- Protegidas por únicas, por hermosas.
Santiago de Cuba posee un 17 % de su territorio dentro del Sistema Nacional de áreas Protegidas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente
Pocas veces en la vida se puede tener la envidiable oportunidad de contemplar árboles que han sido testigo del paso de miles de años; helechos arborescentes que logran rebasar los 20 m de altura; orquídeas floridas, frutas tropicales, y decenas de especies de aves, reptiles, mamíferos, anfibios...
Sin embargo, Santiago de Cuba ofrece ese privilegio, al poseer 17 % de su territorio dentro del Sistema Nacional de áreas Protegidas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Quiere decir entonces que se trata de sitios (pueden ser de significación local o nacional) que, amparados por la legislación, se consagran especialmente a la protección de los originales de la diversidad biológica, los paisajes y el patrimonio cultural asociado a estos.
Aunque siete zonas santiagueras aún aguardan por la decisión del Consejo de Ministros de la República de Cuba, hasta la fecha doce ya lucen dicha categoría, entre ellas el Parque Nacional Turquino, donde se encuentra la más desafiante altura de la Isla, el Pico Real del Turquino (1 974 m sobre el nivel del mar), ubicado, a su vez, en el mayor y más emblemático macizo montañoso de Cuba, la Sierra Maestra.
Compartido con la provincia de Granma, el Parque Nacional Turquino sobresale, además, por el hecho de que le brinda guarida a muchas especies endémicas, las cuales apuntalan los altos valores florísticos y faunísticos que distinguen a esta región, dueña al mismo tiempo de una riquísima historia.
Igual de infinita parece la naturaleza del Parque Nacional Pico Cristal, reserva forestal que se distingue por sus fabulosas maderas y el grado de conservación que evidencian sus bosques de pinares. Por esa razón obtuvo esa condición en el lejano año 1930, a pesar de que el gobierno del tirano Gerardo Machado jamás se ocupó de ella. Y no obstante, estos parajes que unen a Santiago y a Holguín, se conviertieron en los primeros en alcanzar legalmente la relevante categoría –como en otras naciones, el Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Cuba se empezó a conformar, a partir de los años 90 del pasado siglo, teniendo también en cuenta las consideraciones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Asimismo, en la parte oriental de la cordillera Sierra Maestra se hace muy visible otra Reserva de la Biosfera, declarada como tal por la UNESCO en 1989: el Área Protegida de Recursos Manejados Baconao (una de las seis existentes en la Isla y la que más población agrupa), que abarca unas 80 000 ha, desde las inmediaciones de la ciudad de Santiago de Cuba hasta limitar con la provincia de Guantánamo. La Reserva Natural El Retiro, la Reserva Ecológica Pico Mogote, el Paisaje Natural Protegido Gran Piedra y la Reserva Ecológica Siboney-Juticí, constituyen zonas núcleos en su interior.
Y justamente esta última, la Reserva Ecológica Siboney-Juticí, inauguró, en 2001, el hallazgo en Santiago de este tipo de áreas, debido a su rica biodiversidad, que encuentra amparo en las 33 cuevas existentes y en los matorrales costeros. De hecho, Siboney-Juticí constituye una de las dos que en nuestro país –que tiene la fauna más rica de murciélagos de las Antillas con un registro de 18 especies– le dan albergue a poblaciones de estos mamíferos (en este caso al 55 %).
Vale mencionar, además, al Paisaje Natural Protegido Carso de Baire, aunque todavía se halle entre las que espera por aprobación. Sucede que acoge, por ejemplo, a espectaculares mogotes cársicos, fundamentales a la hora de intentar conservar una zona que tiene un gran potencial para le realización de estudios científicos relacionados con la protección del entorno natural.