Y cantando alegremente,
cada trovador cubano
se refugia en el verano
líquido del aguardiente

Fragmento del poema Guateque
Jesús Orta Ruiz,
“El Indio Naborí”
(1922-2005)

La llamada Ley Seca, también conocida como Ley Volstead, por A. Volstead, senador norteamericano que la promulgó el 18 de enero de 1920, influenció significativamente en el auge de los bares y el servicio de bebidas en Cuba. Con su implantación, quedaba prohibida la importación, fabricación, venta y consumo de bebidas alcohólicas en los Estados Unidos de Norteamérica, durante el período comprendido entre los años 1920 a 1935, arguyendo los daños para la salud y a la sociedad que provoca la ingestión de alcoholes.
Tal restricción motivó considerables arribazones de norteamericanos a los bares de La Habana, coincidiendo con el ya generalizado empleo del hielo, obtenido por métodos artificiales (refrigeración); y en la coctelería redundó en un fuerte y categórico entrenamiento para los cantineros criollos. Considérese también un incipiente incremento del turismo, fundamentalmente procedente de Estados Unidos.
Sobre esta época también puede hablarse de una plena madurez en la producción ronera nacional, al igual que del apogeo y refinamiento de los establecimientos gastronómicos.
Alcanzan progresivamente su esplendor emblemáticos lugares como el bar restaurante El Floridita –en la actualidad, con sus primeros 200 años de existencia– ubicado en el sitio histórico urbano de La Habana Vieja, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad desde 1982, y La Bodeguita del Medio, suerte de catedral de la cubanía y de la cocina criolla. Particular referencia merece el Sloppy Joe´s, uno de los bares más famosos del mundo, fundado en 1918. Fue elegido como usual refugio de turistas y estrellas del cine hollywodense, durante la primera mitad del siglo XX. Entre sus atracciones que han sido conservadas y restauradas a su esplendor original, cuenta con un gran mostrador (barra) de 18 m de largo, considerado en su época el mayor de Cuba y uno de los más extensos en América. Fue locación para el rodaje, en 1959, del filme Nuestro Hombre en La Habana, protagonizada por Alec Guinness y basada en la novela homónima del escritor británico Graham Greene, cliente asiduo de este renombrado bar.
Vale la pena mencionar lo expresado por Greene sobre la renombrada Cuna del Daiquirí: “Conozco el bar de hombres en el Waldorf Astoria, el Bar Savoy en Londres y el Bar Americano en París. He tomado Whiskey en Shepheards; Ginebra y Angosturas en el Gran Oriental, en Calcuta. Conozco los Piscos Sours del Hotel Carrera en Curazao. He visitado el Adlon en Berlín, el Bristol en Viena, la casa Chianling en Chungking, el Plaza en Buenos Aires. Pero, dentro de mi experiencia, “La Florida” (posteriormente llamado Floridita) es el máximo bar en la tierra”.