Los vinos son un mundo fascinante dentro de la historia y la cultura de muchas naciones. Tanto es así que por muchos siglos, vino, pan y aceite de oliva fueron el sustento de civilizaciones en el Mediterráneo y el norte de África.
El Habano Rey, en tanto americano de pura cepa, es esa solanácea que llevaría, primero en Europa y luego en el resto del mundo, a la dependencia de muchos de la nicotina, ya sea en forma de rapé o fumada como puro torcido.
A partir de los siglos XVIII y XIX en occidente, principalmente en las metrópolis y colonias, personas pudientes y de linaje aristocrático hicieron del hábito de fumar un momento de esplendor, vicio y justificación para libar bebidas alcohólicas. En ese entonces se  consumía no solo como producto originario  de fermentaciones sino fruto de las primeras destilaciones que por esa época, de forma incipiente, comenzaban su florecimiento. Las materias primas más usadas -procedentes de la vitis viníferas-, para la confección de vinos tranquilos, espumosos y fortificados -armañac, coñac y orujos- dieron a las reuniones políticas, de negocio o de placer, un marcado tono a partir del encuentro de culturas bien diversas.
Ya en los siglos XX y XXI la unión entre bebidas y puros deviene obligada referencia si de placer se trata: en la actualidad tiene gran vigencia esta fusión entre vinos de todos los estilos.
Mágica es la entrada en eventos sociales, almuerzos y cenas con Champagne Brut Nature o Brut, Prosseco o espumosos secos o semisecos de varias latitudes maridados con Petit Robusto de Hoyo de Monterrey o el Half Corona de H. Upmann.
Otra singular propuesta sería, a mediados de la comida tras el plato principal, maridar el Habano teniendo en cuenta la complejidad del menú y los vinos acompañantes de denominación de origen -Ribera del Duero, Rioja o Priorato; tintos de Burdeos, Borgoña o Ródano; medios cuerpos y full body del Piamonte o Toscana; grandes Cabernet Sauvignon o Syrah del Nuevo Mundo.
O si lo prefieren, puede quedar el encuentro con el Habano para el momento del postre, estableciendo  trilogías del paladar recurrentes e interesantes, que se complementan de forma atractiva con  vinos fortificados de Oporto, ya sea Old Tawny o Vintage; el icewine canadiense o norteamericano; Tokaji de Eslovaquia o de Hungría; o el Sauternes o Late Harvest chileno, donde entrarían buscando la perfección vitolas como Vigía de Trinidad, Wide Churchills de Romeo y Julieta o La Punta de San Cristóbal de La Habana.

A continuación algunas recomendaciones de maridajes de Habanos y vinos:
 - Vino tinto Dolmo y vino tinto Protos / Habano Epicure No. 2 Hoyo de Monterrey
 - Vino tinto Félix Callejo Crianza y vino tinto Conde de San Cristóbal Crianza/ Habano Open Master Montecristo

 

Habanos: An Approach to the Wine Realm
For centuries, people from the highest walks of life turned the habit of smoking into a moment of splendor and justification to sip alcoholic beverages. Well into the 20th and 21st centuries, the bond between liquors and cigars has panned out to be a mandatory reference when it comes to pleasure: today, this fusion between Habanos and wines of all styles remains as strong as ever.