Transgresora, audaz, atrevida. Así es la propuesta del Sr. Daniel Vuelta Fernández, Presidente del Grupo Palacio de Arganza y de Bodegas del Caribe, de convertir a la isla de Cuba en productora de vinos, desafiando con inteligencia y gracias a sus años de experiencia como viticultor a quienes creen que el trópico no es bueno para la vid. Desde el año 2002 el Sr. Vuelta Fernández comenzó el fomento de la siembra de uvas en la isla caribeña, adaptando unas nueve variedades para vino blanco y otras diez para tinto a las condiciones climáticas propias, y ya ha comenzado a producir los primeros caldos auténticos, que por el momento son mejorados con el fruto de sus excelentes cosechas en los viñedos de su propiedad en España, donde nacen vinos de la estatura de Palacio de Arganza o Señorío de Peñalba. “Esto lo hacemos con el propósito de darle más carácter, más personalidad a los vinos que elaboramos acá, aunque nuestro propósito final es que se elaboren con uvas ciento por ciento cubanas”. -¿No resulta demasiado atrevida la apuesta de producir vinos en el trópico, y específicamente en Cuba? -Creo firmemente que una de las cosas más importantes en la vida es descubrir algo, innovar, apostar por lo que nadie ha apostado nunca. Cuando yo empecé en el mundo de la viticultura a los 17 años no tenía conocimiento alguno, aunque sí una rica tradición heredada de mi padre, de mis abuelos. Fui aprendiendo con el tiempo, con mucho esfuerzo, dedicación, porque el mundo del vino no es trabajo de un día, sino de toda la vida. “Tenemos que superar muchos mitos alrededor de la viticultura. Cuba es una apuesta, sí, y arriesgada, pero no ha habido improvisación. Partimos de un estudio muy riguroso del clima, de las diferentes zonas del país, para escoger las más adecuadas para plantar la vid. Con las personas sucedió igual, aunque tenemos gente muy dispuesta a trabajar y aprender, con los cuales casi empezamos de cero, porque no se conocía nada de la viticultura. “Ha sido un trabajo paciente. Tuvimos que montar la infraestructura industrial que actualmente nos permite elaborar y envasar los vinos, pero también en la parte agrícola darle tratamiento a las uvas para que resistan los rigores del clima o fenómenos como los fuertes vientos e incluso huracanes. Pero todo lo hecho no es muy diferentes a lo que hace cualquier viticultor, ya sea en España o aquí”. Bodegas del Caribe, nombre de la empresa que produce y comercializa los vinos cubanos, tiene actualmente en su oferta desde la distribución de las marcas españolas Palacio de Arganza y Señorío de Peñalba, hasta los criollos jóvenes, tanto en variedades tintas, rosadas y blancas, de Señorío de la Antigua y Torre Múdejar, o el más acabado Castillo del Wajay y su más reciente creación, Marqués de La Habana, que promete convertirse en toda una revelación y llegar a ser un excelente Reserva. “No queremos solo producir el vino, asegura el Sr. Vuelta, sino fomentar la cultura que lo rodea, su consumo en Cuba y en todo el Caribe, una región que es muy generosa en su vegetación, y donde si bien no servirían todos los territorios para el cultivo de la vid, hemos visto que los ciclos de madurez de una planta son más cortos que en Europa y pensamos que pueden obtenerse en el futuro buenas producciones y de alta calidad. ¿Si el Caribe es tan rico en sus variedades de frutas, pues por qué no va a ser igualmente de maravilloso con las uvas si estas son bien cultivadas?” El proyecto, que ya comienza a ser mirado con respeto por sus resultados, ha logrado convencer a más de un incrédulo, dentro o fuera del país, y cada vez los vinos se comercializan con más fuerza e incluso se piensa en un futuro aumentar su distribución a otras naciones dentro del Caribe. “Tenemos muchos proyectos y esperanzas para el futuro, pero iremos paso a paso, analizando bien cada uno, y siempre pisando terreno firme. Lo logrado hasta ahora no es un milagro, sino hechos reales que pueden ser constatados por cualquiera, por eso estamos firmemente convencidos que el cultivo de la vid aquí no es una mala apuesta”. -¿Y llegarán los vinos cubanos a alcanzar la calidad de otros que se producen en el Nuevo Mundo, e incluso de los prestigiosos Palacio de Arganza y Señorío de Peñalba? -En mi vida como viticultor siempre he tenido una divisa: Elaboro el vino como si fuera para beberlo yo. Y me gusta el más bueno. Eso quiero lograrlo en Cuba.