Imágenes al gusto
LA GASTRONOMÍA HA SIDO UN TEMA RECURRENTE EN LAS ARTES VISUALES DESDE TIEMPOS PRETÉRITOS, CON CÁNONES ESTILÍSTICOS QUE HAN EVOLUCIONADO HASTA LA ACTUALIDAD
El componente de creatividad que implícitamente poseen las artes, constituye vía por excelencia para manifestar la apreciación de la realidad, percibida por los autores. La pintura así lo expresa desde tiempos inmemoriales. Basta remitirse a la prehistoria de la humanidad, cuyos primitivos testimonios afortunadamente se han conservado en las Cuevas de Altamira, ubicadas en la provincia de Cantabria, al norte de la península ibérica. Considerada la “Capilla Sixtina del arte rupestre”, posee entre sus representaciones una cacería de ciervos, suerte de tácita alusión y evidente intencionalidad del protagonismo de la alimentación como necesidad esencial para subsistir.
Con similar precepto del culto por la comida, estéticamente presentado, resultan disímiles los ejemplos que acumula la historia universal, sobre todo en las habitualmente llamadas naturalezas muertas, en inglés still life y en francés nature morte (2); aunque también se identifica como bodegones a las composiciones contentivas de frutos, carnes y bebidas, así como flores, utensilios y accesorios relacionados con la atención a apetitos fisiológicos y psicológicos. De hecho, los renombrados girasoles de Van Gogh están considerados como ejemplo de dicha modalidad.
Los bodegones datan de la antigüedad, cuando aparecen formando parte de la ambientación de las tumbas egipcias, al igual que en las culturas grecorromanas, con frescos ilustrativos respecto a qué consumían las clases pudientes de entonces.
Con cánones estilísticos que evolucionaron en cada época, continuaron produciéndose durante el medioevo y siglos posteriores, hasta la modernidad. Sus diseños, empleo de colores e iluminación han estado fundamentados en sugerir serenidad, satisfacción y armonía en sus conjuntos.
Este tipo de pintura no ha estado exenta de los trampantojos. Del francés trompe-l’œil, expresión equivalente a “trampa ante el ojo”, consiste en una técnica pictórica con pretensiones de engañar la mirada hacia un espacio determinado, manipulando el entorno arquitectónico o físico, mediante un hábil empleo de la perspectiva, el sombreado, los efectos visuales y el fingimiento. Varios ejemplos de dicha técnica pueden encontrarse también en ciertos bodegones. En la actualidad, ha tomado auge para la presentación de elaboraciones culinarias, con las cuales sus autores logran indiscutibles originalidades. “Juegan” visualmente con la percepción del presunto comensal, aparentando ser algo cuando por su composición es en realidad diferente. Por lo general, el chef consigue provocar la sorpresa en quien come, al hacer uso de una fértil imaginación, creatividad y talento.
Frecuente recurrencia a la gastronomía puede encontrarse en las artes visuales cubanas de diferentes cronologías y variados presupuestos comunicativos, principalmente a través de las frutas autóctonas y/o en combinación con singulares propuestas tomadas de la cotidianidad nacional.
Aun cuando “se salen” de los estilos expresivos que usualmente los identifican, a través de sus discursos gráficos destacan en esta temática notables pintores nacidos o naturalizado su quehacer en esta Isla Grande, como Leopoldo Romañach (Las Villas, 1862 – La Habana, 1951); Armando José Isabel García-Menocal, más conocido como Armando Menocal (La Habana, 1863 – 1942); Juan Gil García (España, 1876 – La Habana, 1932); Fidelio Ponce (Camagüey, 1895 – La Habana, 1949); Amelia Peláez (Las Villas, 1898 – La Habana, 1968); Wifredo Lam (Sagua la Grande, 1902 – París, 1982); Antonio Raimundo Gattorno Águila (La Habana, 1904 – Massachusetts, 1980); José Mariano Manuel Rodríguez, o simplemente Mariano Rodríguez (La Habana, 1912 – 1990); René Portocarrero (La Habana, 1912 – 1985); Flora Fong (Camagüey, 1949); José Roberto Fabelo (Camagüey, 1950); Arturo Montoto (Pinar del Río, 1953) y Maykel Herrera (Camagüey, 1979).
Llevar a lienzos y cartulinas asuntos sobre comer y beber, sin dudas refleja una suerte de marca cultural identitaria, no solo en materia de gustos para el cuerpo, sino también de una espiritualidad con sentido propio.
Notas:
(1) Fragmento de la intervención del Dr. Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en el espacio Dialogar, dialogar, de la Asociación Hermanos Saíz, realizado en la facultad de biología de la Universidad de La Habana, el 16 de mayo de 2017.
(2) En realidad, el término still se asume en su acepción de quieto, tranquilo, inmóvil. Es por ello que suele emplearse más correctamente la denominación de naturaleza estabilizada, en lugar de muerta.
Images Down to a T
Since the dawn of mankind, the visual arts have been the way of choice to represent topics related to gastronomy. Suffice it to say that the primitive paintings preserved in the Caves of Altamira depict a deer hunt as evidence of the primary role played by food in the need to survive.
The history of universal arts also showcases the use of so-called still life. This kind of painting has been no stranger to trompe l’oeil, a pictorial technique that has caught on for the presentation of culinary preparations.
The Cuban visual arts are also abundant of gastronomic references, especially by the hand of home-grown fruits combined with peculiar proposals taken out of our daily life.