La calle de Monserrate, Dos épocas en un mismo espacio
Construida en el lado interior de la muralla que mantuvo encerrada la ciudad durante siglos, hoy se erige esta calle, desde su mismo espacio, como uno de los sitios de crecimiento sociocultural de la Habana actual. Su nombre proviene de la Ermita de Monserrate, santuario edificado en 1695 por los catalanes que arribaron a Cuba en esa época. También en los terrenos aledaños se construyó la Plaza de Monserrate y se denominó con este mismo nombre la puerta de la muralla situada frente a las calles Obispo y O'Reilly. En el año 1863, con el inicio de la destrucción de la muralla por el crecimiento de La Habana extramuros, la calle de Monserrate, que tiene su continuación en la calle Egido, se convierte en una de las arterias de comunicación más importantes de la época, ya que vinculaba la ciudad con el crecimiento de la periferia. Vía de transición y tránsito entre la Habana antigua y la nueva Habana, fue definida por un cronista de la época republicana como "la arteria yugular del corazón de La Habana". Es en este período de gran esplendor cuando surgen edificaciones importantes como el majestuoso Palacio de la Marquesa de Villalba (1879), el más extraordinario ejemplo junto al Palacio de Aldama, del estilo neoclásico cubano. Era este lugar preferido de arrieros, comerciantes, caleseros, empleados de la administración y finanzas, y vecinos de los barrios circundantes; gente de disímiles oficios y artes de la época que trabajaban y se recreaban en las horas de ocio y placer en la calle Monserrate. Españoles, criollos, esclavos, libertos y visitantes de otras provincias y nacionalidades recorrieron esta calle de una ciudad que nacía para el mundo. Tanto las fiestas religiosas, procesiones y celebraciones en la Ermita de Monserrate, como los cabildos de los negros con sus bailes y cantos, disfrazados con cintas y adornados con cascabeles, aportaron un colorido especial cubano al bullicioso barrio de La Muralla. Un grupo de fondas surgió con los enormes porrones típicos de la Monserrate peninsular, para mitigar la sed, alimentar y estimular con bebidas y comidas este ambiente resultado de la fusión cubano-española. Platos tradicionales catalanes no faltaban en las comidas cotidianas de la población ni en las romerías. Se mezclaron costumbres y tradiciones de dos comunidades, que prevalecen hasta nuestros días. Hoy aquellas fondas, cuyo origen se remonta a la época del nacimiento de nuestra ciudad, se han convertido en un complejo de restaurantes de excelente servicio y variedad de comidas y bebidas, que brindan a sus visitantes cubanos y extranjeros lo mejor del arte culinario actual. La Zaragozana, El Castillo de Farnés, El Bar Monserrate, El Hanoi, El Puerto de Sagua y El Baturro, son parte de un proyecto social de rehabilitación de sitios y lugares de valor histórico. La Oficina del Historiador de la Ciudad contribuye a mejorar las condiciones de vida de su población. Estos lugares son exponentes de la continuidad histórica que vincula dos épocas a través de un mismo espacio: la calle de Monserrate.
La Zaragozana Inaugurado en 1830 con el nombre de "La Fonda de la Muralla", se construyó cerca de la iglesia del Santo Ángel Custodio y de una de las entradas de la muralla. Adquiere su nombre actual en 1930 por la ciudad natal de su propietario. Especializado hoy en la cocina española, mariscos y platos internacionales, ha sido visitado por importantes personalidades del mundo del arte en general, del deporte; por famosos escritores y hombres de negocios.
El Castillo de Farnés Es un rincón de evocación catalana. Junto a La Zaragozana son las primeras fondas de la ciudad. Su nombre se debe a una fortaleza que existió en un lugar conocido como Santa Coloma de Farnés. Ocupa el lugar donde estuvo en el siglo XIX una tienda de comestibles, víveres y bodega cuyo nombre era "La Campana de Gracia". Además de la cocina española, cuenta con un bar que destaca por su coctelería y la especialidad de la casa: el sandwich Toro Farnés.
El Bar Monserrate Antiguo lugar de La Habana, rehabilitado en 1994, logró que su actividad se mantuviera hasta nuestros días. Hoy es un sitio por excelencia de la música tradicional cubana. A figuras del patrimonio nacional como Benny Moré, Bola de Nieve, Trío Matamoros, Dúo Los Compadres y Joseíto Fernández entre otras, se les rinde homenaje en este lugar especializado en comidas ligeras y coctelería cubana e internacional.
El Hanoi Conocido también como "La Casa de la Parra" es una vivienda colonial que muestra las características arquitectónicas de la primera mitad del siglo XVII. Considerada una de las construcciones más antiguas de la Habana Vieja. Especializado hoy en comida criolla y el arroz frito vietnamita, retoma la tradición de las fondas habaneras de comida abundante, buena y barata.
El Puerto de Sagua Fundado en 1945 por su propietario, nacido en el Puerto de Isabela de Sagua, en la actual provincia de Villa Clara, Cuba, es el único del conjunto de estos restaurantes, cuya edificación corresponde al pasado siglo XX. Se especializa en mariscos y pescados. La imagen marinera de este local y la exquisitez de sus platos, brindan un atractivo especial a sus visitantes.
El Baturro Lugar lleno de historia, situado en los límites de la zona más antigua de la ciudad, cerca de la Estación Central del Ferrocarril de Cuba. Surge como almacén y café-cantina de un importador de vinos y licores. Actualmente el restaurante mantiene la tradición española en su comida con deliciosas fabadas, humeantes lacones con patatas y los clásicos chorizos gallegos en un ambiente que rememora ese país mediterráneo.