En Cuba el acceso y la cobertura universales de salud descansan sobre tres principios claves: la salud como derecho humano, la equidad y la solidaridad. En el año 2010, como parte de la actualización del modelo económico y social cubano, se inició un proceso de transformaciones en el Sistema Nacional de Salud, con el propósito de hacerlo eficiente y sostenible, y así garantizar su desarrollo, y, por supuesto, de incrementar la satisfacción del pueblo a partir de los servicios de creciente calidad que se prestan.
Este proceso ha permitido reorganizar, compactar y regionalizar los servicios, perfeccionar la formación del capital humano y llevar adelante investigaciones que responden al cuadro de salud de la población. De igual forma se ha reordenado la cooperación médica internacional, con el objetivo de ampliar y diversificar la colaboración y con ello la exportación de servicios.
Lo alcanzado favorecerá el fortalecimiento del Programa Cubano del Médico y la Enfermera de la Familia, así como la actividad docente-educativa, la investigación, la formación doctoral y la superación continua del capital humano, bajo una estrategia integral de calidad, basada en la acreditación de instituciones de salud.
En este contexto el Ministerio de Salud Pública implementó un Programa por la eficiencia y el empleo racional de los recursos, con énfasis en el uso del método clínico con enfoque epidemiológico, la utilización adecuada de los medios diagnóstico–terapéuticos y otras acciones encaminadas a incrementar la cultura económica en el sector, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad.
El cumplimiento de los retos que hoy tiene la Salud Pública Cubana multiplica el compromiso contraído con el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, quien nos legó una concepción social de la medicina, basada en la ética, la confianza en el ser humano y la vocación internacionalista; valores presentes en el concepto de Revolución, que sintetiza su iluminado pensamiento.