Don Miguel Torres.Un hombre sembrado en la Tierra
Hijo de una tradición familiar en el mundo del vino que comenzaran sus bisabuelos con el dinero obtenido en Cuba en la década de 1870, este hombre de hablar pausado y seguro, manos inquietas y corazón firme, vive con los pies en el presente y la mirada en el futuro.
Don Miguel Torres es de esas personas que, como el buen vino que ha pasado largo tiempo en barrica y botella, acumula la sabiduría de generaciones dedicadas a sacarle a la tierra sus mejores frutos. Por eso no es de extrañar que este viticultor desde siempre, quien heredó de su padre una tradición familiar de hacer buen vino que se remonta al siglo XIX, se preocupe hoy no solo por seguir guardando costumbres que le dan renombre a los mejores caldos de Bodegas Torres, sino por modernizar sabores e imagen de sus vinos, pero también por temas tan candentes como el calentamiento global y el cambio climático. “Si el clima sigue cambiando -reflexiona con inmensa preocupación-, seremos los viticultores uno de los más afectados, pues la uva es una criatura sensible y delicada, muy propensa a verse dañada por los cambios bruscos de temperatura, los calores excesivos”. Y es que preocuparse por la misma tierra que ha alimentado a su familia durante siglos es una preocupación perenne para Don Miguel Torres, que maneja una empresa extrañamente familiar en esta época de fusiones y megacorporaciones, “pues hacer vino no es un negocio, sino una forma de vida”. “Quien entre en este mundo pensando solamente en hacerse rico está perdido. A veces yo mismo superviso vinos que hoy están en barrica y que posiblemente tomen o disfruten sus frutos mis nietos. El vino es eso, legar algo de uno mismo a los que vienen detrás”. “Es por ello que en Bodegas Torres también nos preocupamos por lo que le pasa a la Tierra, pues es ahí donde vivirán nuestros descendientes y seguirá perdurando la tradición del vino empezada por mis bisabuelos”, afirma mientras sostiene en sus manos una copa de un excelente Gran Muralles 1999, elaborado con una selección de variedades de uvas catalanas ancestrales. Fabricación de vinos orgánicos, preservación del medio ambiente en las zonas de cultivo de uvas en Chile o España, reducción de las emisiones de CO2, planes de reforestación y de lucha contra los incendios, desarrollo y adquisición de furgonetas híbridas, utilización de los residuos de la cosecha para producir energía, instalación de molinos de vientos… Estos y otros planes forman parte hoy del esfuerzo de Bodegas Torres por contribuir a la preservación del medio ambiente, que protagoniza el mismo Don Miguel, quien desde hace un tiempo anda a bordo de un coche híbrido, como mensaje a sus familiares y coterráneos. Don Miguel, quien encabeza un negocio familiar que facturó en el 2009 unos 19 millones de euros, con bodegas repartidas por Toro, Jumilla, el Priorato o Ribera del Duero, en España; pero también en el Valle Central de Chile, negocio que atiende uno de sus hijos; o en el corazón de California, Estados Unidos, que creó su hija Marinar; no piensa solo en los 140 países del mundo que conocen sus vinos y brandis, si no también en las decenas de trabajadores que tienen, a los cuales ayuda constantemente, como sucedió durante el reciente terremoto de Chile, que por suerte afectó poco a Bodegas Torres en ese país. A Cuba llegó también con ese fin, para ver no solo cuestiones de negocio, sino para conocer más aún a su gente, conversar de cerca con ellos, manifestar su preocupación por el medio ambiente a sommelieres y amantes del vino, a quienes llamó la atención que este hombre, famoso en todo el mundo por sus excelentes y multipremiados vinos, viniera a hablar de cuestiones aparentemente ajenas pero muy cercanas como los calores que hoy sufre la Tierra.