En 1911, Louis Chevrolet, un mecánico suizo nacionalizado americano que preparaba y corría  automóviles, conoció a William (Billy) Crapo Durant, creador de General Motors Corporation (GMC), el mayor consorcio automovilístico del mundo en el siglo XX. Ya Billy Durant estaba, en ese tiempo, fuera de GMC; los accionistas lo habían echado de la presidencia porque Ford, la competencia, vendía más.

Y es que Ford tenía en ese momento la mítica clave del auto americano: “bueno, bonito y barato”: su legendario modelo T. Entre las marcas que fabricaba Durant, no tenía alguna siquiera parecida y le costó el puesto. Como conocía a Chevrolet, lo invitó a fabricar juntos un automóvil bien barato y bastante bueno, capaz de competir con Ford. La sociedad de Louis y Billy duró poco, pero lo suficiente como para crear una marca que ya cumplió su primer siglo de existencia, con buena salud, a pesar de los descalabros de GMC.

El legendario logotipo Chevrolet, que ha llegado hasta nuestros días, cuenta con tres versiones distintas de su creación, cada una contada por su protagonista. Sin embargo, hay una parte de estas tres historias, que coinciden. Y es en la figura del logotipo, que asemeja a una corbata de moño, pajarita o su nombre en inglés: bowtie. Según se dice, este logotipo apareció en 1913 por primera vez en un  Chevrolet, aunque los autos de la marca empezaron a usarlo al año siguiente, 1914.

Las tres versiones son: 1) La esposa de Billy Durant contó que el dibujo del logo apareció en el suplemento dominical de un periódico de Virginia, que vieron durante unas vacaciones que el matrimonio pasó allí. 2) Louis Chevrolet dijo más de una vez que el logo era una creación suya e incluso lo repetía aun cuando la marca ya no le pertenecía. 3) Por su parte, Billy Durant tiene su propia versión: en 1908 estaba en un hotel de París y observó la figura en el empapelado de la pared de su habitación. Interesado en el dibujo, rasgó un pedacito de papel y lo guardó en su billetera, presintiendo que algún día sería algo importante para él.

Lo cierto es que, con el tiempo, jamás se encontró el suplemento dominical del diario de Virginia con un dibujo parecido al logo de Chevrolet, ni existe ninguna prueba de algún dibujo hecho por Louis con el logo de su marca, ni tampoco se pudo localizar el hotel parisino con las habitaciones empapeladas con un dibujo que se parezca al logo de Chevrolet, ni una moza de limpieza que lo recordara. Por eso, el autor o descubridor del logo de Chevrolet seguirá sin tener una real explicación totalmente verdadera. Cualquiera de las tres puede ser la de verdad y, también, puede que ninguna de ellas sea la auténtica.