Más de dos millones 750 mil kilómetros cuadrados de aguas cristalinas, todos los azules imaginables, playas como no se encuentran en ningún otro lugar del mundo y que en esta región del planeta se repiten sin tener lugar exacto, así como para que cada quien elija la de su preferencia o haga una selección personal entre esas que más se acercan a las que alguna vez vieron en sus sueños.

Reconocido por el viajero como el destino ideal donde disfrutar días inolvidables de sol y mar, el Caribe posee una diversidad tal de playas que quien pretendiera conocerlas todas con el tiempo que cada una amerita, estaría obligado a volver una y otra vez sin que, probablEmente, le alcanzara la vida. De esta parte del mundo existen playas bañadas por las suaves brisas del Océano Atlántico y resguardadas por una cordillera de majestuosas montañas, como las de la Costa de Ámbar, al norte de República Dominicana. O todavía casi virginales -en los cayos de Cuba: Cayo Largo del Sur, Cayos de Villa Clara, Jardines del Rey y de la Reina… existen decenas. Playas de ensueño también adornan a Puerto Rico. Tienen arenas blancas y aguas turquesas, los colores típicos del más idílico litoral caribeño; y son igualmente ideales para el relax pleno y la práctica de variedad de deportes náuticos. Seven Mile Beach en Jamaica, la martiniqueña Cap Chevalier, en la que una barrera de coral la convierte en cristalino lago de excepcional belleza; Playa Caribe, en Isla Margarita, y las del archipiélago de Los Roques, en Venezuela; Playa Langosta, en Cancún; o Tortugas y Chac Mool, Paraíso y Playa Encantada, en la Riviera Maya, resultan infaltables hasta en la más apurada de las listas. De lujo son también las playas de la isla colombiana de San Andrés, bañada por «el mar de los siete colores»; y Bahía Sardina, Cocoplum, San Luis o Sound Bay. Igual sucede en Trinidad y Tobago con la llamada Maracas, Tyrico, Las Cuevas, Chagville, Iros y Quinam, la que en épocas del año toma un singular color marrón por los vertimientos del río Orinoco. De Barbados resultan ineludibles la famosa playa Dorada, llamada así por sus hermosas arenas cobrizas; y son espectaculares, asimismo, las de Curazao y Aruba. Privilegiadas por su naturaleza y la ubicación geográfica, las islas del Caribe son de los mejores destinos del mundo para vacacionar –y en realidad no puede decirse que en alguna falten sus tan valoradas y tentadoras generalidades: sol permanente, playas transparentes y azul turquesa, arenas blancas y finas, deportes náuticos, lujosos y grandes resorts o pequeños hoteles. Es algo común tanto en Las Antillas Mayores como en las Menores, una promesa con cuño de garantía para cualquiera en cualquier aeropuerto del mundo desde el momento en que parpadea el bombillo verde que indica la hora de partir hacia esta región, mágico universo de islas del tesoro, donde lo único que puede esperarse es sentirse libre dentro de la luz pura del trópico y llevarse como recuerdo del viaje, una ilusión de inmortalidad. Habrá que sumar las maravillosas playas de Centroamérica, que descendiendo la línea del litoral caribeño de México, Belice, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, con sus archipiélagos de ensueño, hasta el norte de Colombia y Venezuela, no dejarán más que la dulce sensación de que nada que sea prácticamente innumerable, debe extractarse de su dimensión real. Desde que se inventó el turismo, el Caribe ha cautivado a sus visitantes por su clima benévolo, el exotismo y colorido de sus tierras, y mucho más que por eso, por sus costas orladas de arenas y el agua cálida y cristalina que las inunda; esa gran fábrica de sueños que son sus playas, donde el aire se hace más puro, el cielo infinitamente más azul y nada más puede tener espacio que la mayor de las plenitudes.

Desde la Riviera Maya de México al istmo de Panamá con Cuba y Las Antillas en su conjunto, hasta las Islas de Barlovento y Puerto Rico al este –que cierran el Mar Caribe a partir del norte de Colombia y Venezuela–, pueden encontrarse cientos, miles de playas, con tantos detalles maravillosos e irrepetibles, que la región es considerada mundialmente un paraíso de arenas y aguas turquesas en el que todo parece concebido para disfrutar los placeres del mar

Independientemente de nombres, selecciones o sugerencias posibles, las playas de República Dominicana, Cuba, Puerto Rico, Jamaica, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes, Anguila, Saint Kitts y Nevis, Antigua y Barbuda, Guadalupe, Dominica, Martinica, Santa Lucía, Barbados, San Vicente y las Granadinas, Granada, Trinidad y Tobago, Aruba, Curazao e Islas Caimán, son una interminable sucesión de kilómetros y disfrutarlas al menos una vez en la vida, es una dicha que cualquiera en este mundo agradecería merecer