Todos hemos acogido con beneplácito el reciente convenio de colaboración entre el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Turismo y la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba , dado en la Ciudad de La Habana a los 28 días del mes de octubre del año 2000, en principio, porque valoramos altamente la importancia de fortalecer y consolidar aún más las relaciones cultura – turismo, esenciales en la promoción e irradiación de nuestros valores artísticos, culturales y patrimoniales en general, crecimiento espiritual de nuestro pueblo, así como en la defensa y protección de nuestra identidad nacional. De ahí que a los efectos de este importante documento, la revista Excelencias Turísticas del Caribe le haya solicitado esta entrevista.

Hasta el momento se ha hablado mucho acerca de la necesaria “diferenciación del producto turístico cubano”. ¿Considera Ud. que este convenio contiene las bases esenciales para el desarrollo de esta política que compete a ambos ministerios?

Sí, la respuesta es afirmativa, porque precisamente el convenio, -- como se expresa en la parte introductoria - se fundamenta en una experiencia acumulada que se remonta a los primeros años de la década de los 90 y que tiene su segunda reafirmación en el convenio suscrito en el año 1995 por los entonces ministros Armando Hart y Osmany Cienfuegos, convenio que ha sido la plataforma de trabajo de ambos ministerios. En los documentos anteriores a los que hemos hecho referencia, aunque han sido suscritos por el Ministerio de Cultura con las instituciones turísticas, siempre hemos contado con la protagónica participación de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y su membresía. Esto nos ha colocado, yo diría, en una posición privilegiada porque hemos podido contar con el enjuiciamiento crítico, en lo que respecta a la relación cultura – turismo, de lo mejor de la intelectualidad cubana. La participación de los artistas y escritores es importante porque es una opinión sin compromiso, éste, es sólo para con la cultura y la nación cubana y ese ha sido un rasgo que nos ha distinguido del resto de los países de América. Yo no creo que hayan muchas experiencias como éstas en el mundo. He participado en varios eventos internacionales donde han estado representantes de los Ministerios de Cultura y Turismo; la gente dice: bueno, ¿y después del evento qué? Cada ministerio por su parte aquí, en Cuba, ha podido vencer esa contradictoria polémica, relación en algunos casos conflictiva. Creo que hemos logrado ir armonizando sin que con esto quiera decir - no sería un enjuiciamiento objetivo - que no haya dificultades; pero lo importante es que hay una política de los dos ministerios que expresa los lineamientos del gobierno cubano, que son también los de la UNEAC, la otra parte que firma y suscribe el convenio.

Cuando en el convenio se refiere al turismo como plataforma de irradiación de la cultura cubana e importante fuente de financiamiento de la misma, ¿cómo debe entenderse esto último?, o sea: turismo como importante fuente de financiamiento de la cultura cubana.?

Comenzaría por explicarte que la relación se fundamenta en algo que es reconocido por una gran cantidad de expertos en la materia, o sea, lo que distingue y distinguirá a Cuba como destino turístico del resto de los países del Caribe: precisamente la cultura cubana, porque playa, sol, vegetación, clima parecido al nuestro, lo hay en el resto del Caribe. Ahora, una cultura como la nuestra, potenciada por la obra de la Revolución, no admite mucha competencia, y esto no es un planteamiento que sea expresión de nacionalismo, sino una realidad objetiva y desapasionada. Es éste un elemento que contribuye a cualificar el destino turístico cubano y nos parece que es el mayor aporte económico que hace la cultura al desarrollo del turismo en Cuba. Cada vez más los dirigentes del turismo, desde el Ministerio hasta las instituciones de base, se van convenciendo de esto que te estoy explicando. Ahora, por supuesto, que esa relación del turismo con la cultura, la visita a las instituciones, la comercialización de obras de arte, de libros, de discos, de otras manifestaciones del arte y la cultura, las presentaciones artísticas, música, teatro, danza, cine, evidentemente dejan un resultado económico positivo para las instituciones turísticas y culturales y también para los artistas. En la medida en que el turismo se ha desarrollado, las instituciones culturales han ido ganando en experiencia y realmente los ingresos que se obtienen de esa interrelación se incrementan por año. Por supuesto, aún estamos insatisfechos de los niveles alcanzados porque consideramos que todavía están por hacer muchos nuevos proyectos, por perfeccionar muchas cosas; pero puedo asegurarte que en la actualidad los ingresos que obtenemos del turismo son sumamente importantes para el desarrollo del arte y el sostén de las instituciones culturales del país.

En uno de los postulados del convenio se habla acerca de que la “comercialización de los productos culturales no admite concesiones éticas. ¿Pudiera Ud. realizar algunas concreciones al respecto? Hay una expresión de Armando Hart, en la que éste manifestaba que las instituciones culturales que comercializan bienes o servicios de esta naturaleza, tienen que ser en extremo cuidadosas porque lo que se comercializa es el alma de la nación cubana. Esto es una declaración de principios: nunca podremos hacer concesiones a costa de incrementar ingresos lesionando la imagen de la cultura cubana, que es expresión, como te decía, del alma de nuestra nación; incluso, en la medida en que seamos rigurosos, en la medida en que comercialicemos bienes y servicios de alta calidad, en esa misma medida obtendremos ingresos en un mediano o largo plazo. Se trata de un pensamiento estratégico. Hay un concepto muy importante universalmente reconocido y es que los bienes y servicios culturales, cuando se ponen a disposición del mercado, son una mercancía; pero una mercancía especial que tiene un carácter dual. Son mercancías, pero a su vez, portadoras de ideología y por eso tenemos que asumir esto con un sentido muy profundo de la ética.

Sabemos que, en ocasiones, los intereses económicos han obstaculizado el desarrollo de proyectos de esta naturaleza. ¿Cómo hacer, qué estrategias seguir para que los directivos en general – tanto cubanos como extranjeros – se sensibilicen con esta política cultural trazada específicamente, en este caso, para el turismo, y actúen en consecuencia?

El convenio es una de las cosas, convenio suscrito por los dos ministros y el presidente de la UNEAC y asumido por todas las instituciones que integran las tres partes firmantes. Ahora, a mí me parece que independientemente de los convenios hay regulaciones, por ejemplo, jurídicas, disposiciones que se han establecido por los Ministerios de Cultura y Turismo; pero me parece que el esfuerzo principal debe ir dirigido a la sensibilización de los directivos cubanos y extranjeros sobre el valor de la cultura cubana, de los proyectos culturales. Yo pienso que para asumir esto tiene que hacerse sobre la base de un convencimiento de la necesidad de esa relación, y si bien son importantes, necesarias las regulaciones, más importante aún es que cada persona que tiene una responsabilidad, hasta el más simple eslabón de la cadena, esté consciente de la importancia que tiene la cultura para llegar a ser una potencia turística, lo que se alcanza sólo elevando el nivel cultural de los trabajadores del turismo. Nuestro ministro, Abel Prieto, en una intervención - en el momento de suscribir el convenio - expresó lo siguiente: el país se ha propuesto en los próximos diez años, lo que también Fidel ha planteado, que los cubanos seamos el pueblo más culto del mundo. Los trabajadores del turismo tienen que ser de los más cultos en un pueblo culto y eso se logra con planes de preparación, de capacitación, pero sobre todo con la autopreparación de todos los compañeros, y el convenio recoge esto con mucha fuerza, porque yo repito que es fundamental, decisivo. El día en que lo logremos en todo el país, me sentiré satisfecho. Ayer yo estaba en una reunión en la Ciudad de La Habana y hubo una intervención del gerente de uno de los hoteles más importante de Cuba; él expresó cómo había evolucionado, de modo que hoy es un defensor de la cultura cubana, por razones culturales, por razones políticas y también por razones económicas; manifestó que hoy en día y en el futuro, su hotel no es ni podrá ser lo que tendrá que ser sin una relación activa con la cultura. Es una tarea de convencimiento, de persuación y hemos avanzado en ese sentido, lo que no quiere decir que existan aún muchos problemas por resolver.

Es conocido el conflicto o contradicción que existe, en no pocas ocasiones, entre la animación turística – que es plantilla de hoteles - y su proyección en cuanto a las reales necesidades del país para con el turismo. Uno de los aspectos del convenio contempla el brindar una atención particular a la animación turística. ¿Puede hablarnos de algunas estrategias o lineamentos encaminados a eliminar esta especie de tensión?

Ese es un tema conflictivo en todas las reuniones. Hemos logrado una plataforma común entre los dos ministerios y la UNEAC y trabajamos en estos momentos en la implementación de las medidas; es decir, se ha logrado en primer lugar, conceptualizar qué debe ser la animación turística en las condiciones de Cuba y nos hemos propuesto lograr una animación turística cubana apropiándonos de una experiencia universal a la que no podemos dar la espalda, pero a partir de lo que yo te decía al inicio, o sea, que la obra de la Revolución en el campo de la educación y la cultura nos permite tener una posición privilegiada en lo referido al llamado nivel cultural y educacional...