La Vainilla constituye uno de los productos naturales de amplio consumo a nivel mundial, con propiedades beneficiosas para la salud y como ingrediente indispensable en deliciosas recetas de dulces, un producto verdaderamente Gourmet, que comenzara a cautivar a la industria de los servicios gastronómicos y de restauración, a partir de la tradición de nuestras amas de casa como hacedoras hogareñas de verdaderas delicatessen. Conocida científicamente como «vainilla planifolia » es una planta originaria de México, que sabia y anticipadamente la cultura azteca empleó para aromatizar el chocolate. Después de la llegada de los españoles a América fue llevada a la metrópoli junto con el chocolate y de esa manera, las cocineras domésticas y los pasteleros ibéricos comenzaron a emplear la vainilla en helados, dulces, cremas o natillas. En la actualidad los principales productores del saborizante son Madagascar, islas Comores y de la Reunión, seguidos de México, Indonesia, Polinesia y las Antillas. La Vainilla como tal aparece en vainas de una planta lianosa de tallos trepadores. Esas vainas están repletas de semillas y como tal pertenecen a la familia de las Orquídeas. Para su crecimiento requieren de climas tropicales y húmedos. Para conseguir el producto final es necesario tomar las vainas cuando aun están verdes y pasarlas a fermentar. Después se exponen al sol durante dos días y luego se conservan en unos baúles por siete meses, en un espacio ventilado. Con este procedimiento se logra regular el sabor y tener un aroma típico, además de su color original marrón. Existen varios tipos, a razón de unas 100 especies de orquídeas del género vainilla, aunque realmente son cuatro las que se cultivan, como es el caso de la Pompona o vanillón en las Antillas; Fragans o plaifolia en México e Indonesia, y Bourbon de la Isla Reunión. Precisamente, la última mencionada lleva el nombre de Bourbon por ser este el antiguo bautizo de ese lugar. Esta especie también se cultiva en Madagascar y Comores, y constituye el mejor de todos los tipos. Por demás, se cosecha la «Tahitensis», cuyo origen está en Tahití, como su nombre lo indica, y contiene un sabor peculiar a anís y a pimienta, que la singulariza del resto y la hace muy apreciada. Son reconocidas sus virtudes medicinales a partir de su cualidad de estimulante aromático, digestivo, aperitivo y tónico cardíaco, e incluso se le atribuyen efectos en el tratamiento de la impotencia. También se les conceden propiedades como endulzante, antidepresiva y calmante, con indicaciones para combatir la ansiedad, la depresión y el estrés. Se dice de prácticas en Latinoamérica que ante el llanto persistente de un bebé recién nacido se combinan goticas de anís y vainilla, aunque no falten detractores desde la medicina para tales remedios caseros. Pero incluso, su alcance, conforme a cómo cada cultura jerarquiza ese intenso olor de la vainilla, ha permitido que los asiáticos la hayan llevado a la industria cosmética y a los rituales asociados a la sensorialidad en velas y varillas de inciensos; en tanto los occidentales la han comenzado a emplear con éxito como aroma en los productos de limpieza para el hogar. Lo cierto es que no hay paladar por estos días que pueda resistirse a los deliciosos dulces que se elaboran a partir de la vainilla: helados, natillas, flanes, tartas, cremas, ponches, entre los genéricos más universales, en tanto postres mas locales como el Arrollado de dulce de leche con chocolate de la cocina argentina, el bizcocho relleno de nata, o el muy célebre mazapán, estilizan a Doña Vainilla en el estricto catálogo de los productos gourmet. El delicioso Mazapán: su receta Uno de los dulces más conocidos a partir de la vainilla es el mazapán, tradicional de la Navidad y con ingredientes tales como tres tazas de almendras peladas y picadas, dos de azúcar, una de agua, dos de claras de huevo, cuatro cucharadas de azúcar refinada y una cucharadita de vainilla. Pese a incorporar a la receta un ínfima parte de vainilla, otorga el espíritu fundamental de ese dulce. Se recomienda para hacer el Mazapán calentar en un recipiente el agua y azúcar hasta que el segundo componente se disuelva y la mezcla empieza a hervir. Después se deja la mezcla hirviendo sin remover hasta que tenga una temperatura de 110 grados centígrados (utilizar un termómetro de cocina para controlar la temperatura). Luego se debe retirar y remover la mezcla con mucho cuidado. Añadir las almendras, claras de huevo batidas y vainilla, y mezclar todo muy bien. Se coloca el envase sobre el fuego moderado durante unos pocos minutos, solo hasta que la mezcla empieza a despegarse de los lados del cazo o caldero. Luego, añadir un poco de azúcar sobre una superficie en la cocina y vaciar la mezcla de la vasija encima. Amasarla bien, y hacer formas, estrellas o medialunas, entre otras; envolver en papel alba o metálico y poner en un sitio hermético. El mazapán es un dulce de origen muy antiguo, al parecer árabe, cuando se elaboraba a base de almendras molidas y azúcar. El término proviene del árabe mantha-ban, que significa rey sentado. Aunque se produce en muchos lugares del mundo, en particular son muy famosos los confeccionados en Toledo, España. Precisamente en la península Ibérica, en cada Navidad, los mazapanes acompañan a los turrones y otros dulces. Ellos otorgan con su dulzor y sabor típico una nota de especial atractivo a la celebración, sobre todo a partir de las inusitadas y caprichosas formas que puede adquirir este exquisito dulce. Así, vainilla y mazapanes consuman un matrimonio de ocasión para beneplácito de quienes disfrutan de las delicias de los postres gourmet.