Ritmos del Caribe.
En la llamada World Music que suena mucho en estos tiempos, no pocos ritmos caribeños están presentes. La razón, es la riqueza de la sonoridad de esta zona del planeta. Zona que tiene el privilegio de la fusión de las culturas hispana, africana y precolombina debida al mestizaje que provocó la conquista española. Dentro de la categoría de Música Tropical, que cada año pone en vilo a los moradores de esta parte del mundo, tenemos ganadores como Juan Luis Guerra de República Dominicana por ejemplo, con el merengue. El son, la salsa, el merengue, el reggae son algunos de los géneros que recorren Europa con aceptación en los lugares más increíbles. Antes de la llegada de Cristóbal Colón ya existían en estas tierras manifestaciones musicales y danzarias. Con el areíto, los aborígenes celebraban sus fiestas. Según crónicas de la época, utilizaban unos grandes tambores de madera y otros instrumentos como flautillas, sonajeros y pitos de cerámica. Pero en las islas del Caribe el exterminio de los nativos fue grande, no así en la parte continental. Por tanto, en estos momentos, los vestigios son pocos, quedando con fuerza lo que surgió tras la conquista. No obstante, perduran hasta nuestros días instrumentos como güiros, sonajas y maracas, entre otros muchos que se utilizan actualmente en las agrupaciones musicales. Los españoles trajeron lo suyo, y aquí encontraron la fuerza de la africanía. Estos dos elementos son predominantes hoy en todos los géneros antillanos. Muchos esclavos africanos pudieron, dentro de sus horribles condiciones de vida, mantener sus culturas lo más puras posibles. El investigador cubano Argeliers León dijo al respecto:"Los cabildos agrupaban africanos de una misma nación o procedencia territorial africana. Los Cabildos fueron los únicos medios para conservar vigentes en Cuba tradiciones culturales africanas". De ahí que la influencia de los ritmos africanos sea profunda. El contacto de los ritmos de raíz hispana con lo africano les otorgó la “sabrosura” que los caracteriza en la actualidad, además de ejercer en la manera de danzarlos. Formas que escandalizaron por sus movimientos sensuales y de atrevidos contactos físicos.
Recorrido por géneros e instrumentos Con motivo del festival Carifesta en 1979, y refiriéndose a la música como denominador común en el Caribe, el escritor cubano Alejo Carpentier, dijo: “...Puede ser la música cubana en su larga evolución, de la que ya no tengo que hablarles, y que ha invadido al mundo entero; puede ser la plena dominicana, tan parecida y tan distinta, sin embargo, a la música cubana; puede ser el extraordinario, el endiablado calipso de Barbados y de Trinidad; pueden ser las orquestas de steel band, esas que podríamos llamar, no bandas de instrumentos de cobre, sino de instrumentos de acero, en el sentido de que, los músicos de las islas de Trinidad y de Barbados, con las tapas de los tambores de gasolina y de petróleo, achichonadas de cierta manera a martillazos, han creado un instrumento de una riqueza de notas, de posibilidades y de expresión tal que están ejecutando en esos instrumentos genuinamente antillanos hasta música de Bach.” Se aprecia en las palabras de Carpentier, la diversidad entre las naciones caribeñas al mismo tiempo que tiene vínculos que las unen. Por otra parte en Jamaica tenemos el reggae; en Puerto Rico, las bomba, plena, danza, seis y aguinaldo; en República Dominicana la mangulina, salve, carabiné y merengue; en Cuba el son, danzón, la rumba, la guaracha y el mambo. En Haití la compa; en Colombia, la cumbia y el vallenato; en Trinidad y Tobago el calipso, zoca y rapso. Muchos de los instrumentos utilizados para interpretar los géneros caribeños se repiten en cada región. Tenemos los casos de la guitarra (heredada de España), la marimba o marímbola, las claves, los bongoes, las maracas y casi todos los percutivos heredados de los africanos. Otros tienen características más individuales como en la plena ( ritmo puertorriqueño de principios del siglo XX nacido en los barrios marginales a partir de la fusión entre la bomba y el calipso). Aquí se incorporan el acordeón y la pandereta. En la guajira cubana está el laúd. En el caso de la guaracha (también de Cuba), se usan el güiro y las maracas. Estos también están presentes en el merengue dominicano, además de la tambora.
Un espacio aparte Cuba le ha dado un sello muy especial a esta música, independientemente del valor que encontramos en las otras regiones vecinas. Pero sin dudas, es la mayor de las Antillas, quien más influencia a la región e incluso quien hace los mayores aportes a géneros como el Jazz y su variante latina, así como a la salsa. El son, es base rítmica de éste último. De origen rural, nace en la zona oriental cubana, por ende la más caribeña de nuestra geografía. El musicólogo Helio Orovio ha reseñado acerca de las agrupaciones pioneras del son: “...estaban constituidos por un tres rudimentario, un güiro y un bongó, a los que se incorporó más tarde una botijuela o marímbula. El tres se construía con una caja de madera, de las utilizadas para envasar bacalao, el brazo de madera dura y tres cuerdas hechas de curricán encerado; el güiro se sacaba del fruto del árbol, vaciado, al que se le hacían unas ranuras por donde se frotaba una varilla; y el bongó, de troncos de árbol ahuecados, en par, a los que se ponía un cuero de chivo por uno de sus extremos, unidos por una faja y situados a ambos lados de la pierna derecha, percutiéndolos con ambas manos; se tensaban con candela.” De cualquier manera, tiene el Caribe instrumentos ya propios que le dan ese color a sus sonidos. Es multiplicidad y renovación que por estos tiempos goza de buena salud en las preferencias de otros continentes. Algo más allá de su geografía, como dijera Carpentier: “Dondequiera que vayamos en las Antillas suena la música.”