El circo es una de las formas de espectáculo más antiguas. Desde la milenaria cultura china se han encontrado indicios de que esta práctica supera los dos mil años, mientras investigadores como David Marfil aseguran que una inscripción del año 2040 antes de nuestra era en la tumba de Ben Hassan, en Egipto, es una de las pruebas más antiguas de la existencia del circo. En Grecia, los gladiadores en su búsqueda particular por demostrar su fuerza, realizaban juegos malabares con objetos de gran porte —en su mayoría pesados— como las ruedas de los carros, por ejemplo. En la cultura griega, y en otras del mismo período, las mujeres también «malabareaban», como se puede apreciar en algunas ánforas y jarrones griegos o en los grabados de las tumbas egipcias.
En Cuba, ya en 1793, aparecen en los cabildos los documentos de Actas Capitulares, que eran las formas en que se instrumentaba el gobierno colonial, los reglamentos normativos que otorgaban permisos para las actuaciones de «malabaristas, prestidigitadores, saltimbanquis, mimos y funambuleros…», durante festividades del Corpus Christi; y admiten «payasos y titiriteros» en patios de mansiones y plazas públicas y se hace referencia a las instalaciones de techos de carpa. Estas actividades de feria convivían con las ventas de frituras, aguas de melaza y carbonadas.
El Circo Ecuestre
Es el más antiguo del que se tiene referencia en Cuba. Se reporta su existencia desde 1840. Estuvo fijo este tinglado de lona con dos mástiles en la llamada Plaza de Marte, en los terrenos donde con posterioridad se construyó el Capitolio, con números de caballos y otros animales amaestrados, además de mimos franceses como Los Raveles, que eran actores forzudos y representaban a los gladiadores y emperadores romanos. Presentaba a su estrella inglesa Charles Fish, que ejecutaba complicadas maniobras sobre vigorosos caballos, y la hermosa jineta Linda Jeal, «La reina del llano».
Su dueño, el empresario catalán don Eustakio de la Fusteda, mantuvo exitosas temporadas sobre todo en tiempos de Navidad. Más tarde ingresó en esta carpa Francisco Covarrubias, que es el iniciador del teatro cubano y se mantuvo dando funciones de teatro vernáculo junto con atracciones circenses, equilibristas y maromeros.
A finales del siglo XIX la empresa de un asturiano, Manuel Pubillones, agrupa todos los eventos de arte circense.
El circo La Rosa
Precursor del oficio circense, surgió en Camagüey y fue propiedad de Ramón de la Rosa, quien realizó giras por toda la república. Sus hijas Bella y Aída La Rosa eran las que encabezaban el elenco de atracciones. Realizaban un acto de danza envueltas en serpientes malayas que no eran más que los cubanos majases de Santa María, que ellas mismas decoraban.
Allí comenzaron las primeras enseñanzas de una artista que devino maestro: el payaso de origen chileno Confite. Recorrió zonas rurales cubanas y ya había fijado sus temporadas en la ciudad de La Habana, con una pequeña orquesta que acompañaba los actos. Algunos números argentinos de acrobacia, la cuerda floja, perros amaestrados, ilusionistas vestidos de babilonios y el mago Nevali se presentaron en el circo La Rosa. Tomaba del teatro bufo un sainete de negrito gallego y rumbera, que era la gracia humorística del espectáculo.

Circo Montalvo
Creado en Matanzas por los trapecistas hermanos Montalvo en las primeras décadas del siglo. La tradición familiar provenía desde 1908. Le llamaron «Los carreteritos» debido a que viajaban en carreta tirada por caballos. A veces, debido a sus rasgos asiáticos, se presentaron como Los Filipinos.
Dominaron varias disciplinas, primeramente el trapecio, después la cuerda floja y los equilibrios de báscula y barril. Reinaldo Chang, que utilizó también este apellido Montalvo, fue equilibrista desde niño y se convirtió en un apasionado activista del arte circense.
Las constantes giras y riesgos trajeron algunas tragedias en la familia de estos artistas, de las cuales Chang y su esposa fueron los únicos sobrevivientes. Ella, alturista, se colgaba de la trenza de su cabello. En la última gira del circo, uno de los más brillantes, Raúl Montalvo, perdió la vida destrozado por un tren cuando regresaba de una temporada de actuaciones. También fueron víctimas de las inclemencias de las tormentas tropicales.
Los hermanos Montalvo, Jesús Félix y Eduardo, recorrieron el país en diversos medios de transporte, hasta que se fortalecieron y ampliaron las atracciones de su espectáculo. Realizaron una gira por Suramérica, con leones, jirafas, canguros y ponis, pero en Perú perdieron gran parte de su circo y pasaron una odisea para regresar a su patria. Trajeron figuras y animales del extranjero. De nuevo se recuperaron.
La historia del circo en Cuba guarda un espacio de honor para esta dinastía de talento y ejemplo de disciplina artística.
Sorondo, el maestro
El teatro de carpa tuvo, desde 1928, la iniciativa de un gran empresario y director teatral y de revistas musicales: Mario Sorondo. El año 1936 fue momento de crisis para los artistas que se presentaban en el teatro Martí, quienes fueron desalojados del coliseo. La mayoría de los elencos se unieron al proyecto de carpa del maestro Sorondo, y con este teatro móvil recorrieron las principales ciudades de la Isla. Empleaban la belleza femenina de las bailarinas como atracción y algunos efectos mágicos.
El Habana Park
Estaba ubicado donde hoy está el Capitolio, en la actual Avenida del Prado. Tenía sensacionales atracciones como el lanzamiento a las alturas de un hombre bala, la exhibición del hombre cuyas barbas eran una colmena de abejas y otras ofertas insólitas. Se convirtió en centro de convivencia y de paseo dominguero para la familia con ventas de globos y fritangas, grupos de trovadores y tríos itinerantes animando con sones y guarachas.
Circo Trompoloco
Es la actual carpa circense cubana. Se presentan artistas que emergen de la Escuela Nacional de Circo, equilibrio, magia, malabares y la gracia de los payasos.
El Circo Nacional de Cuba
Es la institución que hoy contrata y programa las actuaciones de todos los artistas circenses, en su mayoría el talento joven proveniente de la Escuela Nacional de Circo.
En 1962, en la explanada donde estuvo la Plaza del Vapor, lamentablemente demolida, se instaló una carpa que agrupó a los artistas circenses de ese momento. se llamó Circo INIT y ofreció múltiples actividades. En 1964 se establece en la Feria de la Juventud, en la avenida de Rancho Boyeros.
Ha tenido la oportunidad de intercambiar con otras naciones en esta disciplina escénica, sobre todo con Rusia, China y Francia. El asesoramiento del circo ruso fue básico. Hubo contactos con el circo de Ulan Bator en Mongolia y el de Karlovi Vary en Checoslovaquia en 1968. Apenas agarró fuerza este movimiento y ya estaba asesorando a otros países de América Latina como Nicaragua, Panamá y Ecuador.
Sus artistas han ganado numerosos premios en festivales de Francia y España. Ejemplo de ello es el dúo Los York, que son estrellas internacionales.
El circo cubano se renueva en su quehacer, hoy marca pautas en el escenario internacional y se hace presente.