La ruta del Café
De Managua a Matagalpa hay unos 130 kilómetros a través de la carretera Panamericana que serpentea entre montañas y valles hasta la ciudad de Sébaco, de donde se toma un desvío a la derecha para cubrir el trayecto final. Por el camino se encuentra un pueblo apacible llamado Chagüitillo, en el que abre el Museo Precolombino y hay varios mercadillos con una interesante oferta de artesanías de cerámica negra típica de la región. Los lugareños, llamados matagalpinos, se enorgullecen de su naturaleza y de vivir en el Departamento del país que posee más áreas protegidas, entre las que sobresalen Cerro Apante, El Arenal y Cerro Musún, verdaderas joyas que ofrecen al visitante una sorprendente biodiversidad de flora y fauna, con riachuelos cristalinos, saltos de agua y senderos pintorescos que se adentran en los sitios naturales más bellos del norte de Nicaragua. La mejor base de operaciones para disfrutar de estos parajes es el hermoso hotel de montaña Selva Negra, ubicado a 1 200 metros sobre el nivel del mar. Hay guías que conocen todos los rincones en los alrededores y algo muy especial y apreciado es el café, un tema de prioridad al que también le asignan un papel importante como atractivo turístico. Le consideran el grano de oro, sobre todo por ser su principal fuente económica; y en las múltiples fincas y plantaciones que se encuentran en este Departamento nicaragüense de poco más de 8 000 kilómetros cuadrados, siempre habrá alguien disponible para darle una explicación sobre los tipos de café que se cultivan en la región, las principales características de la planta, variedades y exigencias fitosanitarias y los procesos por los que pasa desde la cosecha hasta la comercialización. Toda esta información y la posibilidad de degustar algún buen café –a escoger de una amplia oferta y recetario–, está perfectamente concentrada en el Museo del Café de la ciudad de Matagalpa, en el que se exhiben maquinarias, fotos, plantas y granos; la forma de recolectarlo y momentos de su beneficio como el lavado, despulpado, secado y tueste. Aunque esta es una institución muy bien conocida por los vecinos de la localidad, la referencia para ubicarla sin pérdida es el parque Morazán, de donde también está cerca la Catedral, construida en 1874 y cuyo edificio original todavía está en pie. Extensiones de mucho interés en la zona son la Casa Museo de Rubén Darío, en ciudad Darío; y la comunidad indígena El Chile–a 30 kilómetros–, donde las mujeres son famosas artesanas tejedoras. De sus manos salen carteras, mochilas, bolsos, monederos y gran variedad de artículos confeccionados con tejidos elaborados en sus rústicos y añejos telares. Un alto en Jinotega Entre las ciudades de Matagalpa y Jinotega hay apenas unos 40 minutos de viaje. La carretera asciende y después de una suave curva a la izquierda, se descubren a lo lejos los techos rojos de sus casas aisladas que datan mayormente de la época colonial, como la iglesia. De mañana es difícil tener una visión nítida del paisaje: se le conoce a este lugar, como la Ciudad de las Brumas, por su ubicación en un valle a poco más de mil metros sobre el nivel del mar, rodeado de altas montañas. Las fértiles tierras, las frecuentes precipitaciones, la alta humedad relativa y las frescas temperaturas, han contribuido al fomento de prósperas fincas cafetaleras y a que la zona sea reconocida por su variedad de hortalizas durante todo el año. Los jinoteganos también cultivan mucho maíz, del que elaboran decenas de platillos y cuya presencia es una constante en la gastronomía local, del que son buenos exponentes los restaurantes El Tico, La Colmena y Roca Rancho. Todo allí es perfecto para nutrirse de naturaleza, desde el principal alojamiento en la ciudad, el hotel El Café, hasta los bosques circundantes y el cercano lago Apanas –donde existe una importante hidroeléctrica–, que constituye un sitio excepcional para los amantes de la pesca deportiva. La ciudad de San Rafael del Norte, las Cuevas de Tunowalam con sus leyendas de enormes murciélagos vampiros a la que hacen alusión los guías refiriendo antiguas historias de visitantes y exploradores desangrados y las reservas naturales de Datanlí, Peñas Blancas y El Jaguar, constituyen otros puntos de gran atractivo, así como un circuito de interés histórico que rinde tributo a Augusto César Sandino, el General de Hombres Libres, que en tierras de Jinotega libró una parte importante de su lucha libertaria. Nueva Segovia, Madriz y Estelí Aunque distante y de difícil acceso por el relieve montañoso, Nueva Segovia se ha convertido en un interesante destino turístico cuyo principal valor es precisamente la imagen intacta y tradicional que ofrecen sus pequeñas ciudades y aisladas comunidades. Ocotal es la capital del departamento y la llamada Ciudad Antigua, su asentamiento con más historia. La tradición oral cuenta que hasta allí llegó Henry Morgan al frente de una tropa de piratas y que después de saquear la incipiente villa y no dejarle un céntimo a ninguno de sus vecinos, la hizo arder. Sobrevivieron algunos muros de adobe y argamasa y parte de la modesta iglesia hoy en activo y con valor de reliquia, formando parte de un hermoso conjunto al que está integrado el museo local. Las joyas naturales del departamento son, sin lugar a dudas, el Pico Mogotón, el más alto de Nicaragua con 2 107 metros; el Salto del Rosario, en el municipio de Murra, a 77 kilómetros de Ocotal; y asimismo, el río Coco, el curso fluvial más extenso de Centroamérica, que atraviesa a Nueva Segovia y llega también a Madriz, algo más al sur. Este es justamente otro de los puntos incluidos en la Ruta del Café. Su principal ciudad se llama Somoto, a la que se le conoce también como la Capital de la Amistad. Aquí se produce en talleres artesanales un tipo de rosquillas a base de maíz que la identifica y se comercializa en todo el país. Además del café, el cultivo tradicional en la región es el henequén, planta de agave que crece en forma óptima y alrededor de la cual se ha desarrollado una artesanía de fibra muy interesante, con artículos como alfombras, hamacas y bellos tapices. La excursión al Cañón de Somoto, que combina aventura con exploración, paisajismo y caminatas, es el plato fuerte de los operadores turísticos locales; así como navegar a través de los rápidos del río Coco, que por momentos se adentra entre paredes verticales de empinadas montañas de donde cuelgan orquídeas gigantes, helechos y bromelias. Para finalizar el circuito está Estelí, que tiene una extensión de 2 229 kilómetros cuadrados y a cuya principal ciudad, de igual nombre, los pobladores locales llaman el Diamante de las Segovias. Todo un orgullo de los estelianos es el complejo recreativo Estelimar, un parque enorme con varias piscinas, jardines y espacios temáticos, restaurantes y amenidades para grandes y chicos; así como los murales de vivos colores con los que han decorado manzanas enteras. Además del omnipresente café, de Estelí son muy dignas algunas marcas de tabaco torcido, rubro principal de la agricultura en la región, al menos desde el punto de vista de su aporte económico. Las autoridades medioambientales nicaragüenses han declarado cinco reservas en este Departamento que se explotan con fines turísticos como Tomabú, Tisey, Miraflor, Canta Gallo y La Patasta, en las que se encuentran cascadas, bonitos paisajes y grandes poblaciones de aves, monos y venados. El salto de agua La Estanzuela y las llamadas Mesas de Moropotente, una sucesión de altas montañas con cimas planas en las que se incluyen Copalchizal, Quiabuc, Majagual, La Trinidad y Oyanca, son otros de los atractivos naturales de Estelí. Restaurantes agradables y hoteles bien equipados serán la retaguardia ideal para el final de un paseo especialmente concebido para llevar a los visitantes a través de la Nicaragua tradicional y profunda que regala La Ruta del Café.
Grandes atractivos de la Ruta del Café Alojarse en el excelente hotel de montaña Selva Negra, visitar el Museo del Café y la comunidad indígena El Chile, en Matagalpa; explorar la iglesia de San Rafael del Norte, el lago Apanas y las Cuevas de Tunowalam, en Jinotega; ascender el Pico Mogotón y recorrer Ciudad Antigua, en Nueva Segovia; saborear las rosquillas típicas, visitar el Cañón de Somoto y navegar en los rápidos del río Coco, en Madriz; bañarse en el Salto de La Estanzuela y caminar algunos senderos de la Reserva Tisey, en Estelí.