TREN CRUCERO, DE LAS NUBES AL MAR
Un viaje que sube la adrenalina durante el paso por el sendero Nariz del Diablo o en el que se surcan volcanes a través de la cordillera de los Andes, incluido el más alto, el Chimborazo; un trayecto que va desde el gusto de la sierra hasta el olor a mar de la costa del Pacífico, cruzando todo un país… no es solo una ambición; se trata de una experiencia posible en el Tren Crucero en Ecuador, que en cuatro días y tres noches recorre esa nación y regala al turista la savia de su gente y su espléndida naturaleza.
El tren de color rojo alterna antiguas locomotoras a vapor restauradas, con modernas máquinas de electrodiésel, en las que se realiza una rutina de inspección en cada parada. Formado por cuatro coches, de primera clase, climatizados y con un servicio especializado de competencia. Capacidad para alrededor de 50 personas.
La decoración de cada vagón es diferente, correspondiente a estilos de distintas épocas de la historia ecuatoriana: colonial, republicana; además de disponer de bar, tienda, salas panorámicas, y una terraza-mirador al aire libre.
Gestionado por Ferrocarriles del Ecuador, compite con los mejores trenes de su tipo del continente: ha sido galardonado como el Mejor Tren de Lujo de Sudamérica en los World Travel Awards durante cuatro años consecutivos (2014-2017).
En el hecho de conectar Guayaquil con Quito el sueño del general Eloy Alfaro –por eso se le llama el Tren de Alfaro–, desde la diversidad contrastante la unión de la región ecuatoriana, y cuyo trayecto deviene acercamiento a comunidades indígenas, costumbres, historias. El 25 de junio de 1908 llega por primera vez una locomotora no. 8 hasta el barrio de Chimbacalle (la calle de enfrente o la calle del otro lado), y así empieza la saga...
La estación de Chimbacalle, una de las siete maravillas de Quito y monumento patrimonio ferroviario, es el punto de partida de este atractivo turístico. En una ruta, organizada por tramos, donde son muchos los sitios por explorar, cada uno con detalles únicos.
Asimismo, el ferrocarril tributa a la dinámica de las economías locales, generando un intercambio provechoso tanto para las comunidades aledañas a la línea férrea como para el turista. El pasajero tiene la posibilidad de descender del tren para degustar delicias típicas, hablar con los pobladores, y sentir su gente.
Tren Crucero: naturaleza, agricultura, artes, industria, modos de vida…, en su envidiable expediente destaca el premio otorgado por el Grupo Excelencias debido a la impronta de esta propuesta en la preservación y desarrollo de las culturas e historias regionales, y como lo describiera Verónica de Santiago, organizadora del evento, es “uno de los más exóticos e interesantes del mundo”.
CRUISE TRAIN, FROM CLOUDS TO THE SEA
A journey that triggers adrenaline through the Nariz del Diablo path or volcanoes on the Andes mountain range, including the highest one, Chimborazo; from the mountain taste to the sea smell on the Pacific coast, across an entire country. This is not only an ambition, but it is also an experience to be lived on the Cruise Train in Ecuador, which takes four days and three nights to go through that nation, thus giving tourists experiences with locals and the splendid nature.
This red train combines old steam-powered locomotives with up-to-date electro-diesel machines, which undergo an inspection process in each stop. It is made up of four first-class air-conditioned cars, where customized service is offered. 50 passengers can travel on the train. Each car’s decoration is different from the rest, and they stand for styles in different stages of Ecuador’s history: colonial, republican. Moreover, the train features bar, store, panoramic halls and an outdoor viewpoint-terrace.