El Campeonato Mundial de Superbike tuvo que parar abruptamente su calendario luego de las tres emocionantes carreras en el trazado australiano de Phillip Island, efectuadas el 29 de febrero y el 1 de marzo.
Además de los habituales reflectores sobre Kawasaki y su múltiple campeón Jonathan Rea, en la ciudad de Victoria todos estuvieron con la mirada puesta en las dos motos del nuevo equipo de fábrica Honda, cabalgadas por el español Álvaro Bautista y el británico Leon Haslam.
Sucede que Honda y Honda Racing Corporation (HRC) pusieron en manos de sus pilotos la CBR1000RR-R Fireblade; y desde la pretemporada mostraron lo necesario para competir con la Kawasaki ZX-10RR y la Ducati Panigale V4 R, y certificar las intenciones de ganar un título individual ausente de sus vitrinas desde 2007 y la clasificación de constructores que no dominan
desde 1997.
Pero en Australia no salieron los resultados esperados, y sobre todo Bautista no pudo rodar como lo hizo en 2019 para ganar con facilidad a bordo de una Ducati. Ahora se llevó los puntos de sendos sextos lugares en las dos carreras reglamentarias, mientras Haslam logró marcar la tarjeta tanto en las largadas como en la superpole.
Los que sí desde el arranque mostraron que van a vender bien cara su corona fueron los de Kawasaki, que han visto cómo el cinco veces titular de forma consecutiva, Rea, se impuso en la superpole, mientras el recién llegado Álex Lowes se instaló en la cima de la clasificación al vencer en la segunda carrera, ubicarse segundo en la primera y pasar la meta en la cuarta posición en la complementaria.
Pero regresemos a HRC y sus intenciones para 2020, que han quedado congeladas a la espera de que la pandemia mundial permita que el olor a caucho quemado enamore a los parciales del motociclismo.
Para entrar en detalles, la CBR1000RR-R Fireblade 2020, cuenta con un motor de 214 CV diseñado totalmente de cero, y en el que se disminuyeron las inercias y las fricciones internas. Basados en el prototipo de la RC213-V de la MotoGP, el diseño de la carrocería apunta hacia un comportamiento más deportivo y aerodinámico.
En ese sentido, también se rediseñó el chasis y quedó con unas paredes más finas y con seis puntos de anclaje al motor. Además, se modificó el reparto de peso y el centro de gravedad, ahora un poco más alto para mejorar los cambios de dirección.
Otros aspectos esenciales de este bólido de la Superbike es que el paquete electrónico recibió una importante actualización, con el conocido Throttle By Wire (TBW), o sea, tres modos de conducción, y con el ajuste individual de la entrega de potencia, control de freno motor, control anti-wheelie, control de tracción HSTC, Launch-Control y amortiguador de dirección electrónico.
Pero el acelerón del año de Honda estuvo en el motor de la CBR1000RR-R 2020, con el desarrollo de un nuevo propulsor de 1000 cc y 4 cilindros en línea capaz de entregar los 214 CV de potencia máxima, pistones de aluminio forjado (aleación A2618), bielas de titanio forjado (aleación propia Honda TI-64A) y accionamiento de válvulas «Finger Follower».
Solo resta esperar a que la pandemia permita que se enciendan los semáforos de la Superbike para ver cuánto pueden sacar Bautista y Haslam a esta joya que el equipo de HRC ha construido para dominar entre las motos de serie.