Escolares en paseo de San Juan de Puerto Rico.
"Cuevas de Camuy, en el Parque de las Cavernas, considerado uno de los sistemas cavernarios más grandes del hemisferio occidental."
Siempre es un placer zambullirse en las cristalinas aguas de la bahía del hotel Copamarina.
Arroyo en el Bosque Nacional El Yunque.
Detalle de la costanera del Morro del Viejo San Juan.
Esquina en la ciudad de Mayagüez.

Después de una semana, he comprobado que ésta es una isla muy especial entre todas las que existen en el Caribe. Arribamos a ella por el aeropuerto internacional Rafael Hernández, ubicado en la pequeña ciudad de Aguadilla, con poco más de 60 mil habitantes y situada al noroeste.

Después de una semana, he comprobado que ésta es una isla muy especial entre todas las que existen en el Caribe. Arribamos a ella por el aeropuerto internacional Rafael Hernández, ubicado en la pequeña ciudad de Aguadilla, con poco más de 60 mil habitantes y situada al noroeste.

Dos semanas antes de la partida preveía que sería un viaje muy especial: mi primera vez en Puerto Rico y por primera vez, también, en compañía de un grupo de profesionales del periodismo de viajes, junto a varios colegas de profesión (grandes fotógrafos todos ellos) y los responsables oficiales de comunicación para la promoción de la isla como nuevo destino para turistas españoles. El programa anunciaba un recorrido completo siguiendo el sentido de las agujas del reloj –noroeste, norte, este, sureste y nuevamente noroeste. Una semana completa a través de pueblos y ciudades, disfrutando la espectacular naturaleza, con altos en playas paradisíacas, hoteles de lujo, campos de golf, museos; y todo ello en un agradable minibús por perfectas carreteras y autopistas. Después de más de veinte años visitando el Caribe, puedo afirmar que este es uno de los tópicos sobresalientes del destino… las carreteras son iguales a las de Europa, en perfecto estado el firme y una señalización de última generación.

El viaje Todavía era de noche y como en otras ocasiones, nos sorprendería el amanecer en la terminal internacional del aeropuerto de Barajas, en Madrid. Sus salas de embarque estaban repletas de pasajeros que despachaban con destino a Santo Domingo, La Habana, Sao Paulo. Montse Escobar, Directora de la División de Comunicación de GREYgroup (www.grey.es), salvó al grupo de todos los obstáculos y de su mano sobrepasamos uno a uno los tiempo de embarque, en orden y sin muchas complicaciones –a pesar de viajar a territorio de los EE.UU.– para desayunar juntos en la sala VIP del aeropuerto madrileño. Todo había empezado bien. En nueve horas y después de agradables atenciones culinarias y bebidas tropicales aterrizamos sin complicaciones en Aguadilla, donde salimos directamente al hotel Villa Montaña, de cuatro estrellas y ubicado en una paradisíaca playa de cuatro kilómetros, lejos del bullicio de las ciudades. Vegetación tropical, villas perfectamente equipadas, discreción y tranquilidad, fueron una fórmula de relax inmejorable después del largo viaje trasatlántico. En la noche cenamos junto al mar. El grupo se disipó durante horas, dio tiempo a platicar, conocerse y disfrutar. La primera salida fue a las Cuevas de Camuy, situadas en el Parque de las Cavernas del río de igual nombre. Se trata de uno de los sistemas cavernarios más grandes del hemisferio occidental. Hay varias cuevas, pero la que se visita es la denominada Cueva Clara, espacio espectacular en cuya amplitud de 52 metros se visualiza un universo de estalactitas y estalagmitas. Corre aquí el río Camuy, uno de los cursos fluviales subterráneos más caudalosos del mundo. Después visitamos el radio te­les­co­pio más grande de América, enclavado en medio de la selva, donde se hace todavía más imponente el plato de 305 metros de diámetro utilizado para estudiar el universo y los planetas más cercanos. No debemos olvidar que estamos en tierras bajo jurisdicción de los EE.UU. Esa condición ejerce algunas influencias, por ejemplo en materia comercial, para lo que existen grandes almacenes donde pueden hacerse toda clase de compras. Antes de dirigirnos a San Juan de Puerto Rico tuvimos la oportunidad de visitar uno de esos colosos, probablmente el más grande del Caribe, llamado Premium Outllets, donde se encuentran artículos y confecciones de las mejores marcas a precios inmejorables y están representadas firmas como Dolce&Gabbana, Cartier, Armani, Prada, Guess, Michael Kors, Coach, Nina West, que conviven con una oferta gastronómica demasiado americana y nada exquisita como Hot Potato, Subway, Taco Maker o Chicken Now. Al atardecer y bajo una lluvia incipiente, pero amenazadora, llegamos a San Juan de Puerto Rico, concretamente al Hotel La Concha Beach Resort, de cinco estrellas. En una primera impresión podría definirse como retro, chic y sofisticado, sin dudas uno de los mejores hoteles de la ciudad, considerado en 2008 como el alojamiento de lujo más popular de la isla. Se encuentra en una de las playas más privilegiadas del Caribe, en Condado, la zona elegante por excelencia de San Juan, a quince minutos del Viejo San Juan y cerca de los lugares turísticos más emblemáticos. Una piscina infinita, un casino abierto 24 horas y el famoso restaurante La Perla, son las estrellas del complejo. La estancia en La Concha no podré olvidarla nunca, una habitación de ensueño frente al mar, un Bloody Mary de película y una cena de lujo con inmejorable compañía. El nuevo día prometía visitas al Bosque Nacional El Yunque, almuerzo en el Bahía Beach Resort & Golf Club en Río Grande; re­corrido guiado por la Bahía Bio­lu­mi­nis­cen­te y cena en el restaurante Pasión por el Fogón, en lo que era un programa apretado, aunque lleno de lugares seductores y con algo de aventura. El Bosque Nacional El Yunque es el único bosque lluvioso tropical en el Sistema de Bosques Nacionales de los EE.UU., y uno de los lugares donde más llueve en el mundo. No por gusto, no dejó de llover este día. A pesar de las condiciones climatológicas, engrosé mi archivo con algunas hermosas fotografías. Al llegar al Bahía Beach Resort & Golf Club pude comprobar que era posible cumplir uno de los sueños que había tenido al conocer que visitaría la isla: jugar en uno de sus muchos campos de golf. Después de un frugal almuerzo en la terraza de la Casa Club, tuve el privilegio de hacerlo con Jorge Rodríguez, cadde master del campo y jugador profesional de Puerto Rico. Cerca de tres horas nos tomaron los dos recorridos de la estupenda pista, con fairways junto al mar, palmeras paradisíacas y greens de cristal. Llegamos a La Parguera en la tarde, otra nueva experiencia. Este es el lugar donde se encuentra una de las tres lagunas bioluminiscentes que tiene Puerto Rico. La bio­lu­mi­niscencia es un fenómeno común en mar abierto, pero raro en bahías, cerca de tierra. Por las noches, la Bahía se vuelve fosforescente, brilla cuando cuando sus aguas son agitadas por la marea, por un cardumen de peces o simplemente al ser agitadas con la mano. Debo decir que era un poco escéptico a este tipo de demostraciones turísticas, pero la experiencia sobrepasó con mucho mis expectativas. Es algo digno de ver y de experimentar, aunque muy difícil de explicar con palabras. La vuelta al puerto fue otro cantar. La ausencia de luz, el cansancio de todo un día de actividades y el desconocimiento de técnicas marinas hizo que el grupo viviese uno de los momentos más emocionantes del viaje, pues se produjeron algunas escenas graciosas y no faltó alguna embarcación que hiciera agua, con el consiguiente remojón íntegro de sus ocupantes.

El Estado Libre Asociado de Puerto Rico (en inglés Commonwealth of Puerto Rico), es un territorio no incorporado de los EE.UU. con estatus de autogobierno. Es la isla más pequeña de las Antillas Menores y se encuentra al noreste del Caribe, al este de la República Dominicana y al oeste de las Islas Vírgenes, a 2 000 kilómetros de la costa de Florida. Le rodean cayos paradisíacos y algunas islas, entre las que destacan Mona, Vieques y Culebra. Tiene clima tropical y a pesar de su tamaño posee diversidad de ecosistemas con bosques secos y lluviosos, zonas cársicas, áreas montañosas, ecosistemas costeros y marinos, etc. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde 1917, cuando el Congreso de EE.UU. aprobó la ley Jones. Aunque su relación con ese país es similar a la de un estado de la Unión y se le permitió la redacción de una constitución para el manejo de asuntos internos, Puerto Rico está sujeto a los poderes plenos del Congreso estadounidense mediante la Cláusula Territorial. Esto significa que el poder de ejercer su soberanía recae en el Congreso norteamericano y los poderes existentes en la Isla, al no gozar de protección en la constitución estadounidense, son revocables.

El Viejo San Juan Al Viejo San Juan nos encaminamos a la mañana siguiente. Está localizado en la isleta de igual nombre, que se conecta a la isla principal de Puerto Rico por numerosos puentes. Se caracteriza por tener calles adoquinadas y edificios coloridos de la época colonial. Tiendas, lugares históricos, museos, restaurantes, una belleza antigua y peculiaridad arquitectónica, le hacen encantador. Visitamos y degustamos los mejores productos servidos en una de las cafeterías más emblemáticas de la ciudad, llamada Cafi­cul­tura, la cual me recordó, aunque con aire caribeño, a los cafés tradicionales de capital de provincia en España. San Juan se caracteriza también por tener gran cantidad de plazas públicas e iglesias, como la Catedral Metropolitana, donde se encuentra la tumba del explorador español Juan Ponce de León. Pasamos la noche en el hotel El Convento, de cuatro estrellas, de gran confort, excelente servicio y tradición. Además de su carácter histórico, es el único de la isla incluido en la selecta lista de Small Luxury Hotels, además de estar catalogado como una de las obras maestras de la arquitectura colonial española.

Ponce Antes de llegar a Ponce, hicimos un alto en el Museo Castillo Serrallés, de estilo renacimiento español, diseñado por el arquitecto puertorriqueño Don Pedro Adolfo de Castro y Besosa, con elementos moriscos. Se trata de una importante institución local orientada a la promoción de la cultura y el turismo ponceño, otra de las ineludibles visitas en la isla. El hotel Copamarina Beach Resort, de tres estrellas, nos acogería en la tarde. Está situado cerca de la costa y a poca distancia de la Reserva Natural Bosque Seco de Guanica, lugar perfecto para disfrutar de la mejor oferta de Puerto Rico, con buena gastronomía, lindas playas, tranquilidad y la seguridad de un descanso de diez sobre diez. En este punto, al suroeste estábamos a 65 km del aeropuerto de Aguadilla. Se acercaba el final y el colofón no podía ser mejor, pues las horas siguientes se colmarían de la excelencia que ofrece el Caribe: playas, descanso, tranquilidad, el color azul del mar y el sonido producido por la brisa en las palmeras se adueñaron del programa, antes cargado de inolvidables visitas históricas y culturales. Un almuerzo al aire libre en el hotel Bahía Salinas Beach Resort & Spa, de cinco estrellas, hizo las delicias de todo el grupo. Sus amplias piscinas y el Spa justificaban y con mucho su categoría. La última noche la pasamos en el hotel Rincón Beach, tres estrellas, cerca de las ciudades de Mayagüez y Aguadilla. Es un alojamiento sencillo y de inmejorable situación, rodeado de exuberante flora y frente a una estupenda playa caribeña donde realizamos la última cena del viaje y la entrañable despedida a la luz de la luna y un tímido fuego en la arena. Al despertar caí en cuenta de que el viaje había terminado. Los recuerdos físicos y espirituales eran muchos y me hicieron reflexionar en la gran experiencia vivida en mi primer viaje a Puerto Rico. Como me ha ocurrido en otras ocasiones, experimenté la convicción de que la segunda vez será mejor. Ya sueño con volver de nuevo a las ciudades de esta isla, recorrer sus plazas, caminar por el Viejo San Juan, disfrutar de las playas más lindas del Caribe. Puerto Rico lo hace mejor.

La Bahía Fosforescente La bioluminiscencia de Bahía Fosfo­res­cen­te se debe a que está poblada de mi­llo­nes de micro-organismos conocidos como dinoflagelados, entre los cuales el más abundante es Pyrodinium (pyro, fuego; y dinium, que gira). Ocasionalmente, otros or­ga­nismos mayores en tamaño pueden con­tribuir a las emisiones de luz que se hacen notar en la bahía; y que es resultado de una reacción química entre sustancias presentes en ellos, las cuales al combinarse, destellan como luz fría, si el agua se agita por el paso de un bote, con los remos, con las manos, o cuando llueve. La Bahía Fosforecente es de estrecha entrada y en ella fluctúa poco la marea. Se vuelve por ello una especie de trampa en la que estas poblaciones se concentran. Alrededor de su orilla se generan sustancias vitamínicas que las alimentan y mantienen en gran densidad.