Cuentan que el inicio de la última guerra de independencia de Cuba está vinculado a una anécdota en una valla de gallos.

En el poblado de Baire, al Oriente de Cuba, el 24 de febrero de 1.895, día del Grito de Independencia, un criollo tuvo la ingeniosa iniciativa de aprovechar que ese día había peleas de gallos en la valla de San Bartolo de la localidad y ante la mirada de todos arrancó la cabeza de su gallo justo antes de que comenzara su pelea. El gallo de pelea llegó al nuevo mundo porque lo llevaron los españoles. En más de una ocasión las peleas de gallos han estado vinculadas a la política, algunos gobiernos las han prohibido, otros, bendecido. Los gobiernos españoles en la Isla de Cuba en el siglo pasado en cierto momento las suspendieron por considerar que se prestaban a la conspiración y la desobediencia. Igualmente ocurrió con las autoridades de intervención norteamericanas al finalizar la guerra en 1.898. En 1.909, por el contrario, el presidente José Miguel Gómez, ferviente admirador de los gallos y en la búsqueda de simpatías, permite nuevamente las peleas. En 1968, el Gobierno cubano, aduciendo la corrupción que se generaba alrededor del juego, decide prohibirlas, pero el tema de los gallos es nuevamente reanimado a partir de 1972, como entretenimiento y pasatiempo.

LA PELEA DE GALLOS

Una pelea de gallos es un espectáculo que puede generar diferentes reacciones al no iniciado, por una parte rechazo al ver dos bellos animales en una lucha a muerte. También son frecuentes los que se conmueven por la sangre. La valla es un circo. La valla es una fiesta dominguera. Excelencias llegó hasta el Club Alcona, a escasos kilómetros al sur de La Habana. En un día de feria el trajín de los galleros es especial, circulan de un lado al otro con sus ejemplares bellamente tusados en la mano. Los galleros se conocen entre sí aunque sea de diferentes lugares. Seguro existe la rivalidad por una pelea que se ha perdido anteriormente y esto desarrolle el ánimo del desquite, pero no creo sea un sentimiento de venganza ni de odio. Una condición los une y acerca, esa devoción por los animales, su cuidado y esmero.

GALLEROS Y RECUERDOS

Agustín Pupo Domenech es gallero, abogado e ingeniero en Geología y autor de un libro dedicado al Gallo fino cubano y de sus 53 años, cuarenta lleva relacionado con los gallos de pelea. Sus gallos han sido exportados a otros países de América. “La pelea del gallo fino forma parte de la idiosincrasia más profunda del pueblo cubano, nos dice Pupo, desde nuestros antepasados hasta la actualidad, la cultura del gallo fino, está presente en el comportamiento de las gentes, principalmente de nuestro campesinado. Y es que desde siempre, en cada pequeña comunidad, igual que la iglesia, no podría falta la valla de gallos. Las peleas de gallos degeneraron mucho en la década del 50, ya no era a “pico y espuela”, limpio, sino que muchos motivados por el juego y el dinero, comenzaron a untar las espuelas de los gallos con sustancias dañinas para ganar a toda costa. Todas estas trampas y la corrupción que se generó dió la traste con las prohibiciones que se decretaron en 1967. Pero hoy hemos vuelto a reorganizar la cría y organizar de forma sana, como un deporte este gran pasatiempo. ¿Cómo se prepara un pollo fino para convertirlo en gallo de pelea? “Preparar un gallo para la pelea, además de requerir experiencia requiere vocación, gusto, deseo, destreza, habilidad y tiempo. El pollo, es amarrado entre los 8 y 10 meses, procediéndose a desparasitarlo, observar su salud y fortaleza, para determinar si vale la pena cuidarlo como gallo fino. Se puede o no tirarle unos revuelos para ver su intención, su fiereza o pasividad. También se le quitan las barbas y orejillas y después de curado se descresta, no debiendo hacer ambas cosas juntas, porque el animal pierde mucha sangre. La condición para este descreste es que el gallo esté en perfecto estado de salud y muchos creen que el mejor momento es cuando es menguante. Finalmente el animal es tusado (pelado).

Pupo no es sólo un cronista de gallos finos, sino un productor conocedor de la genética , la medicina veterinaria y la manipulación de estos preciosos animales. Le pregunto por el entrenamiento para la pelea y nos precisa: “Existen tanto métodos como galleros existen, pero las prácticas más comunes con “el topeton”, que consiste en seleccionar uno entre varios gallos para enseñar al pollo a medirse. También utilizan “la mona” que el gallero emplea para mover en el vallín al gallo que se está trabajando, es el “aguantagolpes” de la gallería. Algunos utilizan el gallo de trapo, el cuál se forra con tela roja para hacerlo lo más llamativo posible”.