Todavía la pintora cubana Alicia Leal no ha concluido una obra cuando ya piensa en otra y otra que la convierte en una infatigable trabajadora del arte de la plástica, pese a que sobre si lleva el peso de la atención de su esposo, hija y casa. Impuesta a la fuerza de una disciplina casi espartana, Leal todos los días pinta por las mañanas sin que nunca se vean satisfechos sus pinceles y texturas.

No es de extrañar que sus obras toquen experiencias cotidianas en su relación con la familia, los amigos, de los conflictos de la mujer con la familia, entre otros, porque es su mundo más cercano y se desarrolla en ese contexto. "Yo he trabajado mucho la maternidad de una manera que parece absurda como el cuadro en que de la matriz de una mujer sale un corazón y no un niño" -explica a Excelencias Turísticas del Caribe durante una entrevista exclusiva.

También se ha dedicado a pintar sobre la pareja, los mitos, las leyendas campesinas y el circo, porque por su origen campesino (aunque vino de Sancti Espíritus para La Habana a la edad de tres años) se ha pasado gran parte de su vida escuchando relatos y leyendas del campo que su familia le ha contado durante años.

En cuanto a lo circense, la pintora refiere que ese mundo de colorido, de espectáculo y de conflictos, por lo agitado que debe ser el vivir como nómadas con presentaciones aquí y allá, la ha fascinado al punto de que ha dedicado varias series de pinturas a este tema. Su modo de ver la plástica tiene un sentido muy peculiar, en tanto la ve como una espiral, en la cual las cosas vienen y van.

De acuerdo con su criterio, hay momentos en que los pintores se acercan a determinado movimiento artístico anterior y en otros, se alejan, pero en lo profundo se trata de un reconocimiento a lo acumulado por la humanidad en cuanto a conocimientos, aunque siempre con algo diferente. Por ejemplo, en la actualidad se registra un acercamiento a los cánones religiosos -indica- temas que pasaron de moda, pero ahora han vuelto a la palestra y aunque por algún rasgo son distintos, técnicamente se hacen con los lineamientos de la Academia. Amplia Leal que en estos momentos también existe una tendencia que se denomina "Apropiación" y se ven a artistas que copian de manera fiel a obras del Renacimiento con la utilización de ropajes, ambientes y poses de aquella época.

Eso ocurre, en su opinión, porque unos seres humanos se van acercando a sus antecesores, mientras otros quieren ser muy modernos y tratan de buscar ismos, cosas que nunca se han hecho, de lo cual se infiere que el arte es inagotable en la misma medida de la existencia humana, de la sed de los humanos por evolucionar, buscar cosas nuevas. En cuanto a la inspiración que a ella casi la desborda, Alicia Leal piensa que es relativa, que sus aliados, el trabajo y la constancia, la ayudan a mantener un continuo deseo de seguir expresando lo que lleva dentro. "Tal vez para todo el mundo no funcione igual, pero yo estoy trabajando -refiere- y aún no he finalizado y ya pienso que no es eso lo que quería hacer, sino que quiero hacer otra cosa y en la próxima obra, en el próximo cuadro, lo voy a concretar".

A una pregunta si tanto esfuerzo no la cansa, la artista afirma que la falta de concentración y los problemas ajenos a la pintura, si la agobian y la extenúan, pero pintar no, por el contrario, "trato de trabajar todas las mañanas y si no lo hago, me siento insatisfecha". La artista prefería la noche por la tranquilidad, el silencio, se sentía mucho mejor para pintar, pero al nacer su hija hace 14 años cambió el hábito y entra al estudio cada mañana a encontrarse, como ella dice, con sus fantasmas, su mundo y su inspiración. Alicia Leal está casada con otro pintor, Juan Moreira, y de esa relación surgen influencias, críticas y sugerencias.