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Este compacto, que en un inicio pensaba presentarse en el salón de Ginebra, cuenta con tracción a las cuatro ruedas como opción y embrague hidráulico multidisco que, además de brindar un alto nivel de estabilidad y agarre, lo convierten en un vehículo
sumamente eficiente.
A nivel estético, no sorprende su calandra angulosa y triple toma de aire frontal que remiten a los del Audi A1, pero retiene las ópticas quebradas del actual A3.
Se trata de un diseño revolucionario que lo diferencia de sus hermanos de gama y, al mismo tiempo, le confiere un perfil lateral más musculoso, con pasos de rueda más marcados y llantas de hasta 19 plg.
En el motor, comparte con el SEAT León y  el VW Golf la plataforma MQB Evo, que facilitará también su paso a la microhibridación, con espacio por delante para versiones enchufables de bajo consumo.
Control sobre el asfalto parece ser la otra fijada para este modelo, así que sus amortiguadores vuelven a ser adaptativos con diferente dureza, y la dirección es de desmultiplicación variable, en aras de pulir aún más la dinámica del coche. Tal es así que en vez de montar un autoblocante, el ESP es capaz de frenar de forma selectiva cada una de las cuatro ruedas del coche para pasar
las curvas casi casi como un Fórmula 1.
Con el ESP en modo deportivo, el A3 Sportback podrá derrapar de forma controlada en superficies de baja adherencia, y —como ya es marca de la marca— será capaz de desconectarse por completo.