Abandonado bajo un árbol, en una finca de Madruga -unos cincuenta kilómetros al sur de La Habana-  esperaba su rescate este raro cochecito, mitad alemán, mitad italiano: un BMW Isseta, de 1955.


José Miguel Pérez ni recuerda qué lo hizo viajar ese día hasta allí, algo que no es común hacer desde la capital. El BMW Isseta llevaba lustros tirado y su propietario ni quería pensar en su reparación, pues el tamaño, configuración y singularidad de este auto hacen muy complejo cualquier trabajo.


El Isetta fue un micro-auto desarrollado por la italiana Iso Rivolta, ya desaparecida. Fue su primer automóvil y lo basaron en su experiencia anterior con las motocicletas.


Gracias a diferentes acuerdos se construyó en España, Bélgica, Francia, Argentina, Brasil, Alemania y Reino Unido.  La mayor producción fue la alemana, a cargo de BMW, con 136.367 unidades.  De ellos solo unos 1000 aún existen, siendo un carrito muy interesante a día de hoy.


Junto a su hermano Olmig, comenzó a interesarse en el carrito y tanto les motivó, que cambiaron una moto –propiedad de ambos- por el ruinoso Isseta.  Enseguida se dieron a restaurarlo, dejándolo literalmente “en los huesos” –como se puede apreciar en las fotos- para remozar desde el chasis tubular, dejándolo impecable.


Al contrario de otros casos publicados aquí, Olmig y su hermano sufrieron para encontrar las piezas, y los mecánicos. Luego de años de contrariedades, tuvieron que enfrascarse ellos en la aventura.  Así, adaptaron un pistón de Skoda Octavia de los cincuenta y modificaron el acople del dinamo-motor a través de polea-correa, que originalmente toma movimiento directo desde el cigüeñal. Aún sufren buscando un carburador que logre desterrar el asma crónica del motor, por tener que emplear uno de moto Ural, soviética.  Los frenos, pudieron restablecerse con los componentes originales y la electricidad se rehízo toda nueva.


Por suerte, la carrocería solo necesitó reparar el piso y, en el exterior, algo de masilla y pintura.  Eso facilitó el trabajo y ayudo a la economía.  Hoy el Beemer se ve genial. El carrito es muy funcional y su espectacular acceso frontal lo hace muy cómodo.  Olmig y su hermano lo utilizan a diario, a razón de unos 50 km promedio, encantados de lo llamativo que resulta.  Cuentan divertidos como, en una ocasión, incluso la policía quedó tan asombrada al verlos salir por el frente, que se olvidó de la infracción para conocer detalles del Isseta. Otros, incluso han creído que el carrito es, por completo, un entuerto criollo.
Y es que el minúsculo Isseta logra cualquier cosa, menos pasar inadvertido.

Isetta: The Unusual BMW that still Rolls in Cuba
Left under a tree, in a Madrugas-based estate –some fifty kilometers south of Havana– this rare half-German half-Italian car was waiting to be rescued: a 1955 BMW Isseta.
Jose Miguel Perez does not even remember the reason why he went there that day, since people do not usually go there from the capital. The BMW Isseta had been parked there years ago and its owner was not even thinking of repairing it as this car’s size, configuration and singularity add complexity to any mechanic work. Along with his brother, Olmig, they showed interest in this little car and they were so motivated that traded a motorcycle –owned by both brothers– for the ruinous Isseta. They worked hard to restore it and literally let it “in the bones” –as shown in the pictures– in order to carry out the renovation from the tubular chassis. It was left impeccable. Isetta was a micro-auto developed by former Italian Iso Rivolta company. It was the company’s first car and it was based on its previous experience on motorcycles.