Playas Patrimonio Azul
En constante evolución, como la vida misma, se encuentran las playas del Caribe. Un patrimonio natural variado, hermoso y rico, que ha dado al hombre a lo largo de siglos generosas dádivas. Las playas fueron el espacio natural de los primeros habitantes del Caribe y también el primer punto de contacto del europeo con el Nuevo Mundo. Ellas fueron escenarios de batallas, sitios de desembarcos, testigos del choque inicial de civilizaciones.
Durante siglos el oleaje ha moldeado las arenas, fraguado caletas y creado lugares paradisíacos donde el hombre de ayer y de hoy han disfrutado de la calidez de sus aguas. La maquinaria fabulosa que genera los paisajes playeros jamás se detiene. Cada día rocas, conchas, algas y otros elementos de la fauna y la flora marinas se añaden a las playas o se pierden para siempre.
Este paisaje fabuloso ha estado demasiado expuesto a la acción del hombre. La construcción de hoteles, la pesca, la extracción de petróleo, el trazado de carreteras, la deforestación… Y también el hombre de manera individual ha contribuido a destruir las playas y sus ecosistemas. La basura que dejamos tras un día de picnic, el parqueo sobre la arena, la destrucción de la vegetación costera, la caza indiscriminada de animales y plantas, la destrucción de las dunas por la avalancha masiva de personas…son también crímenes contra el patrimonio azul del Mar Caribe.
El empeño por salvar las playas para el mañana, va siendo cada día un tema de mayor prioridad entre muchos países del área. Por tal motivo, el Grupo Excelencias reconoció este año mediante la entrega del
Premio Excelencias Turísticas el esfuerzo de las autoridades de la Secretaría de Turismo de República Dominicana por desarrollar un plan de recuperación de sus playas. El mar lo merece. Como bien dice Elisabeth Mann Borgese, hija del célebre escritor Thomas Mann y presidenta del Instituto Internacional del Océano, de Malta, «la matriz de cada mujer es un microocéano, la salinidad de su fluido semeja la de las aguas primitivas; y cada microcosmos vuelve a representar el drama del origen de la vida en la gestación de cada embrión (…). Y cada ser humano, por su parte, es el océano de un planeta…»