Altar de la Iglesia.
Sacramento de nupcias.

En el corazón de la capital cubana se yergue el templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, al que acuden nativos de ese país que residen permanentemente en la isla antillana, así como visitantes, turistas y otros feligreses, en busca de la paz espiritual.

Llegando a La Habana Vieja, al viajero ruso le es imposible eludir el templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Construido a la entrada de la bahía, elevándose como en un pedestal y visible desde todos los puntos del puerto, el conjunto arquitectónico se integra de forma natural al entorno 

de la parte antigua de la capital cubana. Primero en Cuba y en la cuenca del Caribe, el templo está consagrado a la Madre de Dios de Kazán.

Un poco de historia

La historia de la creación del templo comienza en la década de los noventa del siglo pasado, cuando la Asociación de Ciu­da­da­nos Soviéticos residentes en Cuba se dirigió al Departamento de Relacio­nes Ex­te­riores Eclesiales de la Iglesia Ortodoxa Rusa con la petición de crear una parroquia de esa denominación en La Habana. En julio de 1998 llegó de visita a la Isla el metropolita de Smolensk y Kaliningrado, Kirill, actualmente Patriarca de toda Rusia. Entonces se inició un período de largas conversaciones y encuentros.

En noviembre de 2004 volvió a la capital cubana el metropolita Kirill para una visita pastoral y fue cuando se determinó el lugar de la construcción. En la parte histórica de la ciudad, a la orilla de la bahía habanera, se escogió el territorio de la futura iglesia. El historiador de la ciudad, Eusebio Leal Spengler, desempeñó un papel muy importante en esta labor.

El trabajo comenzó a ser más enérgico después del encuentro de Kirill con Fidel Castro, una conversación muy recordada por el líder de la Revolución cubana. Escuchando al metropolita, el entonces jefe de Estado cubano afirmó que el templo sería construido con los recursos de la nación caribeña, dado que el «pueblo soviético invirtió muchas fuerzas y medios en apoyo a nuestro país». En Cuba descansan los restos de combatientes soviéticos que dieron sus vidas en los momentos más duros de la historia de esta nación.

La primera piedra en los cimientos de la futura iglesia se colocó el domingo 14 de noviembre de 2004. En el viejo templo de San Francisco de Asís, el metropolita Kirill celebró la primera liturgia eslava. Al terminar, junto a sus acompañantes, varios de ellos importantes líderes de su congregación, fue en procesión hasta el lugar de la construcción. El acontecimiento se caracterizó por su solemnidad y se desarrolló en un ambiente de elevada espiritualidad. Detrás de la cruz y los estandartes religiosos ondeaban las banderas de Rusia y Cuba. Ya en el lugar, después de las plegarias, el metropolita Kirill depositó una cápsula con un documento.

Según informaciones de la prensa cubana, la edificación tuvo un costo superior a los 260 mil dólares. En el ínterin, se sucedieron los padres Markell y Mercurio (Gorbov), este último sustituido por el abad Vladimir Kliuev, quien supervisaba la obra y efectuó las primeras liturgias antes de la terminación del templo. Reunía a los feligreses, hablaba mucho de la ortodoxia, de los valores espirituales y morales, para tratar de regresar a sus compatriotas a la fe.

La Iglesia Ortodoxa Rusa de La Habana fue consagrada el 19 de octubre de 2008, cuando se celebraban en la Isla los Días de Rusia. En esa misma jornada el Sagrado Patriarca Kirill condujo la primera liturgia. Con la presencia de una gran cantidad de feligreses, doblaron las campanas del nuevo templo. Las incomparables voces del coro del monasterio Sretenskii resonaron en el primer servicio, al cual asistió el Presidente del Consejo de Estado de Cuba Raúl Castro Ruz, el vicepresidente de la Duma Estatal Rusa, Dumy Liobov Sliska, y otros dirigentes de ambas naciones, así como representantes de las distintas esferas de la sociedad rusa y una gran cantidad de creyentes.

Después, muchos miembros del Estado cubano y participantes en la construcción fueron condecorados por la Iglesia Ortodoxa Rusa. Fidel Castro recibió la Orden de la Iglesia «Gloria y Honor» por su gran contribución al desarrollo de la cooperación religiosa. En la oratoria de la parroquia de Kazán, el metropolita Kirill le dio el icono de la Resurrección de Cristo.

Según datos oficiales, en Cuba más de dos mil personas son miembros de la comunidad ortodoxa. La mayor parte de ellos provienen de las antiguas repúblicas soviéticas y residen de manera permanente en la Mayor de las Antillas. Entre los ortodoxos que asisten a la parroquia se encuentran algunos expertos extranjeros y diplomáticos. La religión tradicional es el catolicismo, sin embargo muchos de los isleños que crecieron en familias mixtas de rusos y cubanos son ortodoxos. Otra cantidad apreciable estudió en la antigua Unión Soviética, y son feligreses del templo.

A propósito de la nueva iglesia, el líder de la Revolución cubana escribió el 21 de octubre de 2008: «Es una fuerza espiritual. Desempeñó un papel importante en los momentos críticos de la historia de Rusia. […] Cuando la Unión Soviética se desintegró, el imperialismo no encontró un aliado en esta iglesia. Por eso, cuando en 2004, Vladimir Mijailovich Gundyaev –metropolita Kirill, de Smolensk y Kaliningrado– visitó nuestro país, le propuse construir en la capital de Cuba una Iglesia Ortodoxa Rusa, como un monumento a la amistad cubano-soviética y cubano-rusa. El historiador de La Habana, Eusebio Leal, estaría a cargo de esta tarea. En los cimientos del templo se colocó tierra del lugar donde descansan los restos de los soldados soviéticos que murieron en nuestro país cumpliendo con su deber. […] Nuestra capital es más rica al poseer un templo de la digna y prestigiosa Iglesia Ortodoxa Rusa, lo que es una prueba irrefutable del respeto de nuestra revolución a uno de los principios fundamentales de los derechos humanos y que se corresponde con una revolución radical y profunda».

Acerca del templo ortodoxo

La superficie total de la iglesia es de aproximadamente un millar y medio de metros cuadrados, rematados por cinco cúpulas y un campanario. Una de las cúpulas está chapada en oro. Los iconos se hicieron en Rusia y después fueron transportados a Cuba. El autor del proyecto es el arquitecto moscovita Alexei Vorontsov, quien trabajó con los arquitectos y constructores cubanos, especialmente con Oscar Jaime Rodríguez, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

En la entrada, por la escalera, en línea recta desde la costa de la bahía de La Habana, se encuentra el icono milagroso de la Madre de Dios de Kazán. Un precioso patio, decorado con flores tropicales y plantas decorativas, lo lleva a la entrada de la Iglesia Ortodoxa de Nuestra Señora de Kazán. Este icono es muy venerado en Rusia. En los días más importantes de la historia del pueblo ruso la efigie milagrosa acompañaba a nuestros soldados y comandantes. En el pueblo se conserva la leyenda de que el famoso mariscal Georgui Zhukov lo condujo por los frentes de la Gran Guerra Patria. Este icono, traído de la catedral de Vladimir, fue llevado en procesión alrededor de la sitiada Leningrado y la ciudad resistió.

Dado que los dos países y pueblos están unidos por una gran y estrecha amistad, la ortodoxia rusa está representada en la Isla por la efigie de la Reina de los Cielos, defensora de la paz, la tranquilidad y la virtud humana.

Cada vez vienen más turistas rusos a Cuba y la mayoría de ellos asisten a la Iglesia Ortodoxa. Distinguidos invitados de la capital cubana también la visitan.

Para los cubanos rusoparlantes y los feligreses que viven en el país antillano, la Iglesia se ha convertido en el centro de la cultura, pues en ella se encuentra una amplia biblioteca de libros en ruso sobre religión, cultura, deporte y mucha literatura de ficción. La biblioteca organiza regularmente exposiciones y una muestra permanente de fotos.

Al lado del templo está la Casa Rusa, con una sala de conciertos. Allí se organizan actividades y encuentros con gente interesante, y en sus paredes resuenan la música rusa y la cubana.

Por iniciativa del exrector de la iglesia rusa –padre Vyacheslav– la Iglesia abrió un curso de idioma ruso. Resulta que en Cuba muchas personas quieren aprender este idioma tan difícil para ellos. En los grupos participan hijos y nietos de las mujeres rusas que residen permanentemente en Cuba, de cubanos que estudiaron en la antigua Unión Soviética y no quieren olvidar el lenguaje, y representantes de una generación muy joven, a quienes les «gusta el sonido de la lengua rusa».

Usted se sorprenderá de la presencia masiva de católicos, judíos, musulmanes, cubanos de creencias africanas. Entre ellos figuran algunos bautizados en la fe ortodoxa. Quizás todos los caminos conduzcan al templo. Usted puede simplemente venir y estar junto a los iconos, imbuido de la paz divina en un entorno ruso. Se trata de una pequeña isla de Rusia en Cuba.