Test de Viaje
Cualquiera que sea el motivo de nuestro viaje, no hay duda de que a todos nos gustaría que fuera lo más rápido, cómodo y agradable posible. Preferiblemente en ese orden. En el caso particular de Nueva York, las opciones son muy variadas, pero decididamente después de muchos viajes y experiencias, no hay duda que la mejor vía para llegar a Manhattan sano y salvo es a través de Newark. Si tenemos en cuenta que solo existen dos aeropuertos internacionales y que uno de ellos, el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy (JFK) situado a 24 kilómetros del centro de Manhattan, ha sido elegido por los pasajeros de negocios como el tercer peor aeropuerto del mundo, la elección es sencilla. Newark no solo es la alternativa, sino que es la mejor opción, la más cercana a Manhattan, (16 km), y la más rápida, tanto por carretera como en tren. Mi ultima elección fue volar directamente a Newark y la única opción disponible es Continental Airlines con un vuelo diario que sale de Madrid a las 11:35 de la mañana y que aterriza a las 13:30 en el aeropuerto de Nueva Jersey. Perfecto.
Para los que no lo sepan Continental Airlines lleva operando más de una década en España y tiene el mejor producto tanto en precio como en calidad de servicio de todas las compañías que operan la ruta de Nueva York. Es la segunda en despegar de Madrid, pero es la que garantiza la llegada al centro de Manhattan antes que ninguna. Dada la oferta disponible en clase Business no dudé en viajar como un auténtico ejecutivo y disfrutar de la Business First. Siendo viajero de los que llevan múltiples utensilios de trabajo me sorprende encontrar por una vez, un asiento que me permite organizar todo mi equipo de forma ordenada. Una vez acomodado comienza el servicio a bordo. Un aperitivo antes del despegue, un neceser y sobre todo la atención personalizada.
Al igual que en los mejores restaurantes selecciono de la carta una ensalada y un buen plato de pasta. Para beber, vino, francés, por comparar.
Mientras me sirven me entretengo en investigar mi panel de mandos en el asiento. Me sorprendo al descubrir que además de mi video personal, mi propio teléfono y mi mesa plegable (normal en el similar servicio de otras compañías), además tengo una lámpara ajustable para la lectura, video juegos al estilo Game Boy en mi mando-teléfono personal, infinitas posibilidades de colocación del asiento (electrónicamente ajustable) y lo mejor de todo, un enchufe para cargar mi ordenador portátil mientras escribo. Para otros lo mejor hubiera sido que la butaca se convierte en una cama de 2 metros, pero en mi caso, al no tener pensado dormir, me pareció sencillamente sorprendente. Después de un tiempo de lectura, sintonicé los canales de video y comprobé que comenzaban 3 películas al mismo tiempo por lo que tuve que decidir que actor o actriz me acompañaba a la mesa. Algún tiempo antes de la hora oficial española comenzaba la comida. Sin ser copiosa , se me antojó una cantidad perfecta. Una vez terminada la película, rechacé la invitación del monitor de comenzar una segunda sesión. Debía trabajar. Antes de sumergirme en el portátil, estiré las piernas por la segunda cabina de la clase turista. Tras abrir las cortinas, esperaba encontrarme un mar de miradas desviadas desde la pantalla central a mi persona. Para mi sorpresa nadie advirtió mi entrada: Segundos después descubrí el porque. Todos estaban atentos a sus pantallas individuales, cascos sobre la cabeza y películas personalizadas hacían que fuera invisible. Me agradó ver que algunas personas de las primeras filas estaban trabajando (ya no sería el único) y me alegró más el ver que también disponían de conexión a la red. ¡¡La técnica al servicio de todos!! Genial. Aún con cerca de cuatro horas por delante disponía de tiempo suficiente para trabajar cómodamente. Calibré mi asiento, abrí mi mesa, enchufé el portátil, conecté los cascos, solicité una botella de agua a la tripulante de cabina (después de que ella me ofreciera variedad de bebidas, postres, snacks y un largo etcétera de opciones) y comencé a escribir. Al poco rato (según mi percepción) estaban sirviendo un snack antes de llegar, el cual cambié por el helado que me ofrecían de postre anteriormente. Aterrizamos antes de la hora prevista en Newark, cielo despejado, hora local, gracias por elegir Continental. Todo lo contrario gracias a ustedes.
El sufrimiento que supone el llegar al hotel después de ocho horas de vuelo se hace particularmente duro en la ciudad de Nueva York. Los caos de tráfico son constantes, los servicios de taxi excesivamente caros y los autobuses realizan infinitas paradas para recoger turistas con destino Manhattan. Todo lo contrario ocurre en Newark. Si elegimos la opción del taxi, es posible que el tráfico se cruce en nuestro camino, aunque siempre será inferior al recorrido desde JFK. Si optamos por el tren mi consejo personal- el servicio AirTrain Newark conecta directamente las terminales del aeropuerto con los servicios de ferrocarril de NJ Transit y nos deja directamente en Penn Station en menos de 25 minutos por 11,55$. Además los trenes salen cada 20 minutos. Una vez en Penn Station podemos tomar un taxi o enlazar con el metro.
Si estan pensando viajar a Nueva York les recomiendo probar Continental Airlines. Los rangos de precios son lo suficientemente amplios como para que cualquiera pueda acceder a ellos. Disponen de tarifas Económicas y por supuesto de tarifas Business, siendo esta parte la que más destaca por su balance calidad / precio. www.continental.com