La primera ola del mar
TODAVÍA VACILANTE, el niño titubea sobre la playa: se dirige absorto hacia el mar que ve por primera vez. Sorprendido, se para de repente: la primera ola del mar viene a romper a sus pies en un susurro. Sus ojos se fijan a lo lejos, grandes, abiertos, sobre lo que oculta el horizonte. Esta revelación del infinito la he leído en la mirada perdida de mis hijos; yo la he experimentado también, y ella ha motivado mi vida sin saberlo. La primera ola del mar detiene la carrera del niño al tiempo que le transportaba lejos. El agua de la que estamos hecho, el agua delicada en la que ha vivido sus primeros meses, estimulante, cariñosa y amenazante a la vez. Jamás he olvidado tal lección de humildad y orgullo. Casi sin pensarlo me he lanzado a una vida consagrada a conocer mejor el mar.Mi orgullo lo he volcado en un amor insensato a la vida, en una curiosidad insaciable, en los juegos apasionantes del descubrimiento, en mi total inconsciencia de lo imposible. La humildad la experimento con terror ante los horizontes que se alejan sin cesar a nuestro avance y ante la soledad de nuestra especie en el universo. Los compañeros que han compartido las aventuras de las primeras inmersiones autónomas, los cruceros del Calypso y las luchas para proteger el mar y las aguas de nuestro fraternal planeta, han experimentado los mismos entusiasmos y las mismas dudas. Hemos aprendido juntos que las realidades del océano, del universo y de la vida eran una fuente infinita de asombro, y que los mitos o la ficción desviaban esta admiración hacia fuentes mucho menos extraordinarias.Hemos vivido riesgos casi siempre inherentes a la inmersión, pero muy raras veces debidos a las fieras del océano.Hemos constatado que las motivaciones de los animales marinos eran exactamente las mismas que las de las criaturas que viven en las junglas terrestres, lo que confirma la unidad de la vida. Nuestra ruta ha estado jalonada de invenciones o innovaciones, como la inmersión, los submarinos de exploración, la intervención de las islas artificiales, la inmersión industrial profunda, la utilización de los satélites en oceanografía. Para comprender los lazos que nos unen a todos los seres vivos y mejor juzgar el milagro de nuestra propia vida, dejad romper sobre vosotros la primera ola del mar.