Habanos Vintage diamantes vegetales
Un nuevo universo se abre actualmente en el mundo de los habanos: los tabacos añejados, que largamente acariciados por el tiempo e hijos de un saber tradicional antiquísimo, regalan sensaciones únicas para fumadores e incluso aquellos que se acercan con reserva a esas preciadas joyas.
El impresionante afine de olores es la expresión suprema de un Habano Vintage. Son estos tan tangibles, que pueden ser separados uno a uno a lo largo del cigarro y su descripción declina los conceptos de tercios, por la mágica información volátil que aporta cada tramo que combustiona. El habano vintage recaba de una fumada diferente y de todos nuestros sentidos para cada aspiración y cada bocanada. El largo reposo, el necesario intercambio químico entre fortalezas y cigarros, el estricto control sobre la humedad, la temperatura, el oxígeno y la iluminación, permiten que día a día y año tras año se verifiquen los lentos procesos de oxidación de los azúcares complejos que conforman las estructuras de gran parte de los compuestos orgánicos que constituyen al habano y dan paso a otros procesos químicos al nivel de microcomponentes. Los grandes grupos orgánicos ya fracturados durante los macro procesos fermentativos, se degradarán cada vez más a estructuras más simples, alcoholes, esteres, cetonas, aldehídos; y unidos a la migración lenta del agua, dejarán lista las estructuras reticulares que conforman el esqueleto de la hoja con espacio suficiente para la generación de compuestos órgano-metálicos. Estos cambios disminuirán el peso del cigarro y permitirán el reacomodo de los diferentes componentes volátiles en función del tamaño de sus estructuras químicas. Habrá más aire en los canales que conforman el puro y el oxígeno será una componente vital en el largo afine olfativo de estos cigarros. Al punto que en demasía podría perderse el habano vintage. No existirá en estos vintage restos de amoniaco, este volatilizó totalmente durante largos años. Fruto del proceso de cura y desecho de las macro fermentaciones, el amoniaco no participará en la mágica orgía de los tenores olfativos de un habano vintage. Su combustión es perfecta. De hecho es necesario cuidarla pues de acelerarla perderemos parte de la información que atesora. Es imprescindible el control sobre la bocanada, pues la bocanada corta permite la descripción de los perfiles olfativos y el acercamiento de las espirales de combustión a nuestro olfato completa los detalles de cada segmento. Si en un habano reposado hacemos una aspiración de minuto en minuto, en la búsqueda de los perfiles olfativos que van apareciendo con la evolución del habano; para el vintage las notas son tan vibrantes y constantes que marcarán cada parte irresolublemente. Su fuma es para aquellos que sepan detener el tiempo y corporizar ese calidoscopio olfativo. Los fumadores de habanos jóvenes y reposados deberán acercarse a ellos con el olfato y paladar limpios. No les recomiendo fumar un vintage luego de haber fumado un gran habano de las categorías anteriores. Debe estar entrenado el olfato para el encuentro con estos matices de muchísima potencia, pero de diferente intensidad y limpio de tenores agresivos en nariz y boca. Mientras se mantengan condiciones especiales para su conservación y existan grupos orgánicos libres en los retículos de celulosa que conforman las paredes de las estructuras de las hojas, el habano evolucionará hacia perfiles olfativos más abiertos y especiados. En habanos vintage de cuarenta años es impresionante la potencia de la fumada y la intensidad olfativa, siempre que los parámetros de conservación sean adecuados. Humedad inferior al 60%, riguroso control de la difusión de oxígeno, temperatura controlada y baja iluminación son las claves del éxito. No todas las marcas de habanos son generadoras de habanos vintage. La elegante y delicada marca Hoyo de Monterrey, por ejemplo, es capaz de producir habanos reposados con perfiles distinguidos sobre los 10 años, no es marca para vintage, su ligada no posee la capacidad de evolucionar hacia intensidades olfativas de más valor. La marca Fonseca también se enmarca en este grupo. El habano vintage como expresión sublime debe consumirse solo, no necesita de otros para ennoblecernos, su disfrute es tal que con una copa de agua prístina nos sentiremos complacidos. Disfrutarlo es mutismo exterior, no merita el diálogo hasta tanto no expire en nuestra mano. Solo pluma y papel para su descripción es necesario; toda vez que confrontar nuestra experiencia hace importante estas notas. Es necesario prepararse para describirlos, pues su comprensión parte de cuán intenso y productivo haya sido nuestro tránsito por el mundo y cuánto espacio dedicáramos a mejorar la competencia de nuestros sentidos olfativo y gustativo. Pero hablar de ellos ya no es solo terreno de grandes coleccionistas. Estas maravillas son ahora públicas y su singular valor está al alcance de aquellos que puedan, pero por encima de todo quieran darse el lujo de vivir una experiencia inolvidable. Porque el Habano Vintage es sutil como el amor e intenso y potente como la vida. Hay que detenerse en él, penetrar su interior y levitar en sus espirales. Es la máxima expresión de un terroir. Es estilo, elegancia y madurez. Es toda la potencia de la naturaleza en una joya exótica y efímera.
El habano vintage recaba de una fumada diferente y de todos nuestros sentidos para cada aspiración y cada bocanada