Acapulco sin embargo no es sólo un centro de diversión sin fin, historias y leyendas han dejado huella en sus calles y sus gentes.

Indígenas de linaje Nahuatl y antecesores de los Aztecas llamados Nahoa se establecieron en el área. De hecho su nombre significa(según algunas versiones)“El lugar de las cañas”(acatl: caña, plu: espeso, co: lugar).

Los españoles también llegaron allí, utilizando el puerto para explorar los “Grandes mares del sur” y convirtiéndolo en astillero donde construir embarcaciones para conquistar otros territorios. En 1599 el rey Carlos II ascendió a Acapulco a rango de ciudad.

Fue importante centro comercial de la ruta de intercambios entre el lejano Oriente y España. La mercancía de Oriente se cambiaba por productos de España, México y Perú. La plata circulaba en tal cantidad, que fue durante más de un siglo la moneda común de los Mares del Sur. Los piratas fueron atraídos por las riquezas y sus ataques obligaron a construir el Fuerte de San Diego, reconstruido en 1776.

Acapulco tuvo un papel clave en la independencia de México de España en 1810. Durante la Guerra de Independencia el padre y patriota mexicano, José María Morelos y Pavón, capturó Acapulco y aceptó la rendición del Fuerte de San Diego, el cual había permanecido como el último puesto virreinal en el Pacífico. Los españoles se retiraron de Acapulco en 1815, el Galeón de Manila dejó de navegar, y el vasto comercio de México con el Oriente llegó a su fin.

Durante un siglo Acapulco permaneció en la oscuridad, hasta que se abrió un camino hacia México y se construyó el primer hotel en 1934. Su popularidad comenzó a aumentar.

Durante los 40 y 50, Acapulco vivió sus años de esplendor. Escritores, estrellas del cine, adinerados mexicanos y europeos se congregaban en esta ciudad.

En nuestros días el pequeño pueblo se ha convertido en un gran centro turístico con más de 300 hoteles, dos millones de habitantes y una vida nocturna que no descansa. Celebridades internacionales como Luis Miguel, Julio Iglesias y Plácido Domingo, han adquirido casas para su residencia personal en el puerto.

Muchos son sus encantos, todos ellos envueltos en un aire de glamour algo decadente, que lucha por recuperar todo su brillo con reformas en las instalaciones e infraestructuras.

Encontramos una bella mezcla entre playas, las montañas de la Sierra Madre, selvas tropicales y lagunas, aderezado con sus placitas donde late la calidez del pueblo mexicano.

El corazón de Acapulco es su avenida principal, la costera Miguel Alemán, conocida como “La costera” y vayamos donde vayamos pasaremos por ella, ya que muchos de los sitios de entretenimiento se encuentran muy cerca.

Durante el día la actividad se centra en las playas. La Bahía está repleta de playas, muchos de los restaurantes de playa ponen sombrillas, sillas y mesas en la arena, por lo que podrá disfrutar sus alimentos y bebidas a la orilla del mar. El Zócalo o plaza principal es también un lugar muy concurrido y donde se vive un espíritu más cercano al pueblo y los habitantes de la ciudad. Allí encontramos numerosos cafés, puestos de helados y globos, limpiabotas que pacientemente esperan a sus clientes y la Catedral, la cual fue construida para una película pero se quedó, con algunos cambios hasta permanecer como ahora se encuentra.

La calle que sube desde el Zócalo a la Quebrada está repleta de pequeños lugares donde poder comprar licuados deliciosos de todo tipo de frutas o desayunar desde tradicionales platillos mexicanos a platos más light.

Pero sin duda, el símbolo por el que Acapulco es conocido mundialmente, son sus clavadistas. En la Quebrada, estos jóvenes se lanzan cada día y noche, desde un peñasco de casi 42 metros por un acceso muy estrecho en el que llegan enormes olas que se estrellan contra las rocas. El momento del clavado requiere una profunda concentración, ya que deben esperar el momento justo para lanzarse. El hotel El Mirador tiene una situación privilegiada en la misma Quebrada y en él podremos disfrutar de la cena mientras observamos casi sin respirar estas increíbles clavadas.

Acapulco en definitiva, nos brinda la posibilidad de disfrutar de multitud de actividades: el pueblo, sus bellos alrededores, las playas y lugares históricos como el Fuerte de San Diego, en el que encontraremos bellas vistas e interesantes piezas del pasado de la ciudad, sobre todo de su época de comercio con Oriente.

Hoy la ciudad lucha por que su presente sea tan glorioso como su pasado.

Los clavadistas de La Quebrada, se han convertido en el símbolo de Acapulco. Sus arriesgados saltos no dejan de sorprender cada día y noche.