Las misteriosas líneas de NAZCA
Según la teoría de la persona que más las ha estudiado —la matemática María Reiche— las Líneas de Nazcan forman el «Calendario astronómico más grande del mundo», con sus mensajes crípticos como un colosal templo al aire libre. Fueron hechas hace unos 2 000 años en la planicie desértica y debido a su enorme tamaño su contemplación solamente es posible desde el aire, pero si los indígenas no tenían artefactos voladores ¿Cómo y por qué las hicieron?
Indiana Jones busca El Dorado en su última película pero la clave está en las Líneas de Nazca, allí acude para resolver el enigma y dice: «Sólo los dioses pueden leerlas porque los dioses viven allí». Si me acompañas comenzamos la aventura del misterio que encierran las líneas y figuras de Nazca. Ya nos elevamos. Según la teoría de la persona que más las ha estudiado —la matemática María Reiche— las Líneas de Nazcan forman el «Calendario astronómico más grande del mundo», con sus mensajes crípticos como un colosal templo al aire libre. Fueron hechas hace unos 2 000 años en la planicie desértica y debido a su enorme tamaño su contemplación solamente es posible desde el aire, pero si los indígenas no tenían artefactos voladores ¿Cómo y por qué las hicieron? Indiana Jones busca El Dorado en su última película pero la clave está en las Líneas de Nazca, allí acude para resolver el enigma y dice: «Sólo los dioses pueden leerlas porque los dioses viven allí». Si me acompañas comenzamos la aventura del misterio que encierran las líneas y figuras de Nazca. Ya nos elevamos.
Sobrevolando las Líneas Una avioneta nos espera en el aeropuerto privado de Ica (www.aerocondor.com.pe) pues, aunque en la población de Nazca también se brindan excursiones aéreas, la ventaja es que Ica se encuentra a una orilla del desierto, al sur de Lima, y permite hacernos una mejor idea del entorno, al sobrevolar durante 20 minutos la zona hasta llegar a los famosos geoglifos, declarados Patrimonio de la Humanidad (UNESCO 1994).
Pasamos un conjunto de montanas desérticas y aparece una pampa inmensa, amarillenta, reseca. El piloto señala las primeras líneas; luego aparecen las formas geométricas: triángulos, trapecios; y por fin las figuras.
Exclama: «¡Voy a sobrevolarlas haciendo un 8 para que así se vean de un lado y de otro!». Me va indicando: ¡El colibrí!, y da una pasada como si pilotara un caza de la Segunda Guerra Mundial; ¡la araña!, y allá vamos; ¡la ballena!; ¡el mono!… Hasta 32 animales y 227 figuras geométricas podrían desfilar (se enseñan sólo las principales) ante los ojos del intrépido viajero volador que empieza a sentirse Indiana Jones, con tanta pasada de avioneta (que no es mi caso porque Indiana no se marea y yo sí, pero también hay aviones más grandes que se mueven suaves).
Todas las figuras están realizadas mediante surcos en la planicie desértica, cuya superficie está compuesta por una serie de oscuras piedras rojizas (a causa de la oxidación) que cubre otra de color amarillento claro. Los indios nazca se limitaron a retirar las piedras a partir de un modelo a escala menor. La anchura del surco oscila entre medio y un metro, la profundidad hasta los 30 centímetros y la longitud de las figuras hasta 275 metros, pero las líneas pueden ser kilométricas.
Recostado sobre una ladera aparece la única figura antropomórfica que se contempla: «el astronauta» un humanoide con casco. Así pues, con todo el misterio que rodea al lugar, más las figuras geométricas semejando campos de aterrizaje y ahora un astronauta por medio, aparecen las mentes alucinadas que ven mensajes de alguien de arriba para alguien de abajo o viceversa. Misterios divinos de civilizaciones perdidas que habrían recibido la visita de seres procedentes del espacio.
¿Signos del zodíaco? El ¿cómo las hicieron? estaría más o menos resuelto, pues en las excavaciones arqueológicas han aparecido estacas, cordeles y ensayos de figuras. Lo sorprendente es no hay rastro de construcción alguna, siendo el caso que tuvieron que remover miles de toneladas de guijarros y arena a lo largo de no se sabe cuantísimos años.
Hay teorías para todos los gustos pues realmente resulta difícil saber el por qué; unos apuntan que si son tótems, otros que observatorio astronómico, otros que invocación al agua, hasta se ha establecido un paralelismo con las conocidas figuras del zodiaco. Así, en la explicación previa a la visita, el guía distribuye una hoja donde el Colibrí corresponde a Sagitario, las Manos a Taurus, el Árbol a Géminis, etc.
Seguimos disfrutando desde la avioneta de aquella superficie «garabateada» hasta donde alcanza la vista. La pregunta surge ¿Cómo se han conservado al aire libre durante milenios? La respuesta es que debido al color oscuro de la superficie, que absorbe mucho calor, se forma un cojín de aire caliente que protege los geoglifos de los vientos, anulando las corrientes de aire; además el suelo contiene yeso que al contacto con el rocío aglutina las piedras.
¿Mensaje oculto procedente de las estrellas que revelaría profundos secretos del universo? ¿Simple inteligencia humana aplicada a la geometría de lo insólito? Podemos dar la versión que nos venga en gana porque las Líneas de Nazca son el paradigma del misterio. Lo cierto es que no hay nada igual en ninguna parte del mundo. ¿Qué tal si, ahora que hemos aterrizado, nos tomamos un delicioso pisco sour*? Siempre pensando en el pilar de la felicidad.