Charles Stewart Rolls y Henry Royce pusieron las iniciales de sus apellidos como logotipo de los autos que fabricaron, pero un automóvil como el Rolls-Royce tenía que tener un logo único y personal como el coche que representaba y ahí nació el “Espíritu del Éxtasis”, una hermosa estatuilla cuya historia es la de un amor imposible entre un Lord inglés y una joven plebeya de origen ibérico, a principios del siglo XX.

Claude Johnson, por esa época director de Rolls-Royce Motor Cars, fue consultado sobre qué poner oficialmente sobre el radiador de los autos que salían de la fábrica, un objeto digno y agraciado que dejara satisfechos a los clientes y al público en general. Johnson puso a trabajar en ello al joven artista Charles Robinson Sykes, graduado del London’s Royal Collage of Art, para hacer una insignia que adornara los Rolls-Royce futuros, con las indicaciones que “debía transmitir el espíritu de la marca, a saber: velocidad con silencio, ausencia de vibraciones, la misteriosa conjunción de energía con un bello organismo viviente en suprema armonía…” John Walter… segundo Lord Montagu de Beaulieu después de 1905, era uno de esos pioneros del automovilismo naciente y, además, editor de la revista especializada The Car. John Walter, que conocía a Sykes, era dueño de un Rolls-Royce y como ornamento tenía una figura de mujer con un dedo sobre los labios clamando silencio. Los amigos la llamaban The Whisper (El Susurro). Pronto se comentó que era una historia de amor entre John Walter y su secretaria Eleonor Thornton Velasco, de origen ibérico. Y el silencio requerido con flema inglesa era porque John Walter (Lord Montagu de Beaulieu) estaba tristemente casado con Lady Cecil Victoria Constance. Pero el tormentoso romance se mantenía a la vista de todos con esa fuerza de los amores imposibles. A Charles Sykes sí le inspiró Eleonor Thornton y de acuerdo con John Walter tomó la estatuilla y la inmortalizó tras algunos arreglos artístico-técnicos. Claude Johnson, como buen jefe, ideó la descripción del “Espíritu del Éxtasis” y de cómo lo transmitía a todos, por lo cual fue elegida como la mascota de Rolls-Royce. “Ella está expresando su disfrute entusiasta, con sus brazos extendidos y la vista en la distancia.” Los menos románticos la llamaron “La señorita voladora” y a Henry Royce, que estaba enfermo cuando se decidió el “Espíritu del Éxtasis”, dijo molestarle la figurilla en el radiador para conducir, y ninguno de sus autos privados la usó. Los críticos más acérrimos del orgullo británico, la nombraron “Ellie (diminutivo de Eleonor) en camisón”. La reina Isabel y la princesa Margarita colocaron sus propios ornamentos en sus respectivos Rolls-Royce. El amor de Eleonor Thornton y John Walter se inmortalizó el dia 30 de diciembre de 1915, cuando un submarino alemán torpedeó y hundió el buque SS Persia en el mar Mediterráneo, donde viajaban a la India Lord Montagu de Beaulieu y su secretaria, quienes perecieron como consecuencia de ese cruel desastre. Hoy, el “Espíritu del Éxtasis” es una estatuilla de 7.5 cm, de acero inoxidable pulido, plata de 925 milésimas u oro de 24 quilates, según el cliente. Ha sufrido modificaciones, pero ninguna trascendental. Ya cumplió su centenario, pues la primera vez que se usó fue en febrero de 1911.