Nacida de la mezcla de culturas y gentes, inmersa en todo tipo de paisajes, la isla de Mauricio es un rincón del océano Índico donde uno debería perderse, aunque silo sea durante algunos días de su vida.

Porque en Mauricio uno puede llegar a sentirse un ser especial en medio del paraíso, ya que el verdadero secreto de esta isla es, sin lugar a dudas, la sonrisa de su pueblo. Una sonrisa blanca y sincera que impregna de alegría el ambiente y deja huella imborrable en el corazón de quienes la visitan.

Al principio, Mauricio fue un puerto clave en la Ruta de las Indias, por lo que todavía cuenta con una buena herencia de siglos de colonizaciones. Los comerciantes árabes ya conocían esta isla en el siglo X, a la que llamaron Dina Robin, fueron los portugueses quienes se animaron a quedarse por un tiempo en este precioso lugar, aunque pronto la abandonaron.

Más tarde llegaron los holandeses quienes se establecieron en algunos puntos del Oeste, estos últimos no se despidieron de la isla sin antes bautizarla con el nombre de Mauricio. Los franceses, en 1722, hacen acto de presencia en Isla Mauricio, fundan, la Compañía Francesa de las Indias Orientales, y la llaman “Isla de Francia”.

En la actualidad forma parte de la Commonwealth, afrontando dos grandes problemas; la explotación azucarera y la gran densidad de población que en toda ella existe. Se dice que en la isla, con una población de 1.008.864 habitantes, se hablan 33 lenguas diferentes, trece de las cuales provienen del sub-continente indio, y que se practican nada más y nada menos que 87 religiones diferentes.

Las aldeas y poblados de los nativos que viven en el interior así como en la costa se encuentran rodeadas de grandes árboles y bellas plantaciones con todo tipo de flores de diferentes colores. Entre las de mayor tamaño se haya el boniato, de cuyas altas ramas descienden las famosas lianas. Visto todo esto, se puede decir que Isla Mauricio es hoy por hoy un atractivo paraíso que pertenece al grupo de las Mascareñas.

De origen volcánico, ofrece una llanura costera y una meseta montañosa, cuya mayor elevación es el Pitón de la Riviere Noire. Muchas aves, así como otros animales de la isla, se pueden observar en las cercanías del Río Negro y en las costas de Chamarel, cuya belleza ha estado siempre protegida por un arrecife de coral y un mar tranquilo, de un intenso azul turquesa Mauricio es un destino que se puede visitar en cualquier época del año.

Para los amantes de la náutica existen varias posibilidades a la hora de pensar en navegar por esta agua. Hay un servicio de alquiler de barcos, con o sin patrón, en Grand Baie, mediante el cual y durante uno o varios días es posible rentar la embarcación más apropiada. También hay la posibilidad de navegar en el “Isla Mauritia”, una inmensa goleta de época construida en 1852, que recorre la mayor parte de la costa durante una jornada entera. La compañía de alquiler de barcos Yacht Charters Ltd., ubicada en Grand Bay, también ofrece cruceros por las pequeñas islas del norte de Mauricio, o por la costa Noroeste a bordo de lujosos catamaranes.

Dicen que cuando el último dodó desapareció de esta isla, más de uno lloró por su rápida despedida. Así cuentan algunos nativos de Mauricio el desastre ecológico ocurrido algunos siglos atrás acerca de esta ave. El dodó fue muerto a palos por los muchos marineros europeos que arribaron a esta isla con el propósito de colonizarla, aunque hace ya de eso más de cuatrocientos años. Pero no hay que entristecerse del todo ya que al final fue adoptado como símbolo en el escudo oficial del país.