- Mucho más que buceo, una inmersión en la historia.
Durante el evento internacional Simposub Cuba 2015 los restos de la flota del Almirante Cervera, hundida durante la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana el 3 de julio de 1898, fueron declarados Monumento Nacional por su incalculable valor histórico y natural
La modalidad del buceo en pecios me parece la más emocionante.
Sumergirse y adentrarse en un barco hundido conlleva imaginar qué personas deambularon por sus cubiertas, pasillos, salas y camarotes, ahora desiertos, oscuros y tenebrosos. Profanando ese entorno misterioso, esa oscuridad impenetrable sólo rota por el haz de nuestra linterna, con la curiosidad como guía a cada golpe de aleta, como único sonido nuestra respiración y con la inquietud que produce lo desconocido en ese laberinto submarino convertido ahora en morada de los peces.
Otro aliciente es conocer su historia, ¿cómo, cuándo y por qué se hundió un barco?, su trágico final. No es lo mismo bucear en un pecio a consecuencia de un naufragio, que aquel que se sumerge a propósito para la práctica del buceo deportivo.
La narración de los hechos que voy a desarrollar a continuación no está dedicada a un solo barco si no a una escuadra al completo hundida en un combate naval a finales del siglo XIX en aguas del mar Caribe, aquí en Santiago de Cuba, en el oriente de esta tierra que los españoles de aquel tiempo llamaban con el sugerente nombre de “la perla de las Antillas”.
Parafraseando al doctor Jesús Vicente González Díaz, investigador en historia naval, magnífico fotógrafo submarino, la persona que más y mejor conoce estos pecios… “No son simples trozos de acero, son parte de nuestra historia”
Por eso para él estos pecios son unas reliquias sumergidas que se deben conservar y proteger.
Vicente es sin duda el artífice de la declaración de Monumento Nacional de Cuba de los restos sumergidos de la escuadra del almirante Cervera.
Yo aún añadiría mas, la guerra del 98 pertenece a la historia uni-versal; después de aquellos hechos el mundo ya no sería igual.
Desde la primera vez que conseguí bucear en el pecio del crucero acorazado Cristóbal Colón en el ya lejano año de 1996, tuve la sensación de “poder tocar la Historia con la mano”, ese viaje al pasado para conocer como se hundieron esos navíos de guerra, me sirvió para adentrarme en la apasionante y admirable historia de Cuba y de paso también conocer ese episodio de la historia de mi país conocido como la Guerra de Cuba, ya olvidada en la noche de los tiempos.
Seguidamente voy a exponer unos antecedentes históricos y algunas citas destacables para reforzar los hechos.
Y por último describiré un suceso histórico relacionado con cada uno de los pecios, así como una serie de datos y características para poder afrontar con éxito esa “inmersión en la Historia”…
ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Para ponernos en situación y conocer la dramática historia de la escuadra del contralmirante Pascual Cervera y Topete, conocida como “La escuadra de operaciones de las Antillas”. Debemos viajar en el tiempo a la Cuba del siglo XIX.
España, antaño un gran imperio, había perdido en el primer cuarto de siglo casi todas sus posesiones en América, conservando en este continente Cuba y Puerto Rico, mas el archipiélago de las Filipinas en Asia y la isla de Guam en el Pacífico como territorios ultramarinos. Habría que añadir también las escasas posesiones de que disponía en el norte África, y por supuesto, la Península y los archipiélagos de Baleares y Canarias, esa era la escueta representación de aquel imperio en “¡qué nunca se ponía el sol!”.
Pero ahí, no acababa todo, Cuba, destino final de la escuadra y sus aguas su sepulcro submarino, ansiaba desde hacia décadas su independencia.
Todos los conflictos armados tienen sus antecedentes, Cuba no iba a ser una excepción y los tuvo.
Una estrofa del genial poeta cubano José María de Heredia, ponía de manifiesto que Cuba y España estaban demasiado lejos y les separaban demasiadas cosas…
¡Cuba! Al fin te verás libre y pura
como aire luz que respiras,
cual las ondas hirvientes que miras
de tus playas la arena besa.
Aunque viles traidores le sirvan,
del tirano e inútil la saña
que no en vano entre Cuba y España
tiende inmenso sus olas el mar.
BREVE SÍNTESIS DEL HUNDIMIENTO DE LA ESCUADRA DEL ALMIRANTE CERVERA EN SANTIAGO DE CUBA EL 3 DE JULIO DE 1898.
20 de octubre de 1897 Cervera es nombrado comandante de la escuadra de instrucción.
Seguidamente un grupo de periodistas visitaba al almirante Cervera en la Carraca, y le preguntaban:
Parece que es usted el indicado por la Armada para el mando de la escuadra si se declara la guerra.
-En tal caso aceptaré, pero seguro de ir a un Trafalgar.
¿Y cómo se evitaría este desastre?
Permitiéndome consumir antes cincuenta mil toneladas de carbón en maniobras navales y un millar de proyectiles en ejercicios. De no ser así iremos a un Trafalgar. Acordaos.
¿Cuántas toneladas y cuántos proyectiles permitieron consumir a la escuadra de Cervera en Santa Pola antes de su lucha con la norteamericana?
Mejor no comentarlo.
Lo que sí consta es que la escuadra enemiga estuvo efectuando ejercicios de tiro al blanco durante un año casi diariamente…
El acorazado USS Maine de visita de “cortesía” en el puerto de la Habana, estalló el 15 de febrero, del aciago año para España, de 1898.
Los norteamericanos acusaron a los españoles de atentado, y el “Maine” se convirtió así en casus belli. El 25 de abril EE.UU. declaró la guerra a España.
No cabe duda que aquella guerra entre España y Estados Unidos fue el hecho histórico más importante de del finales del siglo XIX ya que cambió el escenario geopolítico internacional y permitió que los Estados Unidos se estrenaran como nueva potencia.
A la Escuadra de Operaciones de las Antillas al mando del contralmirante Pascual Cervera y Topete le sorprendió la noticia en las aguas de la que por aquel entonces era colonia portuguesa de Cabo Verde, preparando singladura hacía Cuba.
Ante la ceguera de los políticos y marinos de Madrid, Cervera fue obligado a partir a un destino fatal.
Con la frase cifrada „Salgo para el Norte“, el 29 de abril d 1898, la escuadra zarpó de San Vicente de Cabo Verde rumbo a las Antillas. Se sentenciaba así a muerte, a una escuadra y a cientos de hombres.
El 19 de mayo entra Cervera a la bahía de Santiago de Cuba en su buque insignia el Infanta María Teresa, seguido de los cruceros, Vizcaya, Oquendo y Colón y de los destructores Furor y Plutón. El Terror se había quedado sin máquinas en la Martinica.
La escuadra de Cervera permaneció atracada en el puerto de Santiago para evitar, en primera instancia, un combate en mar abierto contra los norteamericanos.
Al final el 29 de mayo la escuadra del comodoro Schley bloqueaba el puerto de Santiago de Cuba, la suerte de la escuadra española estaba echada.
El 3 de junio el teniente de navío Hobson y seis marineros voluntarios hunden el USS Merrimac en la entrada al canal del puerto de Santiago con intención de bloquear la rada pero no lo consiguen. Al ser capturados, son confinados en el castillo del Morro.
El primer contacto entre la marina de los Estados Unidos y líderes del ejército libertador cubano, se produce a bordo del crucero USS New York, en el que las fuerzas revolucionarias proporcionan información detallada para la campaña.
El 22 de junio cerca de veinte mil hombres pertenecientes al ejército expedicionario norteamericano, bajo el mando del general Shafter, desembarcan en la bahía de Daiquirí, a unas 18 millas de Santiago. Da comienzo así la campaña de Santiago de Cuba.
1 de julio se dan las batallas del Caney y de Lomas de San Juan (San Juan Hill), los españoles luchan contra norteamericanos y cubanos.
El 2 de julio de 1898 el capitán general de Cuba, Ramón Blanco, ordenó desde la Habana a Cervera que abandonase el puerto de Santiago ante la inminente ocupación de la ciudad por las fuerzas terrestres estadounidenses. Cervera escribía un mensaje que semejaba su epitafio
“Con la conciencia tranquila voy al sacrificio”.
El 3 de julio combate naval de Santiago de Cuba.
A las 9:35h, de aquella soleada mañana de domingo, salieron el Infanta María Teresa, el Almirante Oquendo, el Vizcaya, el Cristóbal Colón, el Furor y el Plutón por la bocana de la bahía de Santiago a su fatal destino.
El acorazado Iowa fue el primero en percatarse de “buques enemigos saliendo“ a la vez que disparaba un cañonazo para llamar la atención del resto de la escuadra bloqueadora del almirante Sampson.
Napoleón Bonaparte decía que… “Dios está del lado del que más cañones tiene”.
Era el caso de los norteamericanos. Su escuadra en desplazamiento, en unidades y sobre todo en artillería era muy superior a la española y el resultado lo demuestra con absoluta rotundidad.
Los navíos de guerra españoles fueron cazados uno a uno según salían por la angosta bocana de la bahía santiaguera.
La escuadra española del Almirante Cervera completamente aniquilada, las seis unidades hundidas o embarrancadas.
El almirante Cervera cayó prisionero de los norteamericanos y desde el buque USS Iowa, escribió un telegrama al ministro de marina:
“En cumplimiento de las órdenes de V. E., salí ayer mañana de Cuba con toda la Escuadra, y después de un combate desigual contra fuerzas más que triples de las mías, toda mi Escuadra quedó destruida, incendiados y embarrancados el Teresa, Oquendo y Vizcaya; el Colón, según informes de los americanos embarrancado y rendido; los cazatorpederos a pique”…
Los datos más fidedignos informan de 371 muertos (de ellos, Villaamil y Lazaga como los de más alta graduación), 151 heridos y 1.670 prisioneros por parte de los españoles. Los norteamericanos apenas sufrieron un muerto y dos heridos leves; mientras que sus buques casi no fueron dañados.
LOS PECIOS DE SANTIAGO DE CUBA.
Las playas de la Mula en la desembocadura del río Turquino, Juan González, Buey Cabón, Rancho Cruz, Mar Verde y la bahía de Santiago constituyen el parque arqueológico en los que yacen colapsados por el tiempo y por la historia, los restos de la que fuera la temida Escuadra de Operaciones de las Antillas: los cruceros acorazados Cristóbal Colón, Vizcaya, Almirante Oquendo, (el buque insignia, el Infanta María Teresa, no se encuentra en aguas cubanas, está hundido el Cat Island Bahamas, se fue a pique mientras que era trasladado por los norteamericanos a una de sus apostaderos como trofeo de guerra), los contratorpederos Furor y Plutón y el carbonero norteamericano Merrimac con el que pretendían éstos, bloquear la rada santiaguera y así embotellar a la escuadra española.
Es un verdadero privilegio disfrutar hoy de las inmersiones en estos pecios del siglo XIX frente a la cordillera de la Sierra Maestra, en aguas cálidas, trasparentes, en un entorno de espectacular belleza y de nombre tan sugerente como es el mar Caribe.
A continuación voy a describir el buceo en cada pecio tomando como referencia la bahía de Santiago donde yace el primero, el USS Merrimac, el norteamericano yendo en dirección oeste hasta llegar al último, el crucero Cristóbal Colón.
Les invitó a acompañarme en esta auténtica “Inmersión en la Historia”.
CARBONERO USS MERRIMAC
A la postre sería el único barco norteamericano hundido, pequeño triunfo de consolación para las armas españolas en Santiago.
El teniente Hobson acompañado de seis hombres intentan hundir
el carbonero norteamericano USS Merrimac dinamitándolo en la bocana de la bahía de Santiago para bloquear a la escuadra de Cervera, pero los españoles lo interceptan hundiendo la nave en un lugar que no impedía la navegación y por lo tanto la salida. Varios disparos de la artillería del crucero Reina Mercedes y dos torpedos del destructor Plutón echaron a pique al carbonero.
El pecio del USS Merrimac se encuentra en el interior de la rada santiaguera donde empieza a ampliarse la bahía una vez superada la bocana, en la zona este, en un lugar que no obstaculiza la nave-gación.
Yace en el lecho fangoso de la bahía entre los 16 y los 23 metros de profundidad, no dispone de arboladura ya que fue dinamitada a principios del pasado siglo para facilitar la navegación en el interior de la rada. Se encuentra perpendicular a la línea de costa con una ligera inclinación de la proa dirección nordeste.
El pecio de acero se encuentra bastante bien conservado a pesar de los 117 años que lleva hundido e impresiona la oscuridad de su interior que le da al pecio un aspecto casi fantasmagórico. No es recomendable adentrarse en él ya que puede ser peligroso y siempre afrontar la inmersión acompañado de buceadores que conozcan el pecio y las condiciones idóneas para su buceo, visibilidad del agua, horario de la marea, etc…
La mejor fecha del año para bucear en el Merrimac es durante el invierno ya que por la ausencia de lluvias normalmente el agua de la bahía está más transparente ya que si la visibilidad no es buena no sería nada recomendable sumergirse para visitar el pecio.
Dada la situación, profundidad y condiciones de pecio es imprescindible realizar el buceo desde una embarcación.
CAZA TORPEDEROS FUROR
Vamos a empezar hablando de Fernando Villaamil y de las paradojas de la Historia para entender la importancia del Furor.
Como consecuencia del cuarto Centenario del descubrimiento de América, 1892, se le encomienda a Fernando Villaamil un viaje de circunnavegación en la corbeta Nautilus.
Villaamil que escribió un diario, puso de manifiesto la inquietud que le había provocado visitar los arsenales de la marina de guerra norteamericana en Filadelfia. Pudo observar el nivel de eficiencia de los barcos norteamericanos, en concreto dos acorazados y tres cruceros y dejó escrito:
“Sin que yo pueda penetrar en los fines que se propone esta nación…observo que en estos últimos años, de modo inesperado dedica su atención y créditos a adquirir buques de guerra que representan la última expresión de la arquitectura naval”.
De forma premonitoria aquel año de 1894, intuyó que aquella preparación tendría sus consecuencias en el futuro, que no era otro que seguir la consigna del capitán de navío estadounidense, Alfred Mahan. Propugnaba el dominio de los mares como la principal estrategia militar que debían seguir las potencias, y su utilización como instrumento de política exterior.
Su libro escrito en 1890 “The Influence of Sea Power upon History” (La influencia del poder naval en La Historia).
Lo ponía de manifiesto. Algunas de sus citas:
“Una derrota abrumadora de una marcada inferioridad en presencia de una flota enemiga, equivale a una dislocación completa de todo el sistema de las colonias y de sus zonas de influencia, cualquiera que fuere el lugar de la citada derrota”.
„Una potencia marítima en primer lugar promueve el comercio sobre las rutas más ventajosas; y una potencia militar siempre sigue al comercio, para ayudarlo a progresar y para protegerlo“.
Lo que nunca pudo imaginar Fernando Villaamil, era lo que el destino le reservaba, una cita fatal cuatro años más tarde con aquellos navíos de guerra, que le costaría la vida.
El Furor fue hundido por el cañonero USS Gloucester, uno de sus cañones pounder, que realizó un disparo afortunado, alcanzando de lleno la Santa Bárbara del buque español y éste tras una gran explosión, se fue a pique, llevándose consigo al fondo del mar a Fernando Villaamil y a muchos de los marinos de la dotación del malogrado caza torpedero.
El Furor está hundido frente a la playa de Mar Verde cerca de Santiago de Cuba como a una milla de la costa aproximadamente por eso se hace imprescindible para afrontar su buceo, disponer de una embarcación.
El pecio yace a una profundidad de entre 24 y 27 metros sobre un fondo arenoso con bastantes formaciones coralinas, en aguas cálidas, con temperaturas entre 22ºC a 25ºC en invierno y entre 28ºC a 30º en el verano.
De diciembre a febrero el agua se mantiene con poco sustrato en suspensión, siendo en esta época el momento de más transparencia del mar, ideal por lo tanto para la filmación y la fotografía.
Como he comentado anteriormente el navío estalló antes de su hundimiento por lo que en el fondo no encontramos la típica silueta de un pecio. La estructura externa, simplemente no existe.
Está divido en tres partes perfectamente diferenciadas, la proa, el centro del barco, la parte más espectacular del pecio con sus enormes calderas Normand que me recuerdan la turbinas de una aeronave, cuando he tenido la oportunidad de bucear en él, y la popa.
Se encuentra más o menor paralelo a la costa y se puede ver con facilidad diseminados cerca del pecio restos de proyectiles de mediano calibre de sus cañones de tiro rápido, algunos de ellos en perfecto estado de conservación y restos metálicos de lo que seguro fue su estructura.
CAZA TORPEDEROS PLUTÓN
El destructor Plutón la noche del 3 de junio de 1898 logró torpedear el carbonero norteamericano Merrimac abortando con su acción el intento de embotellar la escuadra de Cervera en la bahía de Santiago por las unidades de la marina norteamericana al mando del almirante Sampson.
El Plutón se encuentra tocando la línea de la costa frente a la playita de Buey Cabón, ya que su capitán lo embarrancó en ese lugar y debido a la falta de profundidad y a los envites del mar Caribe ya no queda pecio como tal sino algunos restos de sus máquinas, bielas, toberas, proyectiles y un sin fin de restos metálicos de lo que fue la estructura de aquel veloz, pero sin coraza, destructor, motivo para que no quede barco que bucear y es mas, debido a los cuatro o cinco metros de fondo arenoso a que se halla y a la proximidad de la costa se puede realizar la inmersión en él con la modalidad conocida como snorkel o apnea, es decir sin equipo de buceo autónomo debido a la poca profundidad a la que se encuentran los restos del navío de guerra.
No es necesario barco para afrontar su visita, a pie, modalidad conocida como de infantería, es suficiente.
No cabe duda que como en los demás pecios su encanto principal reside en su vertiente histórica, al igual que en el Furor hubo muertos y heridos de los miembros de su tripulación por lo que su buceo o simple inmersión con máscara, tubo y aletas sería un recuerdo, un pequeño tributo a aquellos hombres que supieron combatir con valentía y honor.
CRUCERO ALMIRANTE OQUENDO
„Prometo, como hombre honrado, como español y como marino, que aun á costa de mi vida sabré defender el honor de España. Ignoro lo que la suerte me tendrá designado; vamos á pelear contra una nación poderosa y ensoberbecida con sus riquezas; somos infinitamente más débiles que esos hombres falaces, en cuyo reto á nuestro país no veo el arranque noble del amor hacia su patria, sino la evidencia de su superioridad material; pero no importa... Sea cual fuere el resultado del primer encuentro, juro no arriar el pabellón español, y demostraré á ese enemigo odioso que los hijos de esta tierra hidalga saben morir antes que rendirse“.
Profecía del comandante del Oquendo Juan Bautista Lazaga y Garay que murió a bordo del crucero.
La situación del pecio del almirante Oquendo es frente a la playa de Juan González a unos cien metros de la orilla y a una profundidad de entre 8 y 14 metros. Se encuentra orientado norte sur y emergen casi en su totalidad el cañón González Hontoria de 280 mm de proa y parte del de proa, proporcionando una visión exterior espectacular.
El estado general del pecio es considerablemente buena dada la poca profundidad a la que se encuentra ya que está sometido a la presión de los rompientes de los temporales.
Se aprecia casi toda su eslora de 103 metros de longitud y se encuentra apoyado en su quilla sobre un lecho de arena.
La visión de las toberas de sus calderas es realmente magnífica.
Sin embargo el acceso al interior es interior es nulo porque la cubierta ha colapsado sobre el resto de la estructura.
Se aprecia aceptablemente el ancla y varios grilletes de la cadena.
La cofa con su mástil en buen estado de conservación transmiten un impacto emocional muy fuerte.
Teniendo en cuenta la proximidad de la costa el buceo del Oquendo se puede afrontar de dos maneras, de infantería o desde una embarcación, siendo la segunda la mejor opción ya que a veces el estado del mar dificulta bastante la entrada a pie y sin embargo desde una embarcación si el mar no está excesivamente bravo se puede realizar con tranquilidad.
Teniendo en cuenta la poca profundidad del pecio también puede visionarse con la práctica del snorkel.
CRUCERO VIZCAYA
Parte de Evans comandante del USS Iowa:
“El capitán Eulate se desprendió de su espada, la besó reverentemente y con los ojos brotando lágrimas me la entregó. Aquel hermoso acto quedaría indeleble para siempre en mi memoria. Salude al valiente español y no acepté su espada. En ese instante una formidable explosión anunciaba el fin del Vizcaya. El capitán Eulate volvió la cara y extendió los brazos hacia aquel lugar donde se produjera la detonación y gritó ¡Adiós Vizcaya! Y los sollozos ahogaron sus palabras.
Le ofrecí un puro de Cayo Hueso, dándole excusas por no tener algo mejor, Eulate me agradeció el gesto, se llevó la mano al bolsillo superior de donde sacó un habano Corona mojado como su uniforme y me lo entregó diciéndome, querido señor capitán yo dejé 15.000 de estos detrás de mi Vizcaya. Fue bien atendido, primero le revisaron las heridas y le entregué ropa de mi propio vestuario, con lo que se pudo cambiar para estar más seco y fue llevado al camarote que tenía dispuesto para él”.
Como dato curioso, Antonio Eulate comandante del Vizcaya era el abuelo del actual ministro de defensa español Sr. Pedro Morenés
Álvarez de Eulate.
El pecio del Vizcaya se encuentra frente a la playa del Aserradero como a una media milla de la costa, desde la carretera al igual que en el caso del Oquendo del cual era gemelo como también lo era el Infanta María Teresa, los tres cruceros del Nervión, se puede ver su cañón González Hontoria desde la carretera que bordea la costa pero desde mucha más distancia que en el pecio de Juan González.
El Vizcaya está incrustado en arrecife paralelo a la costa, la profundidad y las características de su buceo son muy parecidas a las del Oquendo pero éste tiene el encanto de formar parte del arrecife coralino que le proporciona una singular belleza. Sometido a fuerte temporales y al no estar al abrigo de la costa se encuentra más deteriorado que el del Oquendo.
Es todo un espectáculo introducirse en la barbeta del González Hontoria que permanece fuera del agua y tener la misma visión que tuvieron en su día los artilleros españoles.
También es impresionante recorrer su cubierta colapsada a lo largo de toda la eslora, por lo que no es posible bucear en el interior del pecio, y poder apreciar las varengas de su coraza de acero, sus calderas reventadas por la acción del mar y del tiempo y una de sus enorme anclas de almirantazgo de la que cuelga una cadena de inmensos grilletes.
Ni que decir tiene que dada la distancia del pecio respecto a la costa, se imprescindible el uso de una embarcación para afrontar su buceo.
También habría que tener en cuenta la distancia desde la bahía de Santiago que empieza a ser considerable si la comparamos con los pecios descritos anteriormente, el Vizcaya fue el segundo barco que más lejos llegó en su alocada carrera para intentar huir de sus perseguidores, sin conseguirlo obviamente.
CRUCERO ACORAZADO CRISTÓBAL COLÓN
Quiero destacar el pecio del crucero Cristóbal Colón ya que fue él el que me trajo por primera vez a Cuba en el ya lejano 1994 y es sin duda el que me unió y de alguna manera selló mi destino al de esta escuadra. Es, sin duda, la joya de la flota hundida.
Me parece maravilloso la forma que describió el buceo en el crucero Colón el comandante Cousteau en su documental “Cuba las aguas del destino”.
“Atravesando la barrera del tiempo, flotamos sobre la irreconocible chimenea que impulsó al Colón en una carrera por la supervivencia, que estaba perdida de antemano.
Perseguido, el pesado crucero, acabo sucumbiendo”.
Este acorazado de segunda clase construido en los astilleros Sestri Ponenti de Ansaldo en Genova, Italia, botado el 16 de septiembre de 1896 fue comprado por España ante la inminente guerra con los Estados Unidos. Navío de la clase Garibaldi, portento de la tecnología de su época siendo su velocidad 21 nudos y su coraza de acero níquel sus principales virtudes, su talón de Aquiles fue sin duda combatir sin sus cañones principales, de proa y popa, dos cañones Armstrong de 254 mm por no tenerlos instalados al declararse la guerra.
Durante el combate naval el Colón consiguió escabullirse y gracias a su velocidad, se dirigió hacia el Oeste a lo largo de la costa, con el vano afán de su capitán de escapar de sus perseguidores. Al agotarse el carbón de calidad, comenzó a disminuir su marcha y la escuadra enemiga acabó alcanzándolo, con 5 impactos menores en la banda de popa, Díaz Moreau decidió embarrancarlo, ordenó arriar bandera y abrir las válvulas de sentina. Impidiendo así que los norteamericanos se adueñaran de la nave y regalándole a los submarinistas un pecio simplemente maravilloso. Lo tiene todo para ser una de las mejores inmersiones en pecios, mar, profundidad, estado, etc…
Para mí, sin duda, es “el mejor pecio del mundo”.
A las 13.30 de aquel fatídico 3 de julio de 1898, el Colón era el último buque en arriar bandera española, paradójicamente un crucero de nombre Almirante Cristóbal Colón construido en la misma ciudad que había nacido el insigne navegante genovés que descubrió aquellas tierras para la Corona Española. Se cerraban así 406 años de presencia de España en América.
El pecio del Colón se encuentra al oeste de la desembocadura del río Turquino a unas 48 millas náuticas de la bahía de Santiago de Cuba y a unos 64 mts. de la costa. Sus restos se encuentran orientados de popa a proa tomando como referencia la fe de crujía del pecio a los 186º al Sur-suroeste a una profundidad entre 9mts. la popa y a 32mts. la proa. Además de la impresionante visión del pecio, especialmente su imponente proa al mar, pueden verse esparcidos, en su perímetro circundante, anclas, chimenea, proyectiles y herrajes.
La inmersión en el pecio del Colón no está exenta de peligros, un mar con olas de gran energía que pueden atrapar a los buzos más intrépidos que se aventuren a flanquear la auténtica pared de agua que se genera a la entrada de la Playa de La Mula. También hay que tener en cuenta que por encontrarse el pecio del Colón en la desembocadura de un río, sobre todo después de haber llovido, podemos encontrar una bóveda de sedimentos cubriendo el Colón, que hace que sea complicado o hasta que incluso se imposibilite el buceo hasta que no mejoren las condiciones de visibilidad.
Por eso este pecio es recomendable para buzos experimentados y siempre acompañados por guías locales especialistas en su buceo. Y aquí sin duda si disponemos de embarcación estamos facilitando inmensamente su buceo.
Otro inconveniente importante es la distancia a que está de la ciudad de Santiago de Cuba lo que le añade otra dificultad más pues es importante la logística para afrontar con éxito el buceo en el Colón.
La inmersión en el pecio debe ser realizada con absoluta calma para no remover el sedimento que vierte el río Turquino y así disponer de la máxima visibilidad posible que a veces, si el tiempo y el mar acompañan, puede ser de hasta de 30 metros, pudiendo así disfrutar del pecio en todo su esplendor.
Un posible recorrido realizando la inmersión desde una embarcación, sería iniciar el descenso sobre una enorme ancla de almirantazgo que se encuentra en la banda de babor del Colón de unos 5 metros de altura, que se halla semienterrada como si quisiera aún retener el barco fondeado y unida a unos 10 grilletes de cadena de gran calibre. Desde este punto nos dirigimos a la proa que está a unos 35 metros de distancia del ancla y a 27 metros de profundidad, la imagen es sobrecogedora y da la impresión de que el navío de guerra esté presto para el combate.
El pecio yace sobre un lecho de arena siendo su estado general bueno a pesar de los 117 años transcurridos desde su hundimiento.
La profundidad ha protegido al Colón de la erosión de las rompientes. Encontramos casi todo el pecio de una sola pieza su superestructura ha resistido el paso del tiempo y los envites de los huracanes, seguramente al estar construido en acero níquel le ha hecho menos vulnerable que los otros navíos, sus compañeros de infortunio.
El acero inoxidable de casi un pie de espesor de su coraza ha impedido que colapse su cubierta y es posible adentrase en su interior, pero eso sí con las máximas precauciones, y así poder sin duda disfrutar de lo que vamos viendo y que no deja de sorprendernos, encontramos escotillas de bronce, varias piezas de artillería Armstrong de 152 y 120mm, también algunos cañones de tiro rápido Nordenfellt de 57 y 37mm y muchas balas del calibre 7,62 para el fusil Mauser modelo 1893 y algunas de ellas dispuestas perfectamente en peines de 5 unidades.
Salimos de nuevo al exterior, ha sido nuestra guía con su haz de luz, por el orificio que se encuentra en babor y que practicó el equipo del comandante Jacques Cousteau para investigar el interior del pecio y puede que algo más, allá por los años ochenta del pasado siglo.
El Colón se encuentra escorado a estribor unos 30º con una misma torsión general en el mismo sentido, su exterior es un auténtico caos de hierros retorcidos pero podemos identificar lo engranajes y la torreta del cañón Armstrong de 254mm nunca instalado, las chimeneas caídas a estribor y la altura donde se encontraba el puente accedemos de nuevo al interior del pecio.
La popa se encuentra desprendida y se ven los inmensos engranajes que movía su eje y se aprecia claramente unos estabilizadores y restos diversos.
Hay muchos detalles que se no escaparán en esta inmersión pues con casi 7.000 toneladas de desplazamiento y 100 metros de eslora, el Colón da para muchos buceos y es por tanto una auténtica “Inmersión en la Historia”.