Exótico, sin pavoneos por la exuberante belleza de su entorno, el Viejo San Juan, añejo tesoro de Puerto Rico, desnuda sus contrastantes encantos, sus esencias íntimas, como un orgulloso adorno turístico del Caribe.

En ese espectro de formas y colores se abrazan la historia colonial y los tiempos modernos, matizados por singulares edificios de pasadas centurias, empedradas calles o veloces automóviles. Tiendas, galerías, plazas, centros comerciales, bares y restaurantes, junto a una bulliciosa juventud, conforman la fisonomía general de la habitada pequeña ciudad, uno de los lugares preferidos de enamorados, hombres de negocios y turistas en las Antillas.

BREVE HISTORIA Los orígenes de San Juan, capital de Puerto Rico, se remontan al año 1508. A finales de ese año, Don Juan Ponce de León recibió la orden del Gobernador de la Española, Fray Nicolás de Ovando, para fundar Caparra, primer albergue de gobierno establecido en la isla. Las condiciones insalubres y la inaccesibilidad del lugar determinaron el traslado hacia la isleta de la capital. En 1511 por mediación de una bula del Papa Julio II, se consagra a la ciudad con el título de "Ciudad de San Juan", correspondiéndole San Juan Bautista como el Santo Patrón. A mediados de 1519 recibe la confirmación y dos años después tiene el asentamiento definitivo bajo la denominación de San Juan Bautista. La primitiva isla de Borinquen, y luego de San Juan Bautista, con el transcurrir del tiempo se denominó "Isla de Puerto Rico". El centro de actividades cívicas del Viejo San Juan se hallaba situado casi desde su fundación y durante todo el resto del Siglo XVI alrededor de la Plaza Mayor, la cual se conocía como Plaza de las Monjas. En sus orígenes, San Juan emanó de una pobreza extrema. A mediados del Siglo XVII comenzó el auge económico, fomentado por la compañía de Barcelona y por haberse convertido San Juan en punto de escala y distribución de los esclavos destinados a Venezuela. Durante los siglos XVII y XVIII las transacciones comerciales entre España y Puerto Rico eran casi inexistentes. Hoy día, San Juan es el centro de toda la actividad económica y comercial.

EL VIEJO SAN JUAN Desde 1521 San Juan es la capital de Puerto Rico. Destaca en la ciudad-capital el Viejo San Juan, honrado y protegido como Patrimonio de la Humanidad, en reconocimiento a sus añejos edificios, casas y fortificaciones, entre los mejor conservados de las ciudades coloniales de España. Una caminata singular y llena de interés podría iniciarse en la histórica Plaza de Armas y de ahí bajar por alguna de las principales arterias: Cristo, San Francisco y Fortaleza, donde el bullicio y la actividad es incansable a cualquier hora del día o la noche, principalmente los fines de semana. La Plaza de Armas cuidadosamente proyectada en el Siglo XVI, se convirtió más tarde en lugar de reuniones sociales. La alcaldía, terminada en 1789, fue construida para asemejarse a su colega de Madrid. Con las mismas funciones actuales, la edificación posee un centro de información para el turista y una pequeña galería para exhibiciones periódicas. En un simbólico camino a través de la historia, se podría bajar por la colina de la calle Cristo hasta llegar a la Catedral de San Juan. Construida en 1540 y remodelada en el Siglo XIX, la Catedral contiene la tumba de mármol del primer gobernador de la isla, Juan Ponce de León. Descendiendo aún más la colina, después de la calle Fortaleza, está la Casa del Libro, pequeño museo y biblioteca dedicados al libro como una forma de arte. Al final de la calle está la Capilla de Cristo. Junto a la capilla, al lado de la muralla está el Parque de las Palomas, hogar de alineados árboles para miles de esas aves y desde donde se admira en toda su dimensión la belleza de la bahía de San Juan. Pasando la intercepción de San Sebastián y Cristo, aparece majestuosa, pese al tiempo, la casa de los Contrafuertes, la residencia privada más vieja que queda en el Viejo San Juan, pues su construcción data del Siglo XVIII. A su lado, en la Plaza de San José, radica el Museo de Pablo Casals, en el que existen ma­nuscritos, fotografías y cintas de video de los conciertos de Casals en Festivales. En aquella área se encuentra la capilla dominica, iglesia de San José, la segunda más vieja del hemisferio occidental, la cual acogió a los descendientes de Ponce de León. El convento de los Dominicos, al lado de la iglesia, surgió en el año 1500. Aunque actualmente contiene el Instituto de la Cultura Puertorriqueña. Descendiendo llegará hasta la Plaza del Quinto Centenario. Unos metros adelante se encuentra el enorme Cuartel de Ballaja, por una vez hogar de las tropas españolas y sus familias. El museo de las Américas en el segundo piso proporcionará una visión elevada del desarrollo cultural del Nuevo Mundo. Con el impresionante Morro de fondo, el caminante verá al frente la Escuela de Artes Plásticas. Una intersección después encontrará a la izquierda el antiguo asilo de Beneficencia. En los vastos terrenos que conducen al Morro podrá apreciarse una edificación con chimeneas en los altos: el polvorín de Santa Elena, que en el Siglo XIX fue utilizada para municiones de cañón y pólvora. Más adelante se erige el fuerte de San Felipe del Morro, una unidad compacta de seis niveles que se alzan 42 metros sobre el nivel del mar en la bahía de San Juan. Contiene un pequeño museo y resultó la más dramática de las fortificaciones militares en defensa de la ciudad. Bordeando la bahía de San Juan, en la calle Re­cinto Oeste, se conserva una edificación palaciega rodeada de jardines: la Fortaleza. Muy cerca está el museo Felisa Rincón Gautier, la antigua casa de uno de los más populares alcaldes de San Juan. Ya en este punto se aprecia la bahía de San Juan, durante siglos uno de los más importantes puertos del Nuevo Mundo. Hoy es la terminal marítima más ocupada del Caribe, con barcos contenedores transportando la mitad de todo el comercio de la región y cruceros que anualmente acogen en su interior a más de un millón de turistas, visitantes ocasionales de la ciudad. Después de finalizar ese maravilloso recorrido por el Viejo San Juan, el viajero sentirá la satisfacción de haber penetrado en los misterios de una de las ciudades caribeñas donde se asienta con fuerza irresistible y formando singular paradoja la historia colonial y los adelantos de la era moderna.

San Juan es, hoy día, el centro de toda la actividad económica y comercial