Espectácula único del contacto con especies de la fauna marina, son muestra de las aventuras que nos depara Santa Lucía de Cuba.

Desde que en el número 27 de Excelencias publicáramos un reportaje sobre las opciones turísticas relacionadas con el mar en Santa Lucía de Cuba; provincia de Camagüey, cerca de 158 000 vacacionistas han comprobado que todo allí era cierto y aún mejor. Regresamos, una y otra vez y volvemos a quedar entusiasmados.

Mientras tantas cosas han pasado en este mundo febril que gira y cambia, la fascinante Santa Lucía de Cuba sigue aquí, desconocida y apacible, protegida por el celoso arrecife de coral, contemplando desde su privilegiada posición frente al Canal Viejo de las Bahamas el transitar reposado de los barcos que pasan a lo lejos. El tiempo tiene en este sitio otra cadencia, el silencio es música y la brisa permanente del Este trae aún las voces de los primeros conquistadores, de los contrabandistas negreros y de los legendarios piratas que encontraron hace siglos esta playa como un soñado tesoro de 21 kilómetros, tibios y relucientes.

Ideal para el descanso activo, Santa Lucía de Cuba ofrece más de mil habitaciones de tres y cuatro estrellas incrustadas en el pintoresco entorno. Nos alojamos en el Hotel Brisas Santa Lucía y allí conocimos que junto con la habitación teníamos incluidos un excelente Club de Playa, con equipos varios, y una excursión marinera al cercano cinturón coralino que se delata en una línea continua de espuma blanca, justo debajo del horizonte.

“-¡Bienvenidos a bordo!”- nos saludaron los amigos de Cubanacán Náutica al arribar a uno de sus poderosos catamaranes motoveleros fondeados en la Base Náutica de Tararaco. Allí observamos además otras embarcaciones de la misma empresa, dedicadas a la pesca deportiva y a la actividad especializada del buceo. El saludo fue formal, pero de una cordialidad especial, propia del oriente cubano. Luego de presentarnos al Capitán de la nave y a su tripulación, nos acomodamos en cubierta y nos alistamos a partir a la aventura azul en esta excursión conocida como Coral Tour. Algunos prefirieron ir acostados sobre la red, sintiendo pasar debajo las olas y atisbando en el fondo las poblaciones de coral.

La excursión estuvo pensada en todos los detalles; incluyendo un bar abierto muy bien servido, música cubana, un espectacular show con estrellas de mar, y una sesión de snorkeling de las mejores que se puedan imaginar, tanto por la belleza de los fondos como por la variedad y docilidad de los peces que se acercaron a darnos la bienvenida en un sitio próximo al arrecife donde la profundidad no sobrepasaba los 60 centímetros. Más adelante pudimos nadar despacio, siguiendo a Chichi, el carismático guía de snorkeling, entre las formaciones coralinas que centelleaban bajo las olas. Con nosotros participaron también clientes de otros hoteles que adquirieron la excursión a un módico precio. Fue la primera vez en mi vida que tuve en las manos una robusta estrella de mar del tipo Oreaster reticulatus, y sin exagerar, habían cientos de ellas. Nos dijeron los marineros que estas viven en familias y como detalle curioso, que si pierden una porción se les regenera.

A la altura de aquel sitio de snorkeling conocido por los lugareños como El Mégano, divisamos en el cercano Cayo Sabinal una playa blanca que nos llamó la atención por su forma de herradura y su resguardada ubicación. “-Esa es Playa Bonita, - nos dijeron- es más linda que su nombre, mañana sale la excursión que la visita, se incluye almuerzo con langostas y camarones.” Con esta presentación, como es natural, quedamos tentados. Ya a las 9:00 AM del siguiente día, estábamos listos en el vestíbulo del Hotel para visitar Playa Bonita. “-¡Bienvenidos a bordo!”- nos recibió el guía y esta bienvenida se repitió varias veces en la mañana en los diferentes sitios a los que llegamos. Este catamarán era mayor, también tenía baño y plataforma de nadadores, como el anterior, y los tripulantes eran tan sonrientes y atentos como los ya conocidos. Apenas sin darnos cuenta ya estábamos tocando maracas y claves cubanas en un conjunto armado entre los propios excursionistas por nuestro guía y yo me asombraba de lo fácil que me resultaba hacer música cubana con aquellos acompañantes.

Entramos un poco al Canal que se extiende por nueve kilómetros hasta la Bahía de Nuevitas pasando frente al Restaurante El Bucanero en Playa Los Cocos. Desde el catamarán pudimos contemplar al otro lado, en Cayo Sabinal, las ruinas del Fuerte de San Hilario, construido en 1831 para evitar el acceso de los corsarios a la villa de Nuevitas y pasamos por el sitio donde los buzos de Cubanacán Náutica dan de comer con sus manos a los tiburones toro. Nos recordaron que este es el espectáculo más importante con animales en Cuba y uno de los más famosos del mundo por su concepción y prestigio. Además da nombre al ScubaCuba Sharks´ Friends, el Centro de Buceo camagüeyano por excelencia.

Regresamos al mar abierto y frente a Playa Bonita realizamos una magnífica sesión de snorkeling en el arrecife coralino. Aquí encontramos especies de coral que han desaparecido en otras partes del Caribe. El catamarán se acercó a la playa y bajando la escala llegamos a la arena caminando. No hay arena tan suave como esta y la línea de costa se extiende a ambos lados bordeada de una pujante vegetación típicamente caribeña. No hemos comido mejores langostas ni en los afamados restaurantes europeos, debe ser porque aquí se preparan con a experiencia de toda una vida dedicada al mar. El sitio es insuperable, tanto que muchos, al llegar la hora regreso, no queríamos salir. En cuestión de dos horas se puede disfrutar de sensaciones realmente placenteras y sentir la paz en un paseo que reconforta el espíritu del visitante.

Santa Lucía de Cuba es un lugar para la familia, donde conocer los sitios originales de la leyenda y vivir la aventura personal de las soñadas vacaciones en el Caribe que Cubanacán Náutica con un sincero “-¡Bienvenidos a bordo!”- pone al alcance de todos. Si de vacaciones se trata, la manera más fácil, más cómoda y mas segura es adentrarse con Cubanacán Náutica en el gran azul de la aventura por esta playa virginal de asombros infinitos donde como en todo Camagüey, la naturaleza y el hombre hacen las cosas en grande.