Hembra de Garza Bueyera cuidando de su pichón recién nacido.
Espátula rosada.
"La interacción directa con especies de la fauna local, es uno de los permanentes atractivos de los Everglades."
Numerosos senderos y recorridos con pasarelas atraviesan los Everglades y permiten a los visitantes estar en contacto con tan exuberante vegetación.
El Aligátor americano macho puede alcanzar una talla de hasta 6 metros de largo y pesar unos 450 kilogramos en su madurez.
Hermoso ejemplar de Garza Ceniza.

Situado en el sur del estado norteamericano de la Florida, este singular parque que ocupa una extensión de 6 096 kilómetros cuadrados, tiene la zona vir­gen subtropical más amplia de los Estados Unidos de América, que abarca desde Everglades City hasta cayo Fiesta con cabo Sable, el punto más meridional en tierra firme del país norteño. La región tiene áreas de agua dulce y salada y es conocida por su peculiar vida animal y vegetal. El bosque contiene al menos seis especies de palmeras diferentes, además de mangles, cipreses, robles y pinos. Helechos gigantes y flores llamativas como orquídeas y lirios, realzan la belleza de sus paisajes. Aves como la garza blanca y azul, el martín pescador, el pelícano, el ibis, la garceta nívea, el pavo común, el ánade real y la espátula rosada, tienen allí su hábitat; y son habituales también el oso negro, el puma, el ciervo y la nutria; además de abundar en sus pantanos, caimanes y cocodrilos. El parque tiene numerosos senderos para el excursionismo y caminos con pasarelas de madera directamente sobre el agua, y muellecitos de donde parten recorridos en canoa. La abundante flora del parque abarca tanto especies de clima templado como subtropical, incluyendo praderas, manglares, pinares, bosques de cipreses e islas de árboles típicos del trópico sembradas entre los humedales. Senderos como Bobcat y Otter Cave, próximos al Centro de Información a los Visitantes, dan la oportunidad de conocer estos ecosistemas. Por esos múltiples valores, en 1976 la UNESCO declaró los Everglades Reserva de la Biosfera; y en 1979, Patrimonio de la Humanidad; además de que en 1987, le clasificó como Humedal de Importancia Internacional. Le llaman también a los Everglades «el río de hierbas» por ser una ancha y poco profunda corriente de agua que se mueve lentamente desde el lago Okeechobee hacia la bahía de la Florida y el golfo de México. En la época lluviosa del verano, esta enorme pradera inundada funciona como un gran filtro que deriva el líquido a los productivos estuarios y provee de agua de magnífica calidad a los residentes del sur de la Florida. A lo largo de la ruta se encuentran cuatro grandes estanques artificiales en donde se excavó la piedra caliza para construir caminos. Los Everglades constituyen una curiosidad natural de tal envergadura, que es una de las más recomendadas opcionales para el turismo en la Florida. Hay senderos para quienes prefieren caminar y pequeños recorridos guiados para hacerlos en bicicleta a través de rutas bien señalizadas. Para recorrer los Everglades en automóvil, sólo hay 2 carreteras: la Tamiami Trail, que conecta Tampa con Miami; y la Alligator Alley; y algunas vías secundarias, como la Flamingo Trail y la Anhinga Trail. El Parque tiene nueve exposiciones a los lados del camino principal de Flamingo, unas pequeñas estaciones de información que cuentan la historia de los Everglades en inglés y español. Muy resumidamente, explican que se trata de «un sitio marcado por el agua …un río de poca profundidad tenía 80 kilómetros de ancho y avanzó de modo lento en dirección al mar siguiendo un curso de 130 kilómetros, con una inclinación de apenas 4 metros entre el punto de nacimiento y la bahía de la Florida y el Golfo de México, donde desemboca…» Hay también plataformas convenientemente situadas para observar la flora y la fauna; y cámaras subacuáticas en Shark Valley, que permiten contemplar la vida silvestre subacuática sin necesidad de mojarse, cambiarse de ropa o ponerse equipos. Nada, sin embargo, puede compararse con las múltiples emociones que depara internarse en los canalizos de este enorme pantano en los llamados airboats –especie de hidrodeslizadores diseñados especialmente para navegar sobre estas aguas poco profundas y, de hecho, único tipo de embarcación motorizada que allí se permite navegar–; o contemplar algún show con caimanes en granjas donde se crían y protegen estos reptiles prehistóricos. Los mencionados hidrodeslizadores son unas lanchas especiales de entre 5 y 8 metros de largo con fondo plano en madera, plástico o aluminio, donde los pasajeros se colocan delante; mientras en la parte trasera lleva un motor especial con una enorme hélice. El equipo comienza a moverse con suavidad desde el embarcadero, pero alcanza a desplazarse con emocionante velocidad, si se requiriese. A lo largo de estos recorridos que, dependiendo de intereses y presupuestos, pueden ser más o menos largos, se encontrarán los llamados «gators», un cocodrilo típico del lugar ya acostumbrado a que les suministren alimentos, cosa que los turistas hacen con gusto para verlos de cerca. Siguiendo hacia el sur a través de la carretera 9336, podrán observarse paisajes interesantes y variados. La costa al final se vuelve incierta, entre manglares, lagunillas, cayuelos y estuarios, en los que es abundante la pesca.