No caben dudas de que el Caribe sigue siendo un espacio en "construcción" desde un punto de vista teórico, un área de tránsito y conexión entre diversas regiones y continentes que se ha reacomodado, reinventado y fracturado, acorde con las plurales definiciones que han intentado dilucidarlo a lo largo de su Historia. Varios son los países que entran y salen del Caribe a medida que se amplían los estudios al respecto. Hay incluso quien ubica a esta región en latitudes tan diversas como Paris, Nueva York, pero no pretendemos llegar tan lejos esta vez, sino a una nación con una producción artística bastante poco conocida tanto dentro como fuera del área, y cuya ubicación geográfica, precisamente, la ha mantenido en una suerte de ambigüedad en las clasificaciones que metodológicamente, describen la zona.

Belice, pequeño territorio ubicado en al América Central Ístmica, es un país cuya evolución histórica y sociocultural lo aleja un tanto de sus vecinos del Istmo para adentrarlo directamente al Caribe, y viceversa. Difícil de encasillar en un estricto ordenamiento, Belice no comparte en su totalidad esas formas de "identidades" construidas por un discurso pseudo-integrador, que no alcanza a explicar sus propios procesos históricos y que, por el contrario, lo insertan en plazas un tanto discordantes y en forzadas estructuras que aún intentan definir "lo latinoamericano" a escala global. Varias han sido las experiencias curatoriales llevadas a cabo desde Belice para divulgar sus artes visuales. Exposiciones como Minus y Zero y actualmente Landings, han servido no solo para promover meras representaciones simbólicas, sino que también han actuado como un mecanismo de divulgación de este país, y, sobre todo, han venido a suplir la carencia de instituciones y espacios de debate sobre arte a nivel interno. Landings, al igual que las iniciativas anteriores, viene de la mano de Joan Durán, y es un proyecto itinerante que transcurrirá desde 2004 al 2008 - tendremos la oportunidad de apreciar en La Habana durante el 2007-, en el cual el artista y curador organizador de la muestra ha puesto a dialogar la joven plástica de Belice con otros creadores de Centroamérica, el Caribe y el Sudeste de México, regiones entre las cuales existe ya cierta conexión desde un punto de vista plástico e histórico, y que Landings trata de mostrar desde una perspectiva bastante fluida; de modo que este nexo de Belice con el resto de las zonas geográficas que le rodean queda de alguna manera anunciado e incluso resuelto. Así han coincidido en un mismo escenario con creadores de Belice artistas de Aruba, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Trinidad & Tobago. Todos aportan sensibilidades diferentes, y maneras diversas de entender e interpretar nuestras identidades; al tiempo que se conectan espacios y al propio arte de Belice con modos de representación plurales.

Y es que el arte de este país ha ido ganando en madurez y síntesis de forma vertiginosa y aguzada. Minus y Zero contribuyeron de forma fundamental a inaugurar ese encuentro de Belice con el resto del mundo. Ahora Landings, proyecto mucho más ambicioso desde un punto de vista curatorial, inserta a esta nación no en una región específica, sino que, aprovechando esa compleja pluralidad existente entre los países invitados y del propio Belice, ahonda en esa diversidad multicultural tan característica de zonas como el Caribe y de la propia Centroamérica. Con obras de Santiago Cal, Yasser Musa, Iván Durán + Grandmaster, Sarah Estephan, Richard Holder y San Paul Taegar, Landings trabajará desde un discurso mucho más contemporáneo que le permitirá adentrarse indistintamente en temáticas de tipo social, así como en propuestas mucho más íntimas y personales. Esto no solo propiciará lecturas muy heterogéneas, sino que también facilitará ese importante recorrido por varios continentes que tiene previsto el curador en aras de dar a conocer estos espacios desde una perspectiva propia, y en el que una vez más se entiende a la América Central - insular o ístmica- y el Caribe como zonas que poseen un gran abanico de identidades diversas y en conflicto, a través de las cuales el curador reconstruye el devenir de estas regiones.