación regular, efectivo y económico que facilite el ansiado objetivo del multidestino. En la mirilla queda el propósito de una operación rentable del sector turístico, la previsión y control del impacto sobre otras ramas de la economía y el medio ambiente, la cultura y el principio de compartir con las comunidades los beneficios generados por la actividad. Una premisa de la que se parte es la definición de la zona como unidad cultural, socioecónomica y biológicamente rica y diversa, que comparte sus productos turísticos complementarios. Es evidente en este contexto que la cooperación no puede limitarse al intercambio de información, el establecimiento de un sistema de transportación regional adecuado o la presentación conjunta del producto turístico. Más allá, la Zona de Turismo Sustentable deberá servir de importante estímulo a proyectos de transferencia tecnológica y desarrollo de procesos de calificación en todas las ramas vinculadas a la industria del ocio. Como aspiración del proceso de cooperación regional, la AEC busca convertirse en el cuarto bloque económico mundial mediante un proceso gradual de integración económica que deberá tener su primera expresión en la Zona de Turismo Sustentable. Un aspecto destacado desde el inicio es el interés de que todo este engranaje se ponga en marcha sin afectar el medio ambiente, una proyección que busca proteger el entorno paradisíaco de la región que ha demostrado ser un elemento clave de desarrollo, sobre todo ante la incertidumbre de productos tradicionales como el banano o el azúcar. Como el proyecto turístico, la AEC, con sede en Trinidad y Tobago, es consecuencia de la necesidad de los pequeños países no sólo de integración, sino también de hacerse más competitivos para enfrentar los rápidos cambios del contexto económico internacional y los retos del Tercer Milenio. La acción, pese a su complejidad, es hoy la principal garantía que tienen los caribeños para reescribir el futuro y garantizar que la región siga siendo uno de los lugares preferidos de descanso para millones de viajeros. Más aún, la opción integracionista constituye la garantía real de que el Caribe pueda adentrarse en el Siglo XXI con mejores opciones en una industria altamente competitiva, en la cual ya todo no depende del sol, las playas y la arena fina.