- El turista de nuvo tipo
ALGUNAS CLAVES PARA APROXIMARNOS AL RETRATO DE VIAJEROS ESTADOUNIDENSES EN EL SIGLO XXI, ÉPOCA EN LA CUAL ASISTIMOS AL PASO DE LA SOCIEDAD INDUSTRIAL A OTRA LLAMADA POSMODERNA
La sociedad a nivel global se transforma vertiginosamente. Los cambios suceden a una velocidad tan asombrosa que si Rip Van Winkle, el protagonista del relato homónimo de Washington Irving, hubiera quedado dormido a fines de la pasada centuria y no en los días que antecedieron a la Guerra de Independencia de Estados Unidos, y despertara 20 años después, se encontraría viviendo en una sociedad tan diferente que sería difícilmente concebible incluso para aquellos dotados de una poderosa imaginación.
En el siglo XXI asistimos al paso de la sociedad industrial a otra que no pocos autores han llamado posmoderna, y a la que corresponde un turismo, y en consecuencia un turista, de nuevo tipo. Por supuesto, es imposible definir el momento exacto en que surge un nuevo modelo social, al cual está asociado un nuevo modelo de consumo, que incluye el turístico. Solo convencionalmente podemos asumir que la sociedad posmoderna y el turismo posmoderno (segmentado, flexible, diseñado a la medida) surgen a inicios de este siglo.
Estamos, entonces, en un período de transición de un modelo social a otro, y de un tipo de turismo –y de turista– a otro; de ahí que al pretender delinear el perfil que responda a este siglo encontremos enfoques disímiles y en ocasiones contradictorios. Con todo, parece haber consenso en algunas de sus características; por ejemplo, prefiere productos y servicios personalizados, y aunque toma en cuenta los precios, prioriza la calidad de las ofertas.
Lo identifica también el hecho de que busca experiencias únicas, ya sea que le permitan integrarse al lugar que visita, que le provoquen la sensación de estar viviendo una aventura, una situación diferente a la de su día a día; o que deriven de su contacto con un medio natural poco modificado por el ser humano. Un estudio de la agencia de publicidad y marketing Rocket Fuel, que abarcó 2 900 turistas, reseñado en el Blog de turismo de la Escuela de Turismo y Hospitalidad Ostelea, en abril de 2016, reveló que si bien más de la mitad de estos valoraba la calidad de la comida para escoger qué destino visitar, consideraba una prioridad tener una experiencia gastronómica única.
El turista de nuestros días utiliza activamente internet, especialmente las redes sociales, y en sentido general las nuevas tecnologías.Antes de decidir, investiga el contexto social, económico y cultural de diferentes destinos, y compara condiciones y oportunidades, así como las ofertas de transporte. Las posibilidades que ofrecen las plataformas digitales y las aplicaciones para smartphones han ido modificando asimismo la tendencia a planificar con mucha antelación el viaje (el estudio de Rocket Fuel revelaba que el 31 % de los encuestados lo hacía hasta seis meses antes).
PERFIL CONTEMPORÁNEO
A partir de estos presupuestos, intentemos un acercamiento al perfil del turista estadounidense contemporáneo. Algunas claves para esta aproximación podemos encontrarlas en el Retrato de Viajeros Norteamericanos 2011, de Ypartnership/Harrison Group, una encuesta nacional a 2 539 hogares de EE.UU., realizada en marzo de ese año. Señala el diario digital argentino Pulso Turístico que sus resultados proporcionan un profundo análisis de los hábitos de viaje de los estadounidenses, cuyo ingreso anual es de 50 000 dólares o más, y que al menos se habían alejado a más de 75 millas de su casa por placer, lo cual requirió alojamiento durante la noche.
Según la investigación, para estas personas su tiempo de ocio y de vacaciones tiene una importancia que solo supera la pasión por la familia. De hecho, el 64 % del total dijo que estaba dispuesto a pagar si se les garantiza la calidad y el servicio que ellos creen merecer.
El sondeo reveló además que los principales tipos de viajes de ocio seguían siendo visitas a amigos y parientes (50 %) así como vacaciones en familia (42 %), aunque el 70 % tuvo «vacaciones de celebración». Si bien el 89 % manifestó interés en salir de EE.UU., solo lo consiguió el 38 % –la mayoría jóvenes entre 18 y 32 años, y personas mayores de 66–, fundamentalmente al Caribe (34 %), Europa (33 %) y México (26 %), mientras que el 30 % de los que se movieron por placer lo hicieron en auto, durante 2 días, en un radio de 50 millas de su hogar –una opción que tiende a aumentar.
Casi la mitad de los entrevistados (44 %) realizó actividades al aire libre –playa, lago, camping, senderismo, montañismo, esquí, pesca, golf, aventura o caza–, mientras el 30 % hizo en el período un viaje de ocio reservado, como promedio, 6 días antes de la salida. En cuanto al uso de internet, el 33 % había visitado una comunidad en línea, foro de viajes o blog para procurar información sobre diversas opciones.
Estas tendencias se mantienen en análisis más recientes. Solo un botón de muestra: en su Perfil del turista estadounidense –con cifras de cierre de 2014–, Procolombia reconocía que el mismo estaba cambiando sus fuentes de información para escoger un destino: si tres años atrás el 40 % utilizaba internet, en 2014 ya 53 % usaba sitios web, vía PC, en tanto el 22 % prefería emplear tablets y aplicaciones de smartphones, los que se iban convirtiendo en la herramienta de reserva online más gustada por los jóvenes.
Procolombia ofrece otros datos de interés: los viajeros estadounidenses continúan buscando destinos de sol y playa, sobre todo en el Caribe, pero más versátiles en los estilos –vida nocturna, aventura en familia, lujo más que relax, y diversidad de actividades como buceo, paseos en bote y cruceros–; al tiempo que cada vez con mayor frecuencia sienten atracción por los viajes experimentales en los que además de interesarse por los destinos turísticos, encuentran una alta motivación en la cultura, en las personas y en las experiencias únicas que puedan vivir (el 72 % preferiría gastar dinero en este tipo de vivencias que en otras cosas).
Por otra parte, seguían aumentando los viajeros «solitarios» (58 % en 2014, cuando tres años atrás eran poco más del 30 %). En general los estadounidenses emprendían dos viajes internacionales al año por vacaciones –si es por negocios, entre 4 y 5–, con una duración promedio de 17 noches, y la actividad que más les atraía era la visita turística; prefieren ir a un solo país (los más populares son México, Canadá, Reino Unido y Francia), y dentro de este, a dos o más destinos.
Sin dudas, el turista estadounidense actual es cualitativamente diferente al de hace apenas unas décadas, y a la vez distinto digamos, del europeo o del chino, porque recibe la influencia de su propio contexto económico y sociocultural, que incide, por ejemplo, en sus gastos promedio por viaje (más de 3 200 USD en 2014, con una proyección de más de 3 500 USD para 2019, según Procolombia) o en sus hábitos alimentarios.
Ahora bien, en cualquier caso podemos afirmar que las características que lo identifican y que han sido a grandes rasgos esbozadas, permiten considerarlo un turista del siglo XXI, o para ser más precisos, un turista posmoderno «en construcción», que está transitando el camino a serlo.