Leopoldo Milá (1921-2006) era uno de esos diseñadores multifacéticos, fueron Milá y Correa los arquitectos de la nueva fábrica de Montesa en Esplugues del Llobregat, España, construida con novedosos materiales y moderno equipamiento para su época, a inicios de los años 60. Montesa era la marca más famosa de motocicletas españolas, fue funda da por Pedro Permanyer y Francisco Bultó en 1944. El desarrollo de Montesa en la década de los años 50 fue extraordinario, apoyado por sus victorias en las carreras. Eran máquinas pequeñas, esencialmente de 125 cc, de dos tiempos, con potencias siempre en aumento. Se les llamaban Montesa Brío. Las ventas eran positivas y la empresa marchaba bien. Pero en 1958 llegó el Plan de Estabilización y con él las dificultades.

 

Permanyer se vio forzado a tomar la decisión de dejar las carreras y Bultó se fue de la empresa con un grupo de trabajadores del área de competición para montar una nueva industria motociclística, cuyo nombre fue Bultaco. Desde ese instante, Bultaco fue el principal rival de Montesa, que reconsideró su decisión y volvió a las pistas. Así, se enfrentaron por primera vez en 1959. Gran Premio de Montjuich, 19 de marzo de 1959, categoría 125 cc. Se celebra el gran duelo entre Juan “Tey” Elizalde, con Montesa, y Johnny Grace, con Bultaco. La carrera reñidísima, imposible dar un ganador, podía ser cualquiera de los dos, pero sobre la meta, en el último instante, pasa la Montesa unos centímetros delante. Ganó Montesa, pero Bultaco presentó credenciales. Montesa necesita un producto novedoso para mantener sus ventas y es Leopoldo Milá quien asume la tarea, crea la Montesa Impala. Es una moto de 175 cc (luego con modelo de competencias de 250 cc), de dos tiempos, que Milá somete a una prueba brutal: atravesar África, de Ciudad del Cabo a Barcelona, más de 20 000 km por los caminos africanos. Son tres las Montesa Impala que hacen el recorrido satisfactoriamente. Salieron el 15 de enero de 1962 y en 100 días cubrieron todo el itinerario: llanuras infinitas, bosques inhóspitos, sin caminos ni carreteras, con múltiples riesgos de todo tipo.

 

Llevaban un jeep Land-Rover de apoyo, aunque no hubo que reparar ninguna moto en el camino y todas hicieron el recorrido sin problemas. La Montesa Impala fue premiada con el ADI-FAD, el mejor diseño industrial de 1962 y desde el primer momento consiguió un gran éxito técnico, comercial y deportivo, convirtiéndose en un ejemplo de diseño para el que no pasaron los años. Todavía hoy se pueden ver Impala circulando airosamente por las calles de Barcelona, algo insólito si se tiene en cuenta que la moto data de 1961. De Impala se llegaron a fabricar 11 000 unidades anuales en los años 60. Posteriormente, con el descenso de las ventas de las motos de carretera por la llegada masiva del automóvil pequeño, Montesa se inclinó cada vez más a los productos off road, principalmente trial y enduro. Actualmente Montesa es propiedad de Honda Motor Company y se limita a producir motos para competencias de trial.