- Boda en el aire
NO SE TIENEN NOTICIAS, AL MENOS EN CUBA, DE QUE SE HAYA REALIZADO UN ACTO MATRIMONIAL DESDE UN AVIÓN Y CON UN SALTO AL VACÍO. LA HISTORIA DE QUIENES SE ATREVIERON A TAL HAZAÑA SE LA OFRECEMOS AHORA
No fue la boda a la cual estábamos acostumbrados a presenciar, no hubo damas de honor ni autos lujosos engalanados que se encargaron de trasladar a los novios. Fue una boda donde el escenario fue un avión y un salto al vacío.
Abel Cisneros y Dunia Pereira contrajeron nupcias de esa tan singular forma. Subieron a los cielos en un AN-2 de Aerotaxi y descendieron en paracaídas sobre el Parque Lenin, a mitad del día 13 de febrero de 2003.
Así lo organizó Gelasio Moreno, miembro del Club Provincial de Paracaidismo de la Ciudad de La Habana, quien en unión de otros miembros y paracaidistas del Centro Internacional de Paracaidismo de Varadero hicieron posible este acontecimiento.
Fue una tarea muy cuidadosa ajustar todo el equipamiento para el salto, tratando de no afectar el bello vestido de novia de Dunia y preparar para el salto a Carlos, Notario del bufete de Prado y encargado de dar fe en las alturas del acto matrimonial. Un poco más fácil fue para el novio, paracaidista del club, ajustarse el equipo sobre su traje.
Todo un colectivo de paracaidistas y tandistas participaron para traer a la novia y al notario a tierra mientras que otros se encargaron de tomar constancia gráfica y audiovisual de la sui generis boda.
Volando a unos 2 000 m sobre las áreas del Parque Lenin, en la periferia de La Habana, dos AN-2 de Aerotaxi, con las 18 personas que conformaban el equipo, se posicionaron en el lugar exacto desde donde se ejecutaría el lanzamiento, esto permitiría que el lugar de descenso fuera el programado de antemano. Los encargados de ello fueron los tandistas Billy Amador y Julio Ortiz que descenderían a la novia y al notario, mientras que Yaikel Quintero, Tato Moreno y Gelasio Moreno se encargarían de la filmación y de tomar las fotos durante la caída, otros serían los encargados del recibimiento en el lugar del descenso, previamente engalanado y con la presencia de los invitados a tan inusual boda.
Todo transcurrió como estaba previsto, en el lugar indicado para tomar tierra, los presentes esperaban para continuar agasajando a los recién casados.
No se tienen noticias, al menos en Cuba, de que se haya realizado un acto matrimonial con estas características, 15 años después, gracias a la labor de Gelasio Moreno, pudimos recuperar la memoria gráfica de este evento. Hoy, tienen la historia de los que subieron solteros y bajaron casados.