La BOMBONERA EN SAN JUAN DE PUERTO RICO
El tiempo parece haberse detenido en este pequeño local de la calle de San Justo, en la capital portorriqueña, escondido entre cadenas de comida rápida. Sin embargo mantiene intacta su personalidad y el encanto que le hace ser diferente y a la vez igual.
El aroma de su dulce más típico, las mallorcas, se extiende por todo el local, despertando el apetito de todo aquel que entra. No hay momento más delicioso que el sentarse en uno de sus taburetes con miles de historias atesoradas y dedicarse a contemplar el movimiento de los camareros, su famosa cafetera que ha sido testigo mudo de sus avatares, y si se tiene hambre, darse un corto paseo hasta las vitrinas repletas de pastelillos. Los orígenes de La Bombonera se remontan a 1905, cuando el mallorquín Antonio Rigo establece en el 205 de la calle San Francisco “La Panadería Mallorquina”. En 1920 Gabriel Abraham, otro mallorquín, primo de Rigo, se unió al comercio, añadiendo la venta de repostería, bombones finos europeos, y refrescos. Fue él quien introdujo la innovación de la bebida realizada con chufas. Todos estos productos fueron dándole prestigio al local y, de esta manera, nació La Bombonera. El edificio actual data de 1925, año en el que la panadería se amplió y se transladó a la calle San Justo (hoy San Justo 101). En 1930 Rigo regresó a España y Abraham se asoció con otro mallorquín, Cristóbal Puig. Por jerarquía cronológica deberían haberse escrito en las preciosas vidrieras de la fachada los nombres ” Abraham y Puig”, pero debido al alto coste de las mismas y teniendo en cuenta que Puig tenía cuatro letras como Rigo, se decidió sustituir un nombre por otro. En 1933 un nuevo socio entra en la empresa, José Gayá, cambiando el cartel por “Puig, Abraham y Cía.”. Durante la Segunda Guerra Mundial fue notable la concurrencia de marinos, mientras que el negocio fue adquiriendo renombre por la calidad de su fuente de sodas y la elaboración de unos exquisitos mantecados que se servían en exclusiva a los miembros de las Fuerzas Armadas. Algunos años después, Gayá decide separarse para continuar sólo con la venta de esos mantecados, y Cía. desaparece del cartel, quedando como hoy lo vemos. Su vida actual la componen los más de 40 empleados y las 500 personas de promedio que la visitan durante la semana, formando, entre artistas, políticos, turistas y curiosos, un mosaico heterogéneo. Todos ellos acuden para degustar cualquiera de sus afamados productos como son las mallorcas, los turrones de Alicante y Cádiz, los pastelillos de carne y queso con pasta de hojaldre, la coca de sobrasada y albaricoque, especial para los domingos, y, sobre todo, su célebre café, que es tostado diariamente. En definitiva, La Bombonera es, por su pasado y su presente, un lugar imprescindible para tener en cuenta en su próxima visita a San Juan de Puerto Rico.
No hay nada más delicioso que sentarse en uno de sus taburetes con miles de historias atesoradas, dedicarse a contemplar sus rincones y si se tiene hambre, dar un corto paseo hasta las vitrinas repletas de pastelillos.