Pese a que los Willys-Overland originales eran vehículos muy polivalentes, que podían circular por casi cualquier tipo de terreno y que además sufrieron múltiples modificaciones para adaptarse al entorno o a la funcionalidad buscada, casi seguro que unidades como esta que presentamos hay pocas, muy pocas, por no decir que es absolutamente única. Estamos hablando de un Jeep Willys-Overland de 1953, con ocho ruedas y cuatro ejes, en conjunción con un motor V8 de origen Corvette.

Repasemos algunas de sus características: cuenta con ocho ruedas motrices, gracias a sus cuatro ejes. Además, sus cuatro ejes son direccionales, girando sus ruedas en la dirección a la que apuntemos con el volante. Sus dos ejes traseros son bloqueables gracias a su diferencial. Si las apariencias y sus características no engañan, su maniobrabilidad, así como su tracción en terrenos complicados, deberían ser difíciles de igualar, como si fuese un vehículo oruga capaz de pasar por encima de cualquier cosa.

Para su construcción se necesitó de tres Jeep, dos de ellos Willys-Overland originales. Pero también bajo su capó delantero se esconde otro pequeño secreto que posiblemente no pensásemos encontrar. Su motor nada tiene que ver con el modelo original, sino que se trata de un Chevrolet 327, el clásico small-block V8 de 5.4 litros y más de 300 CV de potencia, que es capaz de propulsar al Willys (a pesar de su enorme rozamiento, su caja de cambios y su aerodinámica) a unos respetables 105 km/h.