El gran público a menudo sólo conoce Tahití, la isla más extensa y más poblada, un autentico paraíso para planear una luna de miel inolvidable. Haciendo un poquito de historia, la teoría generalmente aceptada sitúa al sudeste de Asia el origen de las largas migraciones ocurridas hace tres o cuatro mil años, con el poblamiento del Pacífico por los polinesios hace unos 500 años a.C.

Estas grandes expediciones finalizadas alrededor del 1000 d.C. dieron lugar al nacimiento del " triángulo polinesio " compuesto por Hawai, la Isla de Pascua, Tahití y sus islas y Nueva Zelanda. Las diferentes lenguas empleadas en estas islas, todas resultantes de la ma'ohi, atestiguan el origen común de sus habitantes. Se atribuye al inglés Samuel Wallis el descubrimiento europeo de Tahití en 1767.

Tahití ofrece al visitante un mundo de exotismo y un aura misteriosa, aunque sin embargo el nivel de infraestructuras sanitarias y de transportes es uno de los más modernos del pacífico sur. Son numerosas las actividades terrestres y acuáticas que podrá disfrutar en su estancia. A pie podrá descubrir caminos que le llevaran a lugares de vistas inexpugnables. A caballo es posible atravesar las espectaculares playas de los valles de las Marquesas. Otras opciones son la bicicleta, los jeep o incluso los helicópteros.

En cuanto a actividades deportivas la calidad de los "fairways" y los "greens" de golf de Atimaono subrayan a la belleza del lugar. La mayoría de las islas están dotadas de magníficas lagunas donde se propone una amplia gama de actividades acuáticas. Inmersiones, paseos en escafandra, en acuascopio, en submarino, en semi-sumergible.

Excursiones en barco con fondo de vidrio, piragua, funboard, surf, skysurf, plancha de vela, ski acuático, parasailing, alquiler de canoas, kayaks, piraguas con balancín (va'a), jet ski, veleros o pesca en alta mar, todo es posible en Tahití. En cuanto a buceo, el mundo mágico de los fondos coralinos es accesible, con o sin botellas, todo el año con una visibilidad de por lo menos de 30 metros.

Otro detalle que no puede dejar de conocer en su visita es la práctica del tatuaje y del baile tahitiano así como comprar una perla de Tahití, fruto de la ostra perlera de labios negros.