- Solás regresa a Cannes.
Transcurrieron treinta y cinco mayos desde aquel 1982 en que Cecilia —más de Humberto Solás que de Villaverde— integró la Sección Oficial en concurso del 35 Festival de Cannes, mientras la Quincena de los Realizadores organizaba una exposición de carteles de cine diseñados por nuestro Reboiro. Finalmente, la película que representaba a Cuba por tercera vez en el certamen no resultó triunfadora en el palmarés, aunque perdió en buena lid frente a títulos como Missing de Costa-Gavras y Yol, de los turcos Yilmaz Guney y Serif Goren, que compartieron la Palma de Oro atribuida por un jurado que integró Gabriel García Márquez. Sin embargo, a la edición número 70 del Festival retornó Humberto Solás, ya desaparecido físicamente, a través de su magistral ópera prima en el largometraje: Lucía (1968), exhibida el sábado 27 de mayo en la función de las 7:00 p.m. en la Sala Luis Buñuel.
Por segundo año consecutivo un filme cubano restaurado por el esfuerzo conjunto de instituciones como The World Film Foundation, que lidera Martin Scorsese, y el laboratorio L’Immagine Ritrovata de la Cineteca de Bologna, integró la sección Cannes Classics. Si en la edición precedente exhibió Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea, ahora correspondió a Lucía, ese tríptico de mujeres inmersas en otros tantos entornos históricos. Desde enero la Cinemateca de Cuba y la dirección de patrimonio del Icaic animaron esta nueva iniciativa que contribuye a preservar un título cimero del acervo fílmico nacional en otra batalla contra el escaso tiempo disponible para restaurar el material original, bastante dañado. Cuando en una solución desesperada la Cineteca de Bologna envió una emisaria para cargar con los rollos hacia Italia —como el año pasado tuvimos que trasladar los de Memorias… hacia México y desde allí hacia Bologna—, un combate decisivo estaba ganado. Casi un centenar de especialistas del prodigioso laboratorio se entregó por entero a la restauración para que Lucía estuviera en Cannes.
Y el milagro se hizo. Eslinda Núñez, la protagonista del segundo cuento, viajó expresamente a redescubrir esta obra consagratoria. Compartieron con ella el asombro ante el inicio de una nueva vida de la película Iván Giroud, director del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, y Sergio Benvenuto, sobrino del realizador, junto a los artífices bologneses. Las extraordinarias imágenes del fotógrafo Jorge Herrera impactaron tanto a ellos como a los espectadores que las admiraban por primera vez. No faltó quien tras la proyección comentó que Lucía era mucho mejor y más trascendente que cualquiera de los títulos escogidos para la deslucida Sección Oficial de un certamen ahora setentón.