Limusina popular
Hacer más con lo mismo, pasa de ser una obsesión para convertirse en casi realidad, en los años noventa cubanos, y surgen, hechos a mano como los Habanos, infinidad de artefactos, todos útiles, todos llamados a jugar un papel familiar en la dura cotidianidad.
Hacer más con lo mismo, pasa de ser una obsesión para convertirse en casi realidad, en los años noventa cubanos, y surgen, hechos a mano como los Habanos, infinidad de artefactos, todos útiles, todos llamados a jugar un papel familiar en la dura cotidianidad.
Es de esta forma que entra en las calles la «Limusina» cubana, para uso casi exclusivo del servicio de taxis. Un chasis extendido, dos puertas de más, y su capacidad aumentada a ocho pasajeros, son las diferencias visibles con el LADA original, sobre el cual se construye y con el que comparte todas sus partes, excepto la barra de transmisión adecuada al tamaño, conductos para frenos traseros, y cableado para las luces, además del consumo, de aproximadamente un 10% más que su padre pequeño (aprox.9Km por litro), lo que no está mal para un auto de su tipo.