La marca de motocicletas de origen británico BSA, que llegó a ser el mayor productor de motos del mundo en su momento y, este 2019, cumple 100 años de fundada, tiene en Cuba a un enamorado: Raúl Estopiñán. Es un longevo de 75 años, ingeniero de profesión y mecánico de corazón, inventor y “loco” a las “dos ruedas”.
Sí, porque allá por los años 70 fue premiado con un automóvil FIAT modelo 125 (argentino) y aunque no deja de usarlo “en gestiones”, prefiere cabalgar su añeja BSA 500 cc de 1954. Pero tal “locura” (que solo podríamos entender los que amamos las dos ruedas) le viene a Raúl desde mucho antes, cuando vivía en el campo.
Cuenta que, a principio de los años 60, montó un motor estacionario inglés Brig-Straton en una bicicleta Niágara, y luego en una bicicleta soviética, XB3. Tan bien le quedó que hasta permiso de circulación y chapa le dieron. Ya era evidente: ¡Raúl Estopiñán quería tener una moto! Los esfuerzos y el ingenio no faltaron.
Con el tiempo Estopiñán montó su taller en el barrio de Cayo Hueso, en La Habana, porque “ingeniero general, de los de antes, conoce de tornería, de montaje industrial, de transporte, de construcción de piezas, de resistencia de materiales y de mucho más”. Y él se ha especializado en la dirección de los automóviles.
Sin embargo, lo que le gusta son las motos. Al punto que involucró a su hija Danay, quien conduce (por supuesto) una BSA 650 cc de 1956. Y aún confiesa que restaura una de aquellas BSA 650 cc, modelo Rocket de 1956.
Pero, ¿de dónde viene su preferencia por las BSA? La historia está en su propia moto, la que monta.
Resulta que un primo, residente en la provincia de Ciego de Ávila, le contó de cierta “motocicleta invencible”. Un mecánico, también inventor, que en su taller cortaba y soldaba bielas de motores de combustión, era el dueño. Y no se distinguía por ser afable, para correr contra su moto (BSA), había que jugárselo todo, incluida la moto retadora.
A Ciego de Ávila se fueron Raúl Estopiñán y su primo, en el año 2007, para conocer a esa “BSA invencible”. A pesar de su decepción porque la tal BSA era usada en el acarreo de viandas, con un tráiler, del campo a la ciudad, se sentó a pactar con el dueño. Y vino con la moto para La Habana. No quise preguntar cuánto le costó porque los sueños no tienen precio.
Y ahí está, en cada reunión del club de motos LAMA. Me dijeron que él es el motorista más viejo y yo sé (después de conversar) que es el más feliz. 



Love for the BSA motorcycles


British BSA motorcycles, now owned by the Indian brand Mahindra, have a history dating back to the early 20th century.
The mentioned brand, which became the largest producer of motorcycles in the world at the time and, this 2019, is 100 years old, has in Cuba a lover: Raúl Estopiñán. He is a 75-year-old, inventor and “crazy” on the “two wheels”.