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Mucho se puede hablar sobre sus incidencias, aunque nada que supere, en definitiva, la bonita rivalidad plasmada por los 82 competidores de seis naciones bajo el tórrido calor de La Habana. Del show salió airosa la escuadra anfitriona, que recién llegaba de retomar los entrenamientos y tuvo la mayor cantidad de efectivos, con 35 ciclistas (23 hombres y 12 mujeres). Aunque sobre todo tuvo a Lisandra Guerra, la veloz sprinter matancera, que hecha una ráfaga sobre la bicicleta se hartó de sumar títulos, con cuatro oros en igual número de pruebas: los 500 m contrarreloj, el keirin, la velocidad individual y también por equipos, acompañada en esta última por la jovencita Laura Arias. Mientras, la multicampeona del orbe Yumari González demostró estar pletórica de fuerzas en su retorno competitivo al óvalo, al sumar sus esfuerzos a la cuarteta de la persecución femenina femenina, junto a Yudelmis Domínguez y las prometedoras Arlenis Sierra y Marlies Mejías, quienes dominaron a su vez la carrera por puntos y el ómnium para damas, en cada caso, para consumar el liderazgo cubano en el medallero con 15 preseas (7-2-6).

No obstante, también los competidores visitantes dejaron su huella y aportaron realce al certamen con pedalistas de la talla de las mexicanas Daniela Gaxiola, Franny Fong y Sofía Arreola, doble subcampeona del orbe, la venezolana

Jennifer César que reinó en el scratch, o el trinitario de 19 años, Alexander Quincy, quien se llevó las palmas entre los hombres, al coronarse en el keirin y la velocidad individual, además de lograr la plata en esta última modalidad por equipos.

De ahí que Venezuela (3-5-2), México (2-7-4), Trinidad y Tobago (2-1-0), Guatemala (1-0-2) y Ecuador (0-0-1) también estuvieron presentes en el podio en una lid que sirvió de antesala a las venideras Copas del Mundo, pero sobre todo mereció los aplausos del público.